domingo, 26 de septiembre de 2010
HOY EN EL CALENDARIO CUBANO, 27 DE SEPTIEMBRE
La Quinta Avenida en Miramar, Marianao
• Santos católicos que celebran su día el 27 de septiembre:
- En el Almanaque Cubano de 1921:
Santos Cosme y Damián, mártires y Santa Delfina, casada
- En el Almanaque Campesino de 1946:
Santos Cosme y Damián, mártires y Santa Delfina, casada
El 27 de septiembre en la Historia de Cuba
• 1897 -
- Contingente de cubanos al mando del coronel Baldomero Acosta y el teniente coronel Andrés Hernández entraron en el barrio de la Playa, Marianao, y hacia el interior de la población. Tuvo lugar encuentro con las tropas españolas que guarnecían la cabecera.
• 1852 -
- Junta Cubana en Nueva York.
Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 547-548 nos describe los acontecimientos del 27 de septiembre de 1852 en la Historia de Cuba:
“Ni el desastre de la última expedición de Narciso López ni los infaustos sucesos a que dieron ocasión las insurrecciones de Camagüey y Trinidad pudieron reducir a la impotencia a los cubanos que laboraban por la libertad patria. El suelo de la Isla continuaba siendo hollado por el déspota, matando hasta en germen todo aliento de redención. En cambio, en el extranjero se mantenía fuerte y vigoroso el ideal emancipador. Aún no se había perdido todo lo que era capaz de contribuir a la victoria. En medio del ostracismo había destellos de fe y de entusiasmo.
“José Elías Hernández, Gaspar Betancourt Cisneros, Francisco de Armas y Céspedes y Domingo de Goicouría eran alteradores irreducibles. A sus instancias, en 27 de septiembre de 1852, los cubanos residentes en Nueva York se reunieron. Quisieron constituir una Junta Cubana, palanca de esfuerzos precursores de la independencia. En la Junta Cubana tuvieron sitio preferente ilustres hijos del país.
“Un grupo de hombres generosos dedicó sus energías a poner en movimiento la Junta Cubana. En 11 de octubre de 1852 hubo nueva junta. En ella hablaron Cirilo Villaverde, Francisco Estrampes, Porfirio Valiente y Manuel Ramón Silva. Sus palabras enardecieron todos los pechos. La voz de la patria opresa se dejaba sentir por bocas de varones que no se cansaban de trabajar por la transformación políticosocial de la Isla.
“La tarea desarrollada por la Junta Cubana desde el principio de su existencia tuvo largo alcance. Era necesario tomar acuerdos alrededor de la iniciativa que tenía forma y vida desde el 27 de septiembre de 1852. Los proscritos aceleraron sus trabajos. José Elías Hernández quedó encargado de dirigirlos. Ya el 19 de octubre todo estaba encauzado en términos satisfactorios. Entonces, en los salones de una casa de la calle de Broadway, en Nueva York, dejaron en actividad a la Junta Cubana los que habían acudido desde el 27 de septiembre al llamado de José Elías Hernández, Gaspar Betancourt Cisneros, Francisco de Armas y Céspedes y Domingo de Goicouría.
“La iniciativa y labor renovadas de estos patriotas no desconocieron una gran verdad: la unidad de los propósitos desenvueltos en 1851 por los animadores de una radical mudanza, en la situación de la Isla. Los movimientos subversivos de Camagüey y Trinidad y la invasión de Vuelta Abajo se produjeron casi simultáneamente por efecto de la coincidencia de miras de sus propulsores, La extrema adversidad que se enseñoreó de las huestes de Agüero, Armenteros y López, y fundamentalmente de ellos mismos, deparó aún mayor sentido de solidaridad a los nobles atrevimientos de mediados del siglo. Los prohijadores de la Junta Cubana organizada en Nueva York se condujeron en armonía con antecedentes de tan alta significación.”
Manuela Cancino
en Patriotas Cubanas
por la Dra. Vicentina Elsa Rodríguez de Cuesta
Manuela Cancino nació en Manzanillo en la provincia oriental de Cuba en 1848. Era hija del Coronel Carlos Cancino, que tanto se distinguió en la Epopeya de Yara.
Según nos dice en sus brillantes escritos el esclarecido patriota Manuel Sanguily, Manuela Cancino, con sus hermanas Micaela y Mercedes, constituía una hermosa trilogía, modelo de abnegación, de cariño y su grandeza.
Manuela era maestra y a ratos hacía versos, siendo realmente una poetisa inspirada.
Terminada la contienda de Yara, y fenecida la Guerra Chiquita, Manuela atendía su escuelita enclavada en Campechuela y en ella esperó la Revolución de 1895, trabajando activamente en los preparativos que antecedieron al grito histórico de Baire.
La sublime sacerdotisa de la educación y del patriotismo se lanzó a la manigua redentora, más teniendo la desgracia de ser delatada, fue presa y encarcelada en la “Casa de las Recogidas”. Libre ya su patria amada en el mes de Enero del año de 1900 enfermó gravemente, siendo su enfermera la también patriota fervorosa Luz Noriega de Hernández, cuyas actividades libertadoras hemos comentado en capítulos anteriores de esta misma obra.
La ejemplar Manuela Cancino, libertadora por tradición, por convicción y por herencia, anciana ya con 62 años cumplidos, enferma por dolencias terribles contraídas en su prisión triste y horrible no pudo rebasar el mal que la aquejaba, falleciendo el día 8 de Enero del mencionado año de 1900, desprovista de toda clase de recursos, dejando a la hija de su adoración, fruto de su matrimonio con el también patriota Manuel Beola, en la mayor miseria, pero tranquilo y satisfecho su espíritu por haber cumplido a plenitud con sus deberes de cubana y por su esfuerzo probado en beneficio de romper para siempre las cadenas que oprimían a su patria.
POR: GUIJE CUBA
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