domingo, 31 de octubre de 2010
HOY EN EL CALENDARIO CUBANO, 1 DE NOVIEMBRE
En Santa María del Rosario
• Santos católicos que celebran su día el 1º de noviembre:
- En el Almanaque Cubano de 1921:
La Fiesta de Todos los Santos, Santos Amable y Serino, confesores
- En el Almanaque Campesino de 1946:
La Fiesta de Todos los Santos, Santos Amable y Serino, confesores
• Natalicios cubanos:
Castillo Sánchez, Adolfo: -Nació en Sancti Spíritus el 1 de noviembre de 1864 y murió en acción de guerra en la Chorrera de Managua el 25 de octubre de 1897. Maestro de escuela en sus mocedades y general libertador cuyas acciones legendarias y valentías inauditas tuvieron por principal escenario los campos y ciudades de la bien guarnecida provincia de La Habana. Entre infinidad de acciones asaltó y tomó Madruga, San Antonio de las Vegas, Güines, Santa María del Rosario, sorprendió convoyes... Con un grupo escaso de camaradas tuvo que afrontar a un contingente de más de doscientos españoles, pereciendo en desigual acción.
El 1º de noviembre en la Historia de Cuba
• 1895 -
- La Invasión Libertadora en Oriente: Se encuentra en Mala Noche (en aquellos tiempos en el distrito de Holguín).
• 1873 -
- Carlos Manuel de Céspedes y Salvador Cisneros y Betancourt.
Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 617-618 nos describe los acontecimientos del 1º de noviembre de 1873 en la Historia de Cuba:
“La deposición del general Manuel de Quesada, acordada por la Cámara de Representantes el 17 de diciembre de 1869, fue sin duda el punto de partida de frecuentes discrepancias entre el Presidente de la República y el Poder Legislativo. Desde 1870 comprendió Céspedes que se hallaba amenazado por la Cámara. Mas ésta, en momentos de crisis y peligros para la causa común, en dos ocasiones, no tuvo inconveniente en ampliar las facultades del Poder Ejecutivo, poniendo en sus manos cuantas atribuciones podían ser necesarias para el mejor éxito de la Revolución. Las cosas cambiaron cuando, acentuándose de consuno los progresos de los libertadores y los enconos que dividían al Presidente y a la Cámara, la situación pareció insostenible.
“El propio Carlos Manuel de Céspedes precipitó los acontecimientos. Publicó el 24 de octubre de 1873 un manifiesto en que, expuestas en toda su amarga realidad las condiciones en que consideraba colocado al Poder Ejecutivo, requería la independencia que estimaba indispensable para su normal y satisfactorio desenvolvimiento. Envió a los diputados el 27 de octubre el documento que había dado el 24, declarando que estaba dirigido al pueblo como única y absoluta potestad que reconocía. Casi al mismo tiempo la Cámara, rodeada de unos dos mil soldados al mando de Calixto García, celebraba sesión extraordinaria en Bijagual de Jiguaní.
“Salvador Cisneros y Betancourt presidió aquella sesión, a la que asistieron los diputados Tomás Estrada Palma, Jesús Rodríguez, Juan Bautista Spotorno, Luis Victoriano Betancourt, Ramón Pérez Trujillo, Marcos García, Fernando Fornaris y Eduardo Machado. Se abrió debate sobre la conducta del Presidente de la República. Pérez Trujillo tomó la palabra y, luego de acusar a Céspedes de extralimitaciones repetidas y graves, propuso su deposición. Estrada, García, Machado, Fornaris, Spotorno, Rodríguez y Betancourt, en discursos de tonos severísimos, ampliaron las manifestaciones y apoyaron la proposición de Pérez Trujillo. Sometida ésta a votación, quedó aprobada por la voluntad de los diputados presentes, a excepción de Cisneros y Betancourt, que se abstuvo. El hombre que en 1868 había sido el primero en lanzar el grito de rebelión, el iniciador de la gran contienda en marcha, caía en la consideración de notables conciudadanos, víctima de exageraciones e intransigencias.
“A Céspedes sustituyó Salvador Cisneros y Betancourt en la Presidencia de la República. ¿Cuáles fueron las relaciones inmediatas entre ambos próceres? Las comunicaciones que con carácter oficial recibió y escribió entonces Carlos Manuel de Céspedes reflejaron perfectamente la naturaleza de aquellas relaciones, a veces justas y a veces amargas para el caudillo del 10 de octubre. La correspondencia del 14 de noviembre de 1873 dijo lo duro que para Céspedes era la orden del presidente Cisneros tendiente a que su predecesor permaneciese cerca del Gobierno, donde, según se le hizo saber, siempre encontraría las garantías necesarias y las consideraciones consiguientes al elevado cargo que acababa de desempeñar. Céspedes protestó de tal disposición, tachándola de restrictiva de sus derechos de ciudadano libre, y se decidió incontinenti a buscar el medio hábil y decoroso de salir del trance a que así era sometido sin que lo pidiese su voluntad ni lo exigiera su deber.”
Edelmira Guerra
en Patriotas Cubanas
por la Dra. Vicentina Elsa Rodríguez de Cuesta
Edelmira Guerra Valladares, nació en Colón, provincia de Matanzas; pero al estallar la guerra del 95 pasó a residir a Cienfuegos, a donde llevó todo el ardor acumulado en su patria chica.
Sensiblemente herida por el reciente asesinato de su padre, se propuso hacer cuanto pudiera para vengar el crimen cometido por los Chapelgorris de Guamutas, jauría celebre por sus muchas fechorías con los mambises cubanos.
Para laborar por la causa de Cuba, Edelmira Guerra fundó en Cienfuegos el Club Revolucionario denominado “Esperanza del Valle”, de donde tomó el nombre por el cual era conocida como agente de la Causa de la Libertad.
Cuanto valía y cuanto sirvió “Esperanza del Valle” y su Club, necesitaría un extenso volumen para narrar tan distinguidos servicios.
Las componentes del Club, valientes y arrojadas, incansables en la propaganda y en la acción, llegaron en su osadía a visitar al propio General Valeriano Weyler, cuando este estuvo en Cienfuegos, demandando de él algunos auxilios para los necesitados, recursos que obtuvieron de inmediato y que fueron utilizados en gran parte para remediar las necesidades más perentorias de los patriotas que luchaban en la manigua. Claro está que el objetivo de la petición planteada fue muy distinto del que se le expuso al colérico General Weyler. Muchas damas distinguidas de la Perla del Sur, fueron miembros activos de su Club. Entre ellas figuraron Clemencia Mena, Carlota Hernández Cargó, Anita Fernández y sus hermanas Carmen y María Guerra.
Terminada la guerra, a pesar de su grande y hermoso patriotismo, se vio olvidada de todos y murió, según el decir popular, casi sola, siendo llevada a una fosa común, en medio de la indiferencia general, aquella mujer de carácter dulce, amiga de los desamparados y patriota valerosa que expusiera tantas veces su vida por la libertad de Cuba.
POR: GUIJE CUBA
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