jueves, 30 de abril de 2015

UN DIA COMO HOY, EN LA HISTORIA DE CUBA: REAL CEDULA.


POR: GUIJE CUBA


El 30 de abril en la Historia de Cuba

• 1560 -

- Real Cédula del 30 de abril de 1560:
De “Historia Documentada de San Cristóbal de La Habana en el Siglo XVI: Basada en los documentos originales existentes en el Archivo General de Indias en Sevilla” Tomo I, por Irene A. Wright, Imprenta El Siglo XX, República de Brasil 27, La Habana, editada en 1939, páginas 195-196.

   “Archivo General de Indias
   “Sevilla
   “Estante 79. -Cajón 4. - Legajo 2. - L. 4. -F. 78.
   “El Rey.
   “diego de maçariegos.
   “Rta

   “Diego de maçariegos nuestro gouernador de la ysla de cuba vi vuestra letra de XXIIII de hebrero deste año y he entendido el estado -en que anda la obra de la fortaleza que en esa villa de la hauana auemos mandado hazer / y de que se ayan traydo los esclauos que estauan en la ciudad de santiago para que trauajen en ello como se os enbio a mandar he holgado con ellos y con la mas gente que se pudiere auer procurareis que se haga todo lo mas que ser pueda de manera que con breuedad se pueda acauar que como abreis visto por la que os mandamos scriuir en veinte y ocho de diziembre del año pasado de quinientos y cincuenta y nueve aremos proueydo que el virrey de la nueua spaña y los nuestros officiales della enbien a esa ysla a poder de los nuestros oficiales della otros seis mill pesos para la dicha obra porque no falte dinero para ella.

   “2.-Ojo.-E por lo que vos e otras personas nos han scripto he sido ynformado que bartolome sanchez yngeniero anda diferente con los oficiales que andan en la dicha obra y que a causa desto no se haze lo que conviene y que tanbien el no es capaz para vna obra semejante y que sacados los cimientos encima de tierra / lo que restase por hazer lo podrian hazer dos maestros de canteria que ay estan que son francisco claros y pedro de aulestia y que tanbien el dicho yngeniero trata de que la dicha fortaleza tenga cient pies en alto y que la plaza que se le ha de -dar para el artilleria gruesa a de ser en lo alto de las bouedas y entendido todo esto / a parescido aca que si la traca esta en terminos / que no es menester el dicho yngeniero / y que lo pueden hazer los dichos dos officiales se venga el dicho yngeniero y no entienda mas en la dicha obra / y ansi os mando que proueais que se haga y deis horden que la dicha fortaleza se haga como convenga y que no vaya tan alta como el dicho yngeniero trataua de hazerla sino quanto vaste para descubrir el puerto que a vos como persona que tiene la cosa presente / tanta espiriencia de fortificaciones os lo Remito y cometo para que proueais que se haga como vieredes ser necesario y mías convenir que al dicho bartolome sanchez mando scriuir la que va con esta para que haga lo que vos le herdenardes y mandardes en su venida / y ansi el se podra venir quando a vos os paresciere y dareis / orden que sea pagado de lo que se le deuiere de su salario y sino / ouiere en esa ysla de que lo pueda ser lo cobrara de los officiales de tierra firme conforme al despacho que para ello tiene / y por nuestro seruicio que proueais como se de en la obra dicha toda la prisa posible y que en nuestra hazienda aya todo buen Recaudo de manera que no se gaste cosa mal gastada . ni superfula que de lo que en ello travajardes se terna memoria para que Reciuais merced como es justo.

   “3.-Y de las nuevas que dais de lo florida tengo contentamiento siempre que tengais algunas otras de aquella tierra nos auisareis dello y a la gente que alli esta faborecereis dende ay en lo que se ofreciere. /

   “4.-Sobre lo de la ayuda de costa que peáis que se prouea de allcaide para esa fortaleza se proueera con breuedad lo que conuenga de toledo A postrero de abrill de mill y quinientos y sesenta años yo el Rey Refrendada de Erasso señalada de don Juan vazquez agreda castro Valderrama.”

UN DIA COMO HOY, EN LA HISTORIA DE CUBA: REAL CEDULA.

POR: GUIJE CUBA


El 30 de abril en la Historia de Cuba

• 1560 -

- Real Cédula del 30 de abril de 1560:
De “Historia Documentada de San Cristóbal de La Habana en el Siglo XVI: Basada en los documentos originales existentes en el Archivo General de Indias en Sevilla” Tomo I, por Irene A. Wright, Imprenta El Siglo XX, República de Brasil 27, La Habana, editada en 1939, páginas 195-196.

   “Archivo General de Indias
   “Sevilla
   “Estante 79. -Cajón 4. - Legajo 2. - L. 4. -F. 78.
   “El Rey.
   “diego de maçariegos.
   “Rta

   “Diego de maçariegos nuestro gouernador de la ysla de cuba vi vuestra letra de XXIIII de hebrero deste año y he entendido el estado -en que anda la obra de la fortaleza que en esa villa de la hauana auemos mandado hazer / y de que se ayan traydo los esclauos que estauan en la ciudad de santiago para que trauajen en ello como se os enbio a mandar he holgado con ellos y con la mas gente que se pudiere auer procurareis que se haga todo lo mas que ser pueda de manera que con breuedad se pueda acauar que como abreis visto por la que os mandamos scriuir en veinte y ocho de diziembre del año pasado de quinientos y cincuenta y nueve aremos proueydo que el virrey de la nueua spaña y los nuestros officiales della enbien a esa ysla a poder de los nuestros oficiales della otros seis mill pesos para la dicha obra porque no falte dinero para ella.

   “2.-Ojo.-E por lo que vos e otras personas nos han scripto he sido ynformado que bartolome sanchez yngeniero anda diferente con los oficiales que andan en la dicha obra y que a causa desto no se haze lo que conviene y que tanbien el no es capaz para vna obra semejante y que sacados los cimientos encima de tierra / lo que restase por hazer lo podrian hazer dos maestros de canteria que ay estan que son francisco claros y pedro de aulestia y que tanbien el dicho yngeniero trata de que la dicha fortaleza tenga cient pies en alto y que la plaza que se le ha de -dar para el artilleria gruesa a de ser en lo alto de las bouedas y entendido todo esto / a parescido aca que si la traca esta en terminos / que no es menester el dicho yngeniero / y que lo pueden hazer los dichos dos officiales se venga el dicho yngeniero y no entienda mas en la dicha obra / y ansi os mando que proueais que se haga y deis horden que la dicha fortaleza se haga como convenga y que no vaya tan alta como el dicho yngeniero trataua de hazerla sino quanto vaste para descubrir el puerto que a vos como persona que tiene la cosa presente / tanta espiriencia de fortificaciones os lo Remito y cometo para que proueais que se haga como vieredes ser necesario y mías convenir que al dicho bartolome sanchez mando scriuir la que va con esta para que haga lo que vos le herdenardes y mandardes en su venida / y ansi el se podra venir quando a vos os paresciere y dareis / orden que sea pagado de lo que se le deuiere de su salario y sino / ouiere en esa ysla de que lo pueda ser lo cobrara de los officiales de tierra firme conforme al despacho que para ello tiene / y por nuestro seruicio que proueais como se de en la obra dicha toda la prisa posible y que en nuestra hazienda aya todo buen Recaudo de manera que no se gaste cosa mal gastada . ni superfula que de lo que en ello travajardes se terna memoria para que Reciuais merced como es justo.

   “3.-Y de las nuevas que dais de lo florida tengo contentamiento siempre que tengais algunas otras de aquella tierra nos auisareis dello y a la gente que alli esta faborecereis dende ay en lo que se ofreciere. /

   “4.-Sobre lo de la ayuda de costa que peáis que se prouea de allcaide para esa fortaleza se proueera con breuedad lo que conuenga de toledo A postrero de abrill de mill y quinientos y sesenta años yo el Rey Refrendada de Erasso señalada de don Juan vazquez agreda castro Valderrama.”

CAMPAMENTO DE VUELTA CORTA

POR: GUIJE CUBA


El 30 de abril en la Historia de Cuba


• 1895 -

Diario de José Martí en Cuba.

José MartíMáximo Gómez y acompañantes en el campamento de Vuelta Corta.

UN DIA COMO HOY, EN LA HISTORIA DE CUBA: CACARAJICARA.

POR: GUIJE CUBA


El 30 de abril en la Historia de Cuba

• 1896 -

Antonio Maceo en Cacarajícara, Pinar del Río.

- José Miró Argenter en “Cuba Crónicas de la Guerra (La Campaña de Occidente) - Tomo II: Segunda Edición” de la Editorial Lex, 1942, páginas 226-233 describe estos acontecimientos del 30 de abril de 1896 en la Historia de Cuba:

   “Ansioso Maceo de darles la bienvenida a los expedicionarios de la Competitor, procuraba informarse por todos los medios de la dirección que tomó el coronel Juan Ducasse, con quien estaban aquéllos, y con este fin siguió por el camino real de las Pozas, guiando la marcha el teniente coronel Socarrás, que conocía el territorio palmo a palmo. Desde nuestra partida de Buenavista en la mañana del 27, habíamos recorrido un largo trayecto de la comarca de Bahía Honda, haciendo ligeras paradas en San Ignacio, Sitio Marrero y Soledad, aunque sin resultado positivo para el objeto principal de nuestra excursión. Nos hallábamos muy cerca de las Pozas cuando los confidentes de Socarrás trajeron la noticia de que una columna española hacía rancho en dicho caserío, y que la Vanguardia ocupaba los linderos de una finca más inmediata. Con estas noticias se apartó Maceo del camino real para reconocer el campo enemigo, y provocar el combate si se ofrecía oportunidad. Los guerrilleros que salieron a escudriñar las viviendas de los contornos, halláronse de sopetón con nuestros exploradores en la misma entrada de la finca de labranza; los disparos debió oírlos el jefe de la columna desde las Pozas, puesto que, transcurrida media hora, el fuego más nutrido de la tropa de línea, indicaba que Suárez Inclán tomaba parte e la función. Colocó Maceo la gente en unos matorrales contiguos y sostuvo con ardimiento la pelea, haciendo fuego personalmente; un proyectil le destrozó la caja del maüser con que disparaba. Faldeando una loma que nos ocultaba del enemigo, y después de practicados los reconocimientos indispensables, nos situamos en la finca Tres Palmas, a dos kilómetros del campamento español. Allí supimos con toda exactitud que el jefe de la columna era el general Suárez Inclán. La partida de dicho jefe desde Bahía honda, hacia el noroeste de la provincia, dejando la operación cotidiana de Tapia, obedecía sin duda a otro plan táctico, cuyo objetivo no podía colegirse en aquellos momentos. Oyendo Maceo la opinión autorizada de Socarrás, destacó al coronel Sotomayor para Cacarajícara a fin de que estuvieran apercibidos los guardianes del campamento. Suárez Inclán no podía saber que Maceo andaba por las inmediaciones de las Pozas, toda vez que el día 26 lo dejó en las lomas de Tapia y, por lo tanto, el jefe español, al moverse en dirección inversa, lo hacía con el propósito de tomar por sorpresa el campamento de Cacarajícara y darle una batida en regla al cabecilla Socarrás. Los realistas de Bahía Honda y de la Palma aconsejaban continuamente al general español que espantara a Socarrás de aquellas zonas, por ser un faccioso temible y de grande influencia entre los campesinos del término.

   “Muy temprano, el día 30 de Abril, salió Maceo con algunos oficiales a practicar un reconocimiento sobre las Pozas, en donde quedó Suárez Inclán al terminarse el combate anterior. Durante el reconocimiento se divisaron algunos grupos de soldados, retaguardia de Suárez Inclán, los cuales fueron tiroteados por la gente que iba con Maceo. El teniente coronel Socarrás hizo notar al general Maceo que la columna española no llevaba otra dirección que la del campamento de Cacarajícara; dato seguro que sirvió a Maceo para marchar con toda rapidez hacia dicho lugar, aprovechando todos los atajos a fin de ganarles la delantera a los españoles, al frente de los cuales iba Suárez Inclán, jefe experto y temerario. Con Maceo, iban José Miró y el estado mayor, Quintín Bandera, Sánchez Figueras, Benisno Ferié, Basart y una escolta de cuarenta individuos, además de Socarras y algunos oficiales del regimiento de Cacarajícara. Llevaba, pues, Maceo, un escuadrón compuesto de oficiales probados, y aun cuando no llegaban a 150 hombres los componentes de su séquito, eran bastantes para medir las armas con los aguerridos batallones de Suárez Inclán en cualquier paraje de aquellos desfiladeros. Maceo, muy impaciente, aceleraba el paso para reconocer el cuartón de Cacarajícara antes de que llegaran allí los españoles, y disponer lo necesario para que el pleito les fuera costoso. A nuestra llegada a Cacarajícara no se halló ningún indicio de que los españoles hubiesen explorado el campamento, casi desprovisto de defensa, puesto que contaba únicamente con 25 hombres de las fuerzas de Socarrás para la vigilancia de un vasto espacio. Con el refuerzo que llevó Maceo, el destacamento formaba el total de 170 hombres, ni uno más. La posición de Cacarajícara era bastante ventajosa para resistir la cometida de fuerzas mucho más superiores; pero tenía el grave inconveniente de ser accesible por tres lugares distintos, y, por lo tanto, difícil de sostener con un puñado de hombres si no quedaban cubiertas las tres entradas del campamento. Por lo demás, la posición era inmejorable por sus parapetos naturales; desde ellos, un centenar de hombres decididos, podía causar grave daño a un enemigo diez veces mayor, siempre que este acometiera por un solo acceso. Cacarajícara es una loma de dos leguas de extensión, muy feraz, por cuyo fondo serpentea el río, con algunos espacios cubiertos de bosque. Pertenece al grupo orográfico oriental, o sea la cordillera del Rosario, Sur de Bahía Honda.

   “Serían las nueve de la mañana. Maceo, que había examinado el caminó de Cacarajícara a las Pozas, se adelantó con veinte hombres hasta el retén de vanguardia, constituido por soldados de Socarrás; y a poco de encontrarse en aquel sitio, divisó el primer grupo enemigo, que avanzaba sigilosamente. Sin duda, los guías de la columna española sospecharon que allí, poco más o menos, estaría la primera guardia insurrecta, de Cacarajícara. Hizo fuego el centinela (un turco), y todo el retén disparó sus fusiles, a una indicación de Maceo: fue esta la primera emboscada. Enfiló sus fuegos la vanguardia española, aunque sin avanzar, sorprendida tal vez por la firmeza del contraste. El camino formaba una curva, y Maceo, que había observado y medido aquel tramo peligroso, desde donde los españoles podían barrer las emboscadas, dispuso acto continuo que toda la gente saliera del lugar, para reforzar la segunda emboscada, que momentos antes colocó nuestro experto General a unas cien varas de la primera, y fuera de la curva que formaba el camino. La cuestión fue más enconada al aproximarse los españoles a este paraje, porque el monte no les permitía el flanqueo y las ligeras inclinaciones de la serventía eran favorables a nuestros tiradores, que apuntaban con toda seguridad. Aunque el fuego de los españoles era estrepitoso, no les facilitaba el avance, porque recibían de frente y por los costados los fusilazos bien dirigidos de nuestra tropa, intacta todavía. La cuarta emboscada la situó Maceo en el centro del camino, amurallado de peñascos y maleza brava. Durante quince minutos dominó el silencio del bosque; de pronto, se oyó perfectamente esta frase: ¡Alto la infantería! Era, sin duda, la voz de un oficial que tenía la misión de adelantar la pieza de artillería para despejar el camino. Transcurrieron diez o doce minutos más, y bajo esta nerviosa inquietud, Maceo, cuyo temperamento no le permitía la espera, levantó la cabeza para escudriñar el campo y distinguió, a muy pocos pasos de nuestro parapeto, dos hileras de soldados con las armas prevenidas, y también escudriñadores, el cañón no estaba aun emplazado. Disparó Maceo, que era zurdo, y su hombro derecho sirvió para que en el apoyara la carabina el oficial que estaba más próximo. Los españoles contestaron con una granizada de proyectiles, parapetados a uno y otro lado del camino. En esta crisis de la refriega, Maceo y sus acompañantes echaron mano al revólver y se gritó ¡al machete! porque se habían agotado las municiones y se hacía necesario atemorizar al enemigo para que no prosiguiera el ataque; pero en estos momentos de suprema ansiedad, viendo Maceo que se le escapaba la presa, llegó al sitio de las emboscadas el coronel Juan Ducasse, con un refuerzo de 150 hombres de infantería y algunos centenares de cartuchos de la expedición de la Competitor: refuerzo tan oportuno sirvió para completar nuestra victoria y el desastre, ya iniciado, de los españoles. El general Maceo, trocando en alegría su pesadumbre, ordenó que todos los combatientes pasaran a una trinchera que guardaba la entrada del campamento de Cacarajícara, y siempre previsor, dispuso que parte de la tropa del coronel Ducasse fuese a cubrir las otras dos entradas de la sierra, para en el caso de que las fuerzas españolas efectuasen el ataque combinadas. Aquella trinchera no ofrecía grandes seguridades; construida con troncos de quiebrahacha, y cerrada por el frente y los costados, era, sin embargo, un fuerte valladar para detener el avance de uno o dos batallones de infantería, y ofrecía la ventaja de no ser accesible más que por el sendero que traía Suárez Inclán, pues a corta distancia de este reducto estaba el lecho del arroyo con sus defensas naturales. Acudieron 60 hombres a la trinchera, bien pertrechados, y otra fracción de 40 hombres quedó con el general Maceo en el ángulo del camino para que la columna española fuese batida por dos fuegos convergentes. Volvió a dominar el silencio. De pronto, una granada pasó rozando las trincheras; nadie se movió, porque Maceo había dado la orden terminante de que no se repeliera la agresión mientras los contrarios no fueran al asalto y tocaran con sus fusiles el maderaje de la trinchera. Sonó otro cañonazo, y a esta advertencia uno de los nuestros levantó el cuerpo para observar la posición del enemigo; sin poder contenerse disparó su carabina, y ya fue necesario romper la consigna porque los soldados españoles estaban allí mismo, a treinta varas del reducto, el cañón en batería, un oficial, ex táctico, junto a la pieza, y desembocaba el peonaje con los fusiles dispuestos, esperando el toque de corneta. Todo el mundo hizo fuego a su arbitrio, los que se hallaban en la trinchera y los que estaban con Maceo a un lado del camino. Cayeron los soldados como espigas segadas por la hoz; el oficial de artillería cayó redondo, y con él fueron barridos los artilleros que manejaban el cañón. En vano dos comandantes de infantería hacen esfuerzos considerables para que la tropa avance sobre la trinchera; el cañón no dispara ya, y únicamente las descargas de fusilería suenan a mayor distancia, porque la compañía que se ha desplegado por el frente de nuestro parapeto, está en cuadro, diezmada por el plomo de nuestros tiradores. Maceo exclamó: ¡Qué cáscara de jícara!... La satisfacción de nuestro caudillo se comunicó rápidamente a los subalternos, que prorrumpieron en vítores entusiastas. Maceo, ahora sin altivez, porque sentía inmenso júbilo, mandó que se dejara la trinchera para situarnos en las márgenes del arroyo, creyendo que el jefe de la columna española llegaría hasta el fondo, para complemento del desastre. Pero el general Suárez Inclán, aterrorizado tal vez por los efectos de la batida, mutilada la dotación de artillería, y exánimes los soldados que fueron al asalto, quedóse en la trinchera abandonada por los insurrectos, viendo la manera de salir del atolladero y de evitar las más graves consecuencias de la derrota. A las dos de la tarde, en vista de que el enemigo no daba señales de renovar el ataque. Maceo adelantó los destacamentos de vanguardia hasta la inmediaciones de la trinchera, a fin de que no cesara la, hostilidad mientras Suárez Inclán permaneciera en Cacarajícara. El tiroteo continuó durante toda la tarde y primeras horas de la noche. Poco antes de ponerse el sol, los españoles trataron de despejar la parte más elevada del campo insurrecto, con la manifiesta intención de colocar los retenes nocturnos. Embistieron con intrepidez, a pecho descubierto, pero con igual resolución les cayó la tropa cubana, cuesta abajo de la serventía, sin que pudieran los españoles volver por el desquite. Nuestras guardias se situaron a quinientos metros de las del enemigo.

   “A las tres de la mañana un fuego estrepitoso de fusilería alarmó nuestro campamento. Maceo montó en seguida a caballo y encaminóse al punto más avanzado, en donde obtuvo la casi seguridad de que la columna española trataba de ponerse en marcha y hacía simulacros de lucha para ganar tiempo y espacio, a fin de que los claros del día la encontraran fuera del alcance de nuestra tropa. Era de colegir que durante la noche, Suárez Inclán había dispuesto la ambulancia para que marchara con la vanguardia por el camino de Bahía Honda, evitando de esta manera el más sensible de los desastres. Tal vez adivinó que Maceo se encontraba en Cacarajícara por la clase de resistencia que halló en las diferentes emboscadas y tal vez se cercioró de ello por las aclamaciones que partieron de los insurrectos alborozados por la victoria. De todos modos, la partida del general español bajo las tinieblas de la noche fue, sin duda, la determinación más juiciosa, puesto que se hallaba a una jornada de Bahía Honda, pero de camino muy quebrado, con la necesidad de resguardar los heridos, y sin poder eludir combate si era divisado por los insurrectos. Crítica fue la situación de Suárez Inclán durante la noche del 30 de Abril, y podía ser aun más grave si la vanguardia de Maceo lograba ocupar con antelación la ceja de monte con que termina el desfiladero de Cacarajícara por el lado de Bahía Honda. No le quedaba al jefe español otro recurso que emprender la marcha de madrugada, como así lo efectuó, con singular destreza. También Maceo con algunas horas de anticipación envió correos al coronel Sotomayor a fin de que estuviera al acecho desde la madrugada, y para que no hubiera errores de orientación, le determinó el lugar de las emboscadas y el rumbo que indefectiblemente llevarían los españoles al partir de Cacarajícara, por cuanto allí no habían de quedarse.

   “Muestra gente empuñó las armas para seguir la huella del enemigo, que llevaba la dirección de Bahía Honda. Amanecía; los españoles habían dejado el campo y destruido la trinchera, pero no pudieron borrar las señales de la hoyanca. Algunos cadáveres estaban a flor de tierra, otros, debajo de los troncos que nos sirvieron de parapeto. Maceo dejó una sección para que examinara el vivac de los españoles, y él tomó resueltamente la ofensiva contra la retaguardia de Suárez Inclán. Las primeras emboscadas fueron deshechas por nuestros tiradores. Marchaba Maceo a la cabeza de sus heroicos soldados, con el rifle en la mano, a pie; a su lado, Socarrás, de guía, el Estado Mayor, el general Bandera y los demás componentes del escuadrón de vanguardia, todo el mundo a la desfilada. Poco antes de terminar el sendero, Socarrás advirtió al General que debía tomarse por uno de los travesíos de la derecha para evitar las emboscadas que, a su juicio, tendrían los españoles en un cayo de monte contiguo al desfiladero. El General desoyó la advertencia y mandó que la infantería de Ducasse flanqueara aquella posición, sin demora alguna. Los españoles, ocultos en la arboleda designada por Socarrás, nos enviaron una rociada de plomo y resistieron algunos momentos. Veíanse ya los claros de un espacio, casi limpio de maleza, por donde apresuraba el paso la retaguardia de Suárez Inclán. Más allá estaba el centro de la columna en orden de combate, en espera de la retaguardia que se defendía con denuedo de sus perseguidores. Maceo dio entonces muestras de impaciencia, porque Sotomayor no se encontraba en aquel lugar, en donde hubiera impedido el paso a la columna, o por lo menos, copado la retaguardia. Socarrás se adelantó a caballo para lidiar a brazo partido con los españoles, y recibió un balazo mortal.

   “Alcanzada de nuevo la columna en loma Redonda, tuvo necesidad de replegarse y quemar el último cartucho para defender el convoy de los heridos. Durante media hora el fragor de la pelea ensordece a los combatientes; el fuego de la infantería española es muy espeso, baña todo el frente de la línea cubana, pero no amedrenta a los soldados de la Invasión que rivalizan con los mejores de España, los que aun sostienen el honor de la bandera y afirman la valentía sobre el último reducto de la tribulación, casi todos mutilados por el plomo insurrecto. Este postrer esfuerzo es el más admirable, porque las cajas de las municiones están poco menos que exhaustas; y no hay capitanes de compañía que mantengan la cohesión y el nervio de la defensa. No hay clarines bélicos que lancen al aire sus agudas notas para inflamar los corazones de los soldados, ni comandantes de batallón que puedan apreciar la magnitud del esfuerzo; pero las escuadras y las secciones combaten con gallardía para no rendir la bandera del regimiento, de la que tratan de apoderarse los bravos soldados de Maceo, mientras tremolan la insignia de Cuba libre y la clavan sobre el muro agreste del disputado redondel. El sitio es memorable en los anales de la independencia, pues sobre estas mismas colinas enarboló el pendón de Cuba libre el bizarro general Narciso López. Después de esta gloriosa ostentación, gracias a la cual la columna española ha podido salvar los heridos, se precipita hacia los cuarteles de Bahía Honda por las inmediaciones de la playa, esquivando los parajes montuosos, y entra a retazos en el caserío, completamente quebrantada. El jefe de ella, el general Suárez Inclán, no sabe sino ya muy entrada la noche el número de soldados que ha perdido: toda la oficialidad ha quedado fuera de combate.”

- Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 247-248 nos describe los acontecimientos del 30 de abril de 1896 en la Historia de Cuba:

   “Maceo y sus edecanes estuvieron atentos a las posibles maniobras del enemigo hasta el 30 de abril de 1896. Reconocieron al campo de Las Pozas, donde habían sostenido polémicas la víspera. Comprendieron que la columna de Suárez Inclán se encaminaba al campamento de Cacarajícara. Carlos Socarrás, el intrépido y entendido libertador, hizo notar a Maceo la probabilidad del ataque de Cacarajícara por los españoles. Y uno y otro, cada quien en su esfera de acción, se aprestaron a impedir la realización de los propósitos del adversario. En aquellos momentos Cacarajícara ara una posición magnífica para los insurrectos. Pero, si grande ara la importancia del vivaque, no la fue ciertamente en zaga al esfuerzo realizado por Maceo para oponerse a la embestida enemiga.

   “Ciento setenta hombres tan solo pudo reunir al Lugarteniente en Cacarajícara la mañana del 30 de abril de 1896. Mas bastaban ellos, entre los que se encontraban Quintín Bandera, José Miró, Silvario Sánchez Figueras y Carlos Socarrás, para convertir al campo insurrecto en valladar infranqueable. El patriotismo de los cubanos se hizo allí muralla. Se peleó con denuedo. Se infirió al enemigo grande estrago. Después de la resistencia extraordinaria de que Maceo dio muestras en las lomas de Tapia, hasta convencer a los españoles de que en vano insistirían en el ataque para ponerlo en retirada, la acometida de Cacarajícara vino a ser complemento de la prueba de que al ilustra caudillo se mantenía invicto.

   “La mañana había avanzado bastante cuando las huestes de Maceo se hallaron frente a frente de la columna de Suárez Inclán. Maceo, adelantándose por uno de los tres accesos al campamento de Cacarajícara, dispuso algunas emboscadas. A despecho de la actitud agresiva de los españoles y de lo estrepitoso de su fuego, los insurrectos los superaron, conteniéndolos e infiriéndoles pérdidas considerables.

   “El silencio de un cuarto de hora fue presagio de terrible arremetida por ambas partes. Los españoles, acercándose con desenfado a las filas insurrectas, hicieron alto a pocos pasos de éstas. Maceo, personalmente, reanudó el duelo. Pero el tiroteo duró escaso tiempo: las municiones estaban agotadas. El Lugarteniente se aprestaba a cargar al machete sobre enemigo tan temerario cuando la llegada del coronel Juan Ducasse, con ciento cincuenta hombres y parte de las municiones salvadas de la expedición de la Competitor, deparó nuevo giro a la situación. Maceo, jubiloso, reaccionó, ante refuerzo de tal naturaleza, sin dar paz a su espíritu ni descanso a los recién venidos. Estuvo presto a lograr la victoria de las armas cubanas. Aprovechó la trinchera que guardaba la entrada del campamento, la convirtió en valladar seguro, acudió a imposibilitar de antemano todo avance del adversario y, enardecidas sus tropas no menos que él, acabó por asestar costosa derrota a la columna de Suárez Inclán, cuyas bajas, tanto en oficiales como en soldados, fueron considerables. La acción de Cacarajícara constituyó una hazaña gloriosa de los libertadores.”

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Alarmantes y siniestros paralelos, editorial 374



Cuba actualidad, La Habana, Cuba, (PD) Un trabajo publicado en el diario oficialista cubano número uno, Granma, órgano oficial del único y gobernante Partido Comunista, marca pauta y un paralelo escalofriante.
El trabajo en cuestión es, “Lenin, su pensamiento económico presente en la actualización del modelo económico”. Fue publicado el miércoles 22 de abril, con motivo de que conmemoraban el natalicio en 1870, del archi-asesino Vladimir Illich Ulianov, más conocido por su seudónimo, Lenin.
Su autor, Carlos M. García Valdés, hace un interesante paralelo entre la actualización del modelo económico promovida en la actualidad por el régimen militar cubano y la NEP, aquel conjunto de medidas económicas promovidas por Lenin, en momentos en que de acuerdo a lo señalado por el autor, “el país quedó devastado, la economía fatigada, el hambre se acentuó en muchas regiones del vasto país”.
Ciertamente, las circunstancias en ambos entornos son muy parecidas.
El proceso de actualización del modelo económico, promovido por la élite verdeolivo, trae un agregado añadido de maquillaje para el esquema totalitario y antidemocrático impuesto al pueblo cubano.
Como para que no quede duda razonable, el autor destaca en el interesante paralelismo que ofertó, un hecho sobre NEP que enunció como, “una nueva relación con los campesinos y con el capitalismo de Estado”. ¿Qué les parece?
Lo que el autor no aclara en su trabajo es que la NEP fue el preludio de una pesadilla mucho peor que todo el horror del leninismo. NEP fue el preludio del estalinismo. Entonces, preguntémonos: ¿Qué preludiará para Cuba y su pueblo la ‘actualización del modelo económico’? ¿Puede alguien asegurar que sobrevendrá algo mejor que lo ya conocido?
Bueno sería recordar que cuando se habla sobre la exigencia de derechos humanos y libertades civiles en Cuba, no se habla de meras concesiones a esperar del régimen cubano, que llegarán inexorables como la muerte. Es acerca de un régimen militar totalitario y son asuntos que conciernen a la naturaleza de su sistema político. Se trata de control totalitario, enajenante y absoluto. Del poder de un solo partido, de mantener maniatada la sociedad civil. Del monopolio de los medios de comunicación.
Entonces, es por esto que Raúl Castro se ha mostrado intransigente y afirma que el sistema no cambiará. Viene a colación la referencia literaria con aquella novela italiana de Lampeduza, ‘El gatopardo’. Allí, un personaje habla de la necesidad de ‘cambiarlo todo’ para que todo quede igual.
La comparación hecha desde el oficialista Granma entre aquella NEP que allanó el camino al horror de Stalin y la ‘actualización del modelo económico’ mantiene en pie una más que siniestra interrogante. En Rusia todo resultó peor. Entonces, ¿cómo resultará por acá?
Esperemos que quienes han contribuido, contribuyen y contribuirán a materializar la pesadilla por venir, lo tengan en cuenta. Esperemos que en un futuro previsible no sean olvidados. Que compartan nicho de ignominia con Daladier y Chamberlain.
No es lo mismo negociar con dictadores bananeros de pacotilla como los Somoza, Duvalier o Trujillo, que hacerlo con Stalin, Lenin, Hitler, Mao, los Castro, los Kim, etc.
Cuba y Estados Unidos se encuentran apenas a 90 millas. Esto en su momento fue determinante para que en los tiempos idos de la Guerra Fría se convirtiera en el preciado portaaviones que fue para el imperio soviético de entonces. Esta premisa marcó durante la Guerra Fría el discurso Cuba-USA. Esta determinante geográfica no ha cambiado, ¿serán diferentes los planes del naciente y agresivo imperio ruso a los que sostuvo el anterior imperio soviético? ¿Piensa Raúl Castro distanciarse de los rusos y jugar la carta yanqui?
Otro punto de interés lo constituye la creencia de algunos sobre que los espacios semi-abiertos a la economía de mercado y la supuesta reforma política pasarán sobre los límites que impone un sistema de partido único. Esto ciertamente no creará mejores condiciones para el pueblo cubano, aunque si para los dos gobiernos y los escogidos por estos dentro y fuera de la Isla.
De esta forma y con la exclusión formal y de hecho del pueblo cubano, los dos gobiernos, el exilio, (los cuatro o quizás seis gatos que toman decisiones) la oposición aprobada por este exilio y hasta por el gobierno castrista, quizás construyan formas más plurales de dirimir sus diferencias. Esto podrá tener lugar en estas condiciones, aunque siempre con la exclusión formal y real del pueblo cubano, que no parece importarle mucho a ninguna de las partes en conflicto.
Para Cuba actualidad: primaveradigital2011@gmail.com

La iglesia y la sociedad civil



374_-Tokes_Laszlo_2007-wikipediaCuba actualidad, El Vedado, La Habana, (PD) Se refiere en Mateo 16:18 que Jesús dijo a Pedro: “Sobre esta roca voy a construir mi iglesia y ni siquiera la muerte podrá vencerla”.
En Cuba, la sociedad civil, permeada hasta el tuétano de la doctrina castro-marxista, ha desestimado el rol de la iglesia, aunque por su testimonio y por ser una institución sin aspiraciones de poder, pudiera ser el instrumento idóneo para lograr la unidad entre las organizaciones políticas y de todas las agrupaciones independientes para instaurar la democracia.
La religión es un fenómeno social íntimamente relacionado con aspectos básicos y trascendentes como son la libertad, los derechos humanos, la paz, el desarrollo y la justicia social.
Muchos pastores se opusieron a las dictaduras que les tocó vivir.
El reverendo Dietrich Bonhoeffer fue ahorcado por oponerse al nazismo. Por la misma causa, el reverendo Karl Bath tuvo que escapar de Alemania en 1935, y el reverendo Martin Niemoller estuvo confinado en los campos de concentración de Sachsenhausen y Dachau desde 1938 hasta 1945.
En Timisoara, Rumania, a fines de 1989, el levantamiento que terminó con el régimen de Nicolae Ceausescu fue iniciado por los seguidores del pastor Laszlo Tokes.
La historia es la mejor educadora porque nos muestra los ejemplos de numerosos hombres que a través de la fuerza de sus ideas lograron influir decisivamente en las sociedades en que vivieron y fueron factores primordiales de cambios políticos y sociales.
Miembros de la generación de hoy levantan humildemente sus banderas con el convencimiento de que sus pensamientos y acciones han sido motivados por aquellos hombres de luz que les antecedieron, iluminándoles el camino a seguir para lograr el progreso de sus pueblos.
Foto: Tőkés László Wikipedia
Para Cuba actualidad: alianzacristiana@gmail.com

La justicia se desvanece


374_capitolioCuba actualidad, San Agustín, La Habana, (PD) La ley es el instrumento de la justicia que la garantiza y establece las sanciones para quienes la vulneran. Es por ello que no puede existir una sociedad justa, mientras exista tan solo uno de sus integrantes que se encuentre por encima de las leyes, pues entones, inevitablemente, la justicia se hace vulnerable. Es lo que sucede en Cuba.
La elite gobernante, los dioses del poder, como prefiero llamarles, están muy por encima de la ley y la justicia, por lo que jamás ninguno de ellos ha tenido que rendir cuentas ante un tribunal de justicia, a pesar de sobrar razones para ello.
Un ejemplo muy sencillo lo es el hecho de que por muchos años al pueblo cubano le fue negado el derecho de poder disfrutar de los hoteles en su propio país, violándose, de manera flagrante, el apartado seis del artículo 43 de la Ley Suprema cubana, el cual estipula de manera clara, que el Estado garantiza el derecho a los ciudadanos de alojarse en cualquier hotel del país.
¿Quién respondió por la violación de este precepto constitucional? Nadie.
¡Pero es que no puede ser de otra manera!
Si consultamos la constitución vigente en Cuba, y todas las demás leyes y disposiciones legales que conforman el sistema jurídico cubano, nos percatamos de que absolutamente en ninguna de ellas se da la posibilidad de juzgar a estos súper-dioses, en contraste con las dos Constituciones que la precedieron.
El inciso a del artículo 122 de la Constitución de 1940 establecía que entre las atribuciones propias del Senado estaba la de juzgar al presidente de la República, por delitos contra la seguridad exterior del Estado, por interferir en el normal funcionamiento de los poderes legislativo y judicial, o por infracción de los preceptos constitucionales.
De igual manera, el apartado primero del artículo 47 de la Constitución de 1901, así lo establecía.
¿Se imagina usted que la Constitución cubana actual estableciera esta posibilidad, como lo hacían las dos Constituciones que la precedieron?
De seguro que los dioses de la revolución, al menos estuvieran condenados a prisión perpetua, o tal vez enviados a los confines del infierno.
Es por ello señores, que en Cuba no se puede hablar de justicia, pues esta, ante los dioses del poder, se desvanece.
Para Cuba actualidad: nelsonchartrand@gmail.com
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El 71



374 Jorge_Fornet-ECuredCuba actualidad, Matanzas, (PD) El 71, del ensayista Jorge Fornet (Editorial Letras Cubanas 2013), es algo así como un recuento histórico de todo lo negativo que sucedió ese año en Cuba. Eso sí, lo hizo con mesura y elegancia, para no remover demasiado las heridas que permanecen semi-abiertas y recordar las deudas pendientes que todavía muchos reclaman.
En ‘El 71’, Fornet describe, comenta, analiza someramente, saca a relucir con nombres y apellidos a algunos de los causantes de los hechos – que no fueron los únicos ni los principales- del llamado ‘Quinquenio Gris’.
Se sabe que el reconocimiento de cualquier error necesita del visto bueno del mismo gobierno que lo cometió, antes de que salga a la luz pública.
En esos años del Quinquenio Gris –algunos, como el cineasta Enrique Pineda Barnet, una de sus víctimas, lo oscurecen aún más y lo llaman Negro- emergieron arrecifes desconocidos en nuestro suelo, a veces desconcertantes opuestos a nuestra idiosincrasia, con ribetes de un estalinismo tropical.
En ese período, Gris, la cultura cubana sufrió lo que nadie pudo concebir. Como resultado, muchos intelectuales y artistas optaron por el exilio y otros, aun los que apoyaban al gobierno, trataron de pasar desapercibidos hasta ver qué pasaba. Algunos, desesperados, hasta atentaron contra sus vidas.
La lista de víctimas sería demasiado larga. Muchos de los afectados aún viven en Cuba y han sido rehabilitados. Ahora, hasta algunos de los que se exiliaron son reconocidos como “hijos de la Patria”, a pesar de cuanto los martirizaron. Pero las manchas perduran y no han podido borrarlas.
Muchos escritores y artistas fueron víctimas de los ataques lanzados desde Verde Olivo, la revista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, por el misterioso personaje que firmaba como Leopoldo Ávila. Aun hoy no se sabe quién era. Se supone fuera algún escritor ‘más que revolucionario’. ¿Se conocerá algún día quién fue el personaje que hizo tanto daño?
Tal vez ya no importe tanto. Leopoldo Ávila no fue el único culpable. Hubo muchos otros culpables.
Oportuno y necesario el libro de Jorge Fornet para recordar todo lo aborrecible de ese Quinquenio. Se agradecen las verdades que cuenta sobre lo que sucedió. Que sirva de alerta contra aquellos que sueñan con la vuelta del Quinquenio Gris.
Fotos: Jorge Fornet EcuRed
Cubierta 71 Letras Cubanas
Para Cuba actualidad: ugosanchoyerto@gmail.com

El proteccionismo estatal contrajo una enfermedad terminal



374_Fidelcastro1978Cuba actualidad, Capdevila, Boyeros, La Habana, (PD) Uno de los rasgos que caracterizaron el gobierno de Fidel Castro fue su naturaleza populista e igualitaria.
La mayoría de los servicios que se brindaban a la población, como la educación, la salud, la seguridad y asistencia social, la cultura y el deporte, eran gratuitos.
De igual forma, los alimentos básicos de la canasta familiar, las medicinas, el agua, la electricidad, el pago del alquiler, los servicios telefónicos, el pago de la trasportación pública, la radio y la televisión, todo era subsidiado por el Estado cubano.
Debido al alivio que significaba para el bolsillo de los trabajadores la política de gratuidades y subsidios del gobierno, los salarios alcanzaban para hacerle frente a otros problemas menos perentorios.
En sus largos discursos, Fidel Castro se esforzaba para que los que lo apoyaban se percataran de su preocupación de que ellos no pasaran necesidades.
Fidel Castro nunca vaciló en recurrir a los métodos más despiadados con el fin de silenciar al costo que fuera necesario, cualquier disenso u oposición contra su personal estilo de gobierno. Lo único que siempre le interesó fue que sus criterios prevalecieran. Sus órdenes las hacía cumplir sin miramientos.
Para que sus designios se cumplieran, Fidel Castro se valía del Partido Comunista, el parlamento y el gobierno, a los cuales nunca tuvo en cuenta, pero los utilizaba para que se ocuparan de dar una imagen que escondiera la naturaleza antidemocrática y dictatorial del régimen.
El sistema igualitario y la política de subsidios a cambio del apoyo político del pueblo recibió un golpe mortal con la desintegración de la Unión Soviética, que provocó que desapareciera de un día para otro el caudal de miles de millones de dólares que los gobernantes del Kremlin le concedían a Cuba a cambio de su conversión en un portaviones a 90 millas de los Estados Unidos.
Con la excepción de la salud, la seguridad y asistencia social, la educación y el subsidio de los productos de la canasta básica, las demás actividades, como la cultura, el deporte y determinados servicios, empezaron a pagarse.
Cientos de miles de trabajadores quedaron cesantes debido que sus centros laborales, al no disponer de los recursos y las materias primas que llegaban de los desaparecidos países socialistas y la desintegrada Unión Soviética, no hubo otro camino que cerrarlos definitivamente.
Fidel Castro, para salvar su régimen, impuso el llamado “Periodo Especial en tiempo de paz”, con el cual se redujeron de manera drástica las asignaciones presupuestarias que garantizaban las gratuidades y subsidios a un elevado número de actividades.
Tal fue la debacle económica que no quedó otra salida que disolver cientos de empresas agrícolas, cuyas tierras y recursos se asignaron en usufructo perpetuo a los integrantes de las nuevas formas de explotación agrícola, las “Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC).
Fidel Castro se vio obligado a autorizar contra su voluntad los pequeños negocios privados, que eran la bestia negra de su particular e improductivo sistema socialista.
Tan pronto como en 1999 Hugo Chávez asumió como presidente de Venezuela, se produjo un acelerado acercamiento entre Caracas y La Habana. Como resultado de la identificación política e ideológica de Chavez y Fidel Castro, ambos mandatarios firmaron diversos convenios de colaboración y asistencia recíproca que se materializaron con la compra de miles de barriles diarios de petróleo venezolano que el gobierno de Chavez le vendía a precio subsidiado.
A costa prácticamente de la desaparición de los servicios primarios de salud en Cuba, comenzó la exportación hacia Venezuela de miles de médicos y paramédicos cubanos, lo que representó el ingreso de miles de millones de dólares con los cuales Fidel Castro salvó a su dictadura y reactivó su política voluntarista, reflejada nuevamente en las gratuidades y subsidios.
Cuando Fidel Castro se percató de que en las arcas del Estado cubano había suficiente dinero, comenzó aplicar un desmesurado estatismo. Redujo a su mínima expresión la presencia de empresas extranjeras radicadas en Cuba, y prácticamente hizo desaparecer los pequeños negocios privados. Tales medidas las justificó con la aplicación de su demencial versión de la Revolución Cultural de Mao Tse Tung: la Batalla de Ideas.
Fidel Castro, el 31 de julio de 2006, anunció que renunciaba por razones de enfermedad y traspasaba el bastón de mando a su vicepresidente, el General Raúl Castro, sin que mediara una sesión extraordinaria del parlamento, que era el único autorizado, de acuerdo al artículo 94 de la Constitución de la República, para aprobar dicha renuncia y autorizar el nombramiento provisional del nuevo presidente hasta las próxima elecciones, algo que el renunciante nunca tuvo en cuenta.
En una pantomima parlamentaria realizada el 24 de febrero de 2008, los diputados unánimemente eligieron a Raúl Castro como presidente. Fue reelegido con los mismos procedimientos en la farsa electoral del año 2013. En ninguna de las dos ocasiones Raúl Castro presentó su programa de gobierno.
Aunque no se ha dicho oficialmente, dicho programa, de acuerdo al titular de Economía y Planificación, Marino Murillo Jorge, está contenido de manera bastante general en los 313 Lineamientos Económicos aprobados en el VI Congreso del Partido Comunista.
El gobierno de Raúl Castro, en sus dos mandatos, se ha caracterizado por la aplicación una despiadada política de ajuste económico, que se ha materializado en el acelerado desmonte de toda la política de gratuidades y subsidios que aplicó Fidel Castro.
Estos ajustes han provocado la miseria y la precariedad creciente de la población cubana.
Dicha política de ajuste de Raúl Castro está dirigida a detener y superar -sin que lo haya logrado hasta el momento- el desastre en que dejó la economía su predecesor.
Raúl Castro no ha vacilado en ponen fin de manera gradual pero indetenible, a todo lo que tiene que ver con las gratuidades, con la excepción de la salud y la educación. Ha suprimido los subsidios a un elevado número de productos, muchos de ellos de primera necesidad, que la población compraba a precios relativamente bajos.
Esta salvaje política de eliminación de gratuidades y de subsidios, que ha sido aplicada de manera despiadada en los seis años que llevan en el poder los actuales gobernantes, cobra mayor dramatismo porque no ha resuelto los problemas que más afectan el estándar de vida de la población.
No hay señal alguna de que vayan a subir los salarios a los trabajadores, que se han estancado en el equivalente a 18 dólares mensuales.
Los trabajadores, con ese poco dinero, solo tienen la posibilidad de adquirir por la libreta de abastecimientos los pocos alimentos subsidiados, que solo les alcanzan -cuando más- para comer 10 días. Para terminar el mes, tienen que salir a buscar como sea el dinero para poder malcomer los restantes días del mes.
El otro problema que se refleja en la creciente precariedad de la población es la doble circulación monetaria, vigente desde el 13 de agosto de 1993. Los cubanos solo podían comprar en las Tiendas de Recuperación de Divisas (TRD) en dólares, cuando su salario es en pesos cubanos. Hará ya un año que estas tiendas ya venden en las dos monedas, al canje de un dólar por 25 pesos, es decir que todo sigue igual, pero el precio de los artículos en estos establecimientos todavía mantiene de manera arbitraria la tasa del 240% sobre su precio minorista original.
Un elevado por ciento de la población necesita reparar y construir sus viviendas, que por los muchos años de falta de mantenimiento, están en muy mal estado o presentan peligro de derrumbe.
Todos aquellos que acuden a los establecimientos que venden materiales de construcción, se percatan de que los precios son de mercado, que ninguno está subsidiado. Un saco de cemento, por ejemplo, cuesta 4 dólares. A aquellos cuyo salario no rebasa los 20 dólares mensuales les resulta bastante difícil adquirirlos.
La población se queja de los altos precios de los productos de la agricultura. Con los míseros salarios que devengan la mayoría de los trabajadores, no pueden garantizar las compras de los alimentos liberados en la red minorista en dólares y pesos cubanos, lo que indica que la situación es insostenible, debido a la indetenible la subida de los precios.
La producción de viandas y hortalizas en el año 2014 ascendió a 4 020 900 toneladas, 171 000 toneladas de carne de cerdo y se acopiaron 497 100 000 litros de leche. Las mayores producciones fueron reportadas por las cooperativas agropecuarias, los campesinos y usufructuarios de tierra, que en conjunto alcanzaron el 85,9% del total de lo producido. O sea, fueron las formas de propiedad no estatal en la agricultura las que produjeron las mayores cantidades de alimentos.
Los precios continúan cada día más elevados, porque los productores se quejan de que los insumos que necesitan para garantizar sus cosechas tienen que comprarlos a altos precios en las tiendas del Ministerio de Comercio Interior (MINCIN) y en los 147 centros comerciales administrados por el Grupo Empresarial de Logística del Ministerio de la Agricultura.
Los desproporcionados precios de los insumos sirven de justificación a los cooperativistas, los campesinos y los usufructuarios de tierra, para argumentar que no les queda otra salida que comercializar sus cosechas a altos precios para poder tener un margen de ganancia. Luego del mucho dinero invertido para lograr sus cosechas, rebajar los precios les acarrearía grandes pérdidas.
El gobierno cubano no acaba de aplicar, como las circunstancia lo exigen, una política de subsidios a los productores agrícolas, como en muchos países. Es esa y no otra la causa de los altos precios en que se ofertan en el mercado minorista los productos del agro. El principal responsable de que esto ocurra son las autoridades, que contemplan indiferentes como las familias se ven obligadas a pagar los prohibitivos precios en que se venden estos alimentos.
Foto: Fidel Castro Wikipedia
Para Cuba actualidad: origenesmadiba@gmail.com