lunes, 28 de febrero de 2011
Bugs Bunny, Ashton y el caballero Berlusconi
Escrito por Julio Antonio Aleaga Pesant
El Vedado, La Habana, 01 de marzo de 2011,
(PD) Catherine Ashton no se decide a tomar una decisión respecto a Cuba en el seno de la Unión Europea.
El chárter del “bienhadado” canciller Bruno Rodríguez a Bruselas, sirve en estos casos para las compras de su esposa y su séquito, no para definir políticas. Y eso, en un país subdesarrollado y literalmente atrapado en el tiempo, cuesta.
Me refiero al vuelo chárter, porque desde que la burocracia se “modernizó” en el uso de las nuevas tecnologías y hábitos de uso y consumo de la reconocida y grandilocuente burocracia venezolana desde la cuarta república, nuestros mandamases verde olivo, no usan los vuelos de línea de Cubana de Aviación ni otros usos que lo equiparaban al vulgo.
Volvamos a la “vieja dama” de cara al frustrado encuentro. Trinidad Jiménez al frente de la cancillería española, desencanta a los demócratas cubanos, como lo hizo desde el principio el presidente Rodríguez Zapatero y tranca el dominó de las definiciones que permitan las negociaciones. Sacar las castañas del fuego dejado por su predecesor Moratinos y congelar el tema Cuba, impide avanzar las agendas prodemocráticas cubanas. Deprecia y derrocha el capital negociador ibérico, sobre todo cuando sus empresarios deben esperar por deudas impagables ante el estado cubano. Mientras, los empresarios norteamericanos reciben sus dineros al cash, antes de entregar la mercancía.
Al menos, Roma pagó y despreció a los traidores. El gobierno militar cubano, a los traidores además de despreciarlos, no les paga.
Hablando de Roma… Los observadores, profesionales o no, se preguntan cómo los italianos todavía aguantan a Silvio Berlusconi como Jefe de Gobierno, luego de su escandalosa vida pública, que no comenzó con el caso de la prostituta marroquí que ahora lo envuelve.
En los últimos diez años, Il Cavalieri Berlusconi mantuvo un extraño equilibrio entre el rechazo y la aprobación que provoca entre sus conciudadanos. Si acaso, los detractores son ahora más radicales. El cumulo de bajezas y liviandades permitidas al político y empresario de las comunicaciones en este periodo, refuerzan la imprevisibilidad de hacia dónde va, no el septuagenario viejo verde, sino el sistema político que permite tal descaro y complacencia.
Berlusconi no renuncia a su cargo ante el escándalo, como no lo hizo Hugo Chávez, cuando le paralizaron el país durante tres meses en 2002 o Fidel Castro, al hundir la isla en ese eufemismo trágico llamado Periodo Especial en los años 90. Tiene la masa de los dictadores y el olfato político para saber que la democracia es imperfecta y hay manera de domeñarla. Aunque, el 50 % de los italianos opine que por prudencia debe dimitir ahora mismo.
El sabio Giancarlo Santalmassi, ex director de Radio 24, opina que Berlusconi se mantiene en el poder porque militarizó la información y potencia al grupo de intereses económicos que representa, en condición de “capo di capi”.
Otros sabios dicen que Berlusconi cuenta aun con el cheque en blanco de ese tercio de italianos individualistas, desinformados y tontos útiles, que sólo esperan de la política, que les deje vivir en paz. Mientras, las italianas y sus congéneres del mundo se sienten indignadas y sueñan con una Italia distinta, donde los machos cabríos de la política no necesiten de jóvenes doncellas (léase prostitutas), para mantener el musculo primo en estado de creatividad y equilibrio.
aleagapesant@yahoo.es
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