viernes, 24 de septiembre de 2010

¿AUTO DE FE O TAPADERA A CONVENIENCIA?


Por Hugo Araña


Matanzas, 25 de septiembre de 2010 (PD) Tal parece que a Alfredo Guevara no le gustó la forma en que el periodista Leandro Estupiñán estructuró la entrevista que le realizó hace algún tiempo. Según Guevara, el entrevistador violó “las reglas del juego”. Por lo tanto, para que se publicara como debió ser -según él-, la reestructuró “a su modo para ser mejores” (¿?). Y esta fue la que salió publicada en la revista Revolución y Cultura.

Después de leerla y releerla, se nota que la intención fue algo así como un intento de auto de fe.

Guevara, ya en su ocaso, luego de recorrer un largo tramo de en circunstancias algo turbulentas, ubica lo más interesante de sus confesiones en los años transcurridos desde sus inicios en la lucha revolucionaria contra la dictadura de Fulgencio Batista hasta el tiempo que ejerció como Director en el ICAIC durante los 60.

Es conocido que las relaciones entre Guevara, los creadores y ciertos dirigentes, no fueron color de rosa, (véase el libro Titón, escrito por la actriz Mirtha Ibarra, viuda del director Tomás Gutiérrez Alea).

En sus primeros años en el ICAIC, Guevara combatió el sectarismo, cuando el Partido Socialista Popular trató de aprovechar las circunstancias y abarcar puestos importantes del gobierno. Edith García Buchaca y Mirtha Aguirre, entre otros, pretendieron imponer una copia del modelo estalinista (un tema que al parecer nuestros historiadores no quieren o no les permiten enjuiciar).

Pero Guevara no logra salvarse del todo, a pesar de los tintes de víctima y de situarse en la mayoría de las ocasiones en el papel de inocente. El escándalo del cortometraje PM, dirigido por Sabá Cabrera Infante y el fotógrafo Orlando Jiménez Leal, suscitó no pocas situaciones desagradables, que aún no se han olvidado del todo.

La confesión de Guevara es vaga, cuando no incierta, al afirmar que él no prohibió dicha obra. Sin embargo, más adelante alega que se negó a que la distribuyera el ICAIC. Cuando el ICAIC, que dirigía Guevara, vetó la exhibición de PM en las pantallas del país, se avizoraron los primeros síntomas de que la libertad de expresión del artista en Cuba sería regida por cláusulas más políticas que culturales.

Pero Guevara, para redondear su posición de Poncio Pilatos y quedar lo mejor posible con Dios y el Diablo, al explicar como pudo implantar “las orientaciones de arriba” relaciona el caso de PM nada más y nada menos - ¡qué casualidad!-, con lo sucedido en Lunes de Revolución. Califica a los que lo dirigían de “terroristas intelectuales” y ataca sin piedad a Carlos Franqui y por supuesto (¡no podía faltar!), a Guillermo Cabrera Infante.

Según Guevara, la Revolución Cubana debió ser más abierta, más democrática, siquiera en el Arte. Pero explica que “no quedó otro remedio” que el tiro de gracia que dio el mismo Fidel Castro en junio de 1961 en la Biblioteca Nacional, con sus “Palabras a los Intelectuales”.

Dice Guevara que el ICAIC no se quedó con ninguna copia de PM, pero alega por otra parte que no convenía, que no era el momento apropiado, que lastimaba (¿?) el proceso revolucionario.

Es en este punto donde Guevara, como decimos en buen cubano, “trata de limpiarse”. El rol de victimario se lo achaca a otros, al Partido Socialista Popular (que no queda muy bien parado), a la inexperiencia de los dirigentes en esos años cruciales de la Revolución, etc., etc.

Provocan dudas y quedan sin dilucidar algunos temas que Alfredo Guevara cita, menciona y “aclara”. Guevara tuvo el privilegio y la ventaja de que algunos de los personajes citados duermen el sueño perpetuo en la isla o en otras tierras, mientras otros que respiran todavía, aborrecen hablar de esos años, cuando fueron estigmatizados sin merecerlo.

Recomendamos a los interesados en esta entrevista revisitada adquirir la edición de Revolución y Cultura no. 5-6, año 2009. Este periodista independiente la encontró por casualidad (aunque Descartes niega que las casualidades existan) en un polvoriento puesto de venta de libros viejos en la calle Reina, una vía habanera ya sin su regia corona estilo art-decò.

primaveradigital@gmail.com

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