domingo, 28 de noviembre de 2010
LOS RETOS DE UNA ACADEMIA
Por Leonardo Calvo Cárdenas
Boyeros, La Habana, 29 de noviembre de 2010, (PD) Al cumplirse cien años de la fundación de la Academia de la Historia de Cuba (20 de agosto de 1910) el gobierno cubano decidió restablecer esta institución destinada a “salvaguardar nuestro legado histórico”, según se dio a conocer en el acto público y solemne que conmemoró la efeméride y reinició oficialmente sus actividades.
El doctor Eduardo Torres Cuevas, renombrado académico y presidente designado de la renacida institución, aseguró en entrevista al diario Granma que: “En el año de su centenario renace como digno homenaje a quienes dedicaron su vida a estudiar el pasado, para dejarnos un legado de estudios que ahora retomamos los historiadores de esta época” en franca referencia a importantes figuras que animaron este proyecto en las primeras décadas del siglo como Juan Gualberto Gómez, Fernando Ortiz y Fernando Figueredo, entre otros impulsores de una amplia labor investigativa y divulgadora hasta 1960, cuando dejó de funcionar.
El profesor Torres Cuevas explicó al diario oficial que “la Academia fungirá como máxima autoridad en la investigación, estudio y promoción de la historia en el país….y con la enorme responsabilidad de proclamar la verdad histórica de la nación y reafirmar nuestra identidad nacional”
Desde el punto de vista conceptual, los propósitos declarados para la restablecida academia se avienen a nuestras necesidades en cuanto a profundizar con estudios de calidad en el devenir histórico del país, pero está por ver si el nuevo proyecto está en capacidad de hacer ciencia por encima de los intereses político-ideológicos que en el último medio siglo han marcado y dañado profundamente las referencias, los resultados y la expresión del trabajo intelectual, que desde la oficialidad siempre se proyecta a favor de los intereses del poder y casi siempre en contra de la objetividad y verdad histórica.
Los miembros y colaboradores de la academia tienen ante sí el reto de trascender los esquemas y clichés que han anquilosado nuestras perspectivas de la historia para contribuir a colocar cada proceso y cada figura en el justo lugar que le corresponde y librarnos de una vez por todas de ese enfermizo puritanismo que deshumaniza a los personajes y actores, lo cual separa con demasiada frecuencia la historia escrita y asumida de la realidad vivida.
La academia debe imponerse como cometido primordial asumir la responsabilidad de hacer a la historia las preguntas que esta debe respondernos, para tener la posibilidad de encontrarnos con quienes somos en realidad.
Es necesario dejar bien atrás los patrones esquemáticos y conservadores impuestos por ese grupo de hombres, blancos, de formación católica, descendientes de españoles y hacendados y finalmente convertidos en extremistas de izquierda. que en función de sus intereses hegemónicos han trazado una perspectiva excluyente y manipuladora en la cual los negros, los pobres, las mujeres, los campesinos, los no heterosexuales o los no revolucionarios llevan siempre la peor parte y en ocasiones son totalmente invisibilizados.
En su conversación con Granma, Torres Cuevas expresó: “Tenemos el reto de convertirnos en una institución científica, creativa y critica hacia sí misma y hacia la producción historiográfica. Además debemos concentrarnos en los problemas no resueltos en este campo”.
Estaría por ver, por ejemplo, si sobre esa perspectiva nuestros académicos se deciden por fin a rescatar el aporte y la trascendencia de los africanos y sus descendientes en la historia y la cultura nacional o el papel jugado por el racismo de las élites hegemónicas en las definiciones de cada una de nuestras coyunturas históricas.
Los académicos mencionados como refundadores no han demostrado en sus largas trayectorias la capacidad y el valor intelectual para despojar su trabajo científico de esos esquemas maniqueos y excluyentes que lastran la historiografía nacional ni del tutelaje ideologizante que desde el poder hace tanto daño a la objetividad del trabajo investigativo.
Al encarar el nuevo proyecto, este grupo, que reúne a profesionales de innegable talento y oficio con alabarderos del poder y mercachifles de la historia, enfrenta una nueva oportunidad de rendir verdadero culto a la verdad histórica sin manipulaciones interesadas y reafirmar una identidad nacional libre de las criminales exclusiones de siempre.
La recién nacida academia se enfrenta al trascendental cometido de insuflar un nuevo espíritu al conocimiento que tenemos de nosotros mismos, por el bien de todos los cubanos. Les deseo suerte, colegas.
elical2004@yahoo.es
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