lunes, 2 de mayo de 2011
Alcoholismo: sorbo de olvido
Escrito por Odelín Alfonso Torna
Arroyo Naranjo, La Habana
2 de mayo de 2011
(PD) La salud pública suele certificarse como un baluarte, un logro de la revolución que debemos conservar y subsidiar, aunque por los cuatro costados se caiga a pedazos por la ineficiencia y el descontrol.
Por ello, de la atención médica el gobierno suele resaltar lo conveniente, lo que despierte la ira sobre ese enemigo que dicen nos embarga hasta el último dólar en medicamentos y equipos de última generación.
Los programas de estudios avalados por el gobierno en materia de drogadicción, alcoholismo u otras adicciones se presentan como normas o estimados que sólo bordean la realidad social.
En cuanto a los índices de alcoholismo en Cuba, es visible que su cresta toma un ascenso irreversible cada año, con mayor incidencia en los jóvenes, lo que genera también conflictos sociales, muertes y otros padecimientos fatales. Pero en el sistema de salud cubano, la atención para este padecimiento decrece y por consiguiente, se busca concentrar la mayor cantidad de pacientes alcohólicos en centros destinados para enfermos psiquiátricos y drogadictos.
Al hurgar en el portal cubano INFOMED, encontré un sondeo realizado por el Programa de Prevención y Control del Alcoholismo en Cuba. Según el estudio, sólo el 45,2% de la población mayor de 15 años consume bebidas alcohólicas, con un índice de prevalencia entre el 7 y el 10 %, cifra que lo sitúa entre los países de más bajo índice en Latinoamérica. De esta prevalencia, o mejor dicho, de estos pacientes considerados alcohólicos, sólo el 2% consigue hospitalizarse.
¿Es posible que el 55% restante de la población sean abstemios?
A pesar de que el 90,4% de la población cubana se inicia en la ingestión de alcohol antes de los 25 años de edad, según el estudio, la mayor incidencia de alcoholismo se sitúa entre los 25 y 42 años de edad.
Obviamente, las cifras antes expuestas no se corresponden con las tendencias actuales de consumo -periódico o esporádico- de alcohol.
Los problemas relacionados con el tratamiento del alcoholismo en Cuba son bien complejos y difíciles. En la sociedad cubana prevalecen las carencias y conflictos de todo tipo, lo que consigue elevar el consumo de alcohol, las drogas y los barbitúricos bajo prescripción médica.
El Ministerio de Salud Pública (MINSAP) registra que el 40% de los ingresos en servicios de urgencias se relacionan con el consumo excesivo de alcohol.
Si echamos una mirada sobre el número de alcohólicos que albergan las instituciones médicas habilitadas para ellos, no es difícil resumir que el grueso de los alcohólicos anda a la deriva. Sólo una pequeña parte participa en las terapias de grupo en Alcohólicos Anónimos (AA), organización con más de 18 años de fundada al margen del Estado cubano.
La capital del país, con 2,5 millones de habitantes, sólo cuenta con pequeñas salas de rehabilitación en hospitales como el Clínico Quirúrgico 10 de Octubre (antigua Clínica Dependiente), el hospital militar “Dr. Luís Días Soto”, los sanatorios para enfermos mentales Mazorra, San Juan de Dios y la Quinta Canaria, por sólo citar los servicios más estables. A esto se le puede añadir, la escasez de medicamentos y el éxodo de personal médico calificado hacia Venezuela, Bolivia y Ecuador.
En cuanto al tema del suicidio en Cuba, la ingestión periódica de alcohol juega su rol. Las cifras indican que hasta un 80% de los alcohólicos presenta sintomatología depresiva, con una tasa de suicidio 9,22 veces más alta que la de los no alcohólicos.
El Programa de Prevención y Control de Alcoholismo y su estudio titulado “Alcoholismo y sociedad, tendencias actuales”, forma parte de los escombros institucionalizados de la salud pública cubana. El llamado al esfuerzo educativo y de prevención es sorbo de olvido que cubre la verdadera actualización de este flagelo.
odelinalfonso@yahoo.com
Foto: Ana Torricella
Cartel de anuncio de Alcohólicos Anónimos que sesiona en la iglesia La Milagrosa en Santo Suárez.
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