lunes, 15 de agosto de 2011

La moda Lunes




Escrito por Jorge Luis González Suárez


Plaza de La Revolución, La Habana


15 de agosto de 2011


(PD) La moda es andar en el último grito. Puede que usted pegue el grito si algún familiar diga que quiere estar a la moda. Eso cuesta siempre más que un ojo de la cara.

Fashion es la palabra que se usa en Estados Unidos. Aquí decimos: “hay que ver la facha que tiene”.

Los cambios se muestran latentes. Antes éramos más conservadores. Hoy la gran mayoría se ha pasado al partido liberal. No importa la edad que tenga. Puede usar cualquier prenda aunque no sea propia de sus años. Si lo critican exprese: “yo no vivo con la gente”. Esto lo salva de cualquier opinión.

Combinar los colores era poseer buen gusto. Nadie se ponía una combinación rojo y verde. Era tildado de “cotorra”. Ahora mientras más tonos escandalosos tenga puesto se verá mejor. Así imita a los “papagayos”.

El sellito con la marca y la talla se arrancaban en el pasado. En los tiempos actuales, la mayoría del vestuario exhibe etiquetas, letreros y hasta consignas. La persona se convierte en una publicidad ambulante. Los fabricantes deben estar satisfechos. No necesitan gastar en promoción.

Cuando era niño, me llamaban la atención los llamados pitusas. Aquello era pecado. Eso era para mecánicos o personas muy humildes. Si hoy no tiene un jean de marca que cuesta hasta $20.00 cuc anda bien mal arreglado. Yo con 64 años tengo dos. Debo estar en la “onda”.

Vestuario con roturas, parches o zurcidos era inimaginable. Aquello se regalaba a pobres desamparados. O se botaba. La vestimenta actual trae sus huecos originales. Viene semi-desteñida. La posibilidad de desflecarla más queda a su agrado. La ropa no se pondrá vieja hasta que no sirva para nada.

La cintura ha perdido su posición anatómica. Pantalones para ambos sexos se usan a la cadera. Enseñar parte del atuendo interior es muy normal. Cantinflas al fin recibió el homenaje póstumo merecido.

La mujer, eternamente a la vanguardia en estas lides, ha roto todos los esquemas. Las trusas no tienen talla. Cada vez se usa menos tela para su confección. Las Evas modernas lo usan con doble finalidad: para tentar al hombre en la playa y en privado para hacer el amor. Podemos proclamar al hilo dental –como llaman a la pieza inferior del bikini- con un lema: “Ahorrar mucho más”.

La economía no se concreta a la orilla del mar. Cuba es un eterno verano. Mientras menos vestimenta, mejor. Ya podemos andar en short y camiseta en público sin sonrojarnos. Los pronunciados escotes permiten a las mujeres enseñar sus naranjas o melones sin recato. En cuestión de faldas, Mary Quant debió recibir un premio, no por inventar la minifalda, sino por legalizar el rascabucheo.

El calzado reciente sigue la línea de la desnudez. Sandalias y chancletas para hombre y mujer están generalizadas. El pueblo es un ejército uniformado. Prevalece en estos instantes el modelo “sandalia romana”. Cuando miro para los pies, creo estar en la Roma de Cayo Julio Cesar. Entre legionarios.

Tatuajes, aretes y gangarrias de todo tipo están a la orden del día. Volvemos a parecernos a nuestros primitivos aborígenes.

Las personalidades también influyen mucho en el vestirse. Pongámonos monos deportivos “Adidas”, a la usanza de nuestro “Comandante en Jefe”. Hay que estar en la última.

El cubano, considerado el latinoamericano mejor vestido antes por su elegancia y pulcritud, ha caído en el ridículo. Las carencias, los muy bajos salarios, los precios elevadísimos y alguna que otra influencia foránea, han conducido a una triste realidad: la imagen social decadente nos identifica en el mundo.

primaveradigital@gmail.com

Foto: Ainí Martín

Fiesta de fin de semana

No hay comentarios:

Publicar un comentario