lunes, 7 de febrero de 2011
Pedagogía 2011: su último periplo
Escrito por Odelín Alfonso Torna
Arroyo Naranjo, La Habana, febrero 8 de 2011,
(PD) El pasado lunes 17 de enero, cuando viajaba en la ruta capitalina P6 (El Vedado-El Calvario), fui testigo de los improperios más horribles que se puedan escuchar de ciudadanos educados por la revolución. Todo partió de que el chofer apagó los motores del ómnibus por exceso de pasaje, hasta tanto los pasajeros amontonados en las puertas permitieran cerrarlas y continuar viaje.
En medio de aquella escena, que a lo sumo duró diez minutos, a una mujer se le ocurrió decir que por falta de educación nosotros mismos no nos ayudábamos, más bien nos maltratábamos. Fue suficiente para despertar la ira de otra que exclamó: “¡Hasta cuando nos vamos a ayudar, compañera!”
Es común tropezar con incidentes como estos en la calle, en el ómnibus o en las colas de un agromercado. Si tuviéramos a la mano un instrumento para medir las conductas antisociales, estoy seguro que de vez en cuando el aparato estaría fuera de servicio por saturación.
Sin tener que descongelar las buenas costumbres republicanas, estimo que el rescate de los valores tradicionales en la educación formal y cívica en general, dependerá más del seno familiar y la formación religiosa que de la educación socialista.
Por estos días sesionó en La Habana el evento Pedagogía 2011, con la participación de más de 3 000 participante de veinte naciones. Los debates se centraron en la cultura general integral en Cuba, los programas de alfabetización en el marco del ALBA (Alianza Bolivariana para las Américas), las transformaciones que sufre el sistema educacional cubano y no podía faltar como colofón del programa, el reclamo unánime por la liberación de los cinco espías presos en Estados Unidos.
No concuerdo con muchas de las personas que ya peinan canas, cuando dicen que la “juventud está perdida”. Más bien me cuestionaría el por qué de las malformaciones en la conducta y los malos hábitos ante la sociedad y en la propia familia, algo que considero un problema general y no generacional. Basta decir que más del 60% de la población fue educada con la revolución y casi dos tercios de ésta se adoctrinaron en centros internados con doble sesión (becas de estudio y trabajo). Por ello concuerdo con aquella señora que manifestó que teníamos que ayudarnos nosotros mismos, porque no espero otra cosa de quienes han tomado la paternidad de toda una nación.
Bajo el manto ideológico de las movilizaciones y el internamiento en escuelas secundarias básicas y preuniversitarias en el campo, trascendieron de una generación a otra los complejos de superioridad, la homosexualidad, el machismo, el robo, el desinterés por el estudio, los estereotipos, el ateísmo y otras conductas antisociales heredadas del poder comunista.
La pedagogía castrista devino en una enseñanza única que generó hombres únicos, modelos execrables que hoy muchos individuos critican sin mirarse en su propio espejo. Hoy debe rezar en un congreso de pedagogía los pormenores en la degradación de nuestra educación familiar y no la búsqueda de una cultura de “valores” en la docencia, máxime cuando se trata de eximir los errores de la vieja cátedra.
Afortunadamente en este largo y angosto camino de regreso a las buenas costumbres, ya no cuenta la vieja subasta en donde un día nuestros padres nos cambiaron por revolución y algo más; donde las marchas patrióticas eran por el novio, la novia o por evitar las manchas en el expediente, y no por el héroe o la efeméride de turno.
Para mí los congresos de Pedagogía en Cuba terminaron su periplo el 28 de enero de 2011. Esta cita fue para hacer proselitismo más allá de nuestras alambradas, donde las revoluciones de izquierda son cada vez más cortas y confusas, una ayuda que en su momento será desestimada.
¿Cuba se sana del espanto y sus demonios? Apuesto que sí, el paternalismo suele pasar desapercibido. Enhorabuena.
odelinalfonso@yahoo.com
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