viernes, 26 de noviembre de 2010
ONDAS EXPANSIVAS
Por Juan Antonio Madrazo Luna
El Vedado, La Habana, 27 de noviembre de 2010, (PD) La cultura es una aduana permanente de intercambio. Cuba y Estados Unidos, a pesar de barreras inmediatas, han insistido en un inquebrantable juego de sus identidades. Cuando se tiene la posibilidad de disfrutar del sonido de la orquesta del Jazz Lincoln Center junto a Wynton Marsalis, nadie pone en dudas las interinfluencias y confluencias entre ambos países, tan cerca y a la vez tan lejos.
La música norteamericana no necesita de credenciales para formar parte de nuestro escenario. Cuando en el campo de la música popular se hace un pase de revista a la historia individual de cada país es imposible omitir el permanente proceso de reciprocidad entre ambas orillas.
El jazz es una manifestación que en Cuba siempre se identificó como un embajador de buena voluntad, pero después del movimiento sísmico de 1959, los predicadores del marxismo intentaron silenciarlo bajo la etiqueta del diversionismo ideológico. El Club Cubano de Jazz fue desmantelado apenas fueron cortadas las relaciones entre Cuba y Estados Unidos en 1960.
En todo este tejido de intercambio son notables las racialidades compartidas. Durante el siglo XIX comenzaron a florecer colonias cubanas en los Estados Unidos (Nueva York, Philadelphia, Tampa, Key West, etc.). La existencia de un enclave como Nueva Orleáns, donde siempre hubo una colonia hispano cubana y el éxodo de cubanos negros fue esencial. Aun las Ciencias Sociales de ambas orillas se deben permitir descifrar públicamente la presencia en los Estados Unidos, particularmente en Tampa, Nueva Orleáns y Nueva York de negros cubanos. Es una asignatura pendiente por parte de la comunidad académica de ambos países. Hasta la fecha, esa racialidad compartida solo es visible en la obra de la excelente historiadora Rebecca Scout, a quienes los cubanos que sentimos pasión por la historia, la conocemos y admiramos.
Aun la vieja guardia conversa del paso por La Habana de superestrellas del show business como Nat King Cole, Maxine Sullivan, Sarah Vaughan, Woody Herman y Josephine Baker, de la cual aun es un secreto a voces la humillación que sintió en un hotel habanero al negársele hospedaje por ser negra.
En las movilizaciones migratorias de Cuba hacia los Estados Unidos participaban músicos profesionales y aficionados y los efectos no tardaban en hacerse sentir. Músicos cubanos como Chano Pozo, Frank Grillo alias Machito, Mongo Santamaría, Patato Valdés, Cándido Camero, Chico O´Farrill, Chombo Silva, Armando Romeu y otros, brillaron con luz propia y se dieron el gusto de bailar en la casa del trompo.
Los habaneros aun recuerdan las descargas del Club Cubano de Jazz, como un jam session de todos estrellas en el cual participaron Frank Emilio Flyn, Tata Guines, Israel Cachao López y Guillermo Barreto así como la célebre Orquesta Cubana de Música Moderna, toda una institución que contribuyó a la permanencia del jazz entre nosotros.
En ese mismo escenario del jazz brillan también con luz propia y aportan nuevos ingredientes músicos como Bebo Valdés, Paquito D Rivera, Gonzalo Rubalcaba, el violinista Alfredo Rodríguez, Arturo Sandoval y otros que se sienten cubanos como el dominicano Michel Camilo.
Cuba necesita de embajadas culturales que tracen sus avenidas en doble dirección. A los cubanos ahora nos gustaría contar con la presencia de Norah Jones, Herbie Hancock, Dave Kotz, Kenny G, Anastasia, pero también los músicos cubanos en la diáspora necesitan sentir el contacto con su público natural.
En un futuro alternativo e inmediato los intercambios culturales deben dejar de ser un campo de relaciones en el cual se imponga el poder; el control y las diversidades ideológicas no puedan ser barreras para que los tejidos puedan desplazarse.
Los habaneros que pudimos disfrutar del Havana Marsalis estamos seducidos. Mientras esperamos que se abran las puertas, el jazz es una de las ondas expansivas que acentúa nuestras afinidades.
cubainterracial.gl@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario