martes, 4 de octubre de 2011

Retratar al diablo




Escrito por Tania Díaz Castro


Santa Fe, La Habana


4 de octubre de 2011


(PD) Por mucho que la iglesia católica habla de Dios y del Diablo, jamás ha podido mostrar sus imágenes a lo largo de dos siglos. Nadie sabe cómo son verdaderamente.

En nuestros tiempos, los que se han atrevido, por ejemplo, a retratar al diablo, vivito y coleando, aún a sabiendas de que el hecho está considerado como una acción socialmente peligrosa, sobre todo bajo regímenes autócratas, se han buscado tremendos problemas. No importa que a esos fotógrafos los ampare el Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Uno de esos fotógrafos es el cubano Cristóbal Herrera Ulashkevich. Lo que le ocurrió en junio de 2002 en un acto oficial presidido por Fidel Castro, no asombra a nadie. Mientras el líder político hablaba en una tribuna del Cotorro, Cristóbal lo acercó con la lente de su cámara. Al ver bien de cerca el rostro rojo y sudoroso del líder invicto, y darse cuenta de que su voz se apagaba poco a poco, le dijo a su colega José Goitía:

- Compadre, me parece que el hombre se va del aire de un momento a otro.

Cristóbal se mantuvo bien atento. Cuando el “hombre” caía al suelo, apretó el obturador de su cámara. De nada sirvieron las amenazas de la policía secreta a los periodistas allí presentes. La foto de Fidel, en pleno desplome, recorría los espacios noticiosos del mundo libre y Cristóbal quedaba bajo la mirilla de la Seguridad del Estado, por audaz e indisciplinado.

Una segunda foto sería la causa de su salida definitiva de Cuba, según él mismo cuenta. Fue en 2004, cuando el jefe de la Revolución irrevocable hablaba en Santa Clara. Como si presintiera que algo iba a ocurrir, Cristóbal se quedó a esperar que bajara de la tribuna, mientras sus colegas se retiraban del lugar.

- De pronto -contó luego-, el hombre se me desparece del visor… Aterrizaba en el piso. Mi cámara había captado su derrumbe y la foto fue enviada por correo electrónico al extranjero.

Heinrich Hoffman fue otro de los famosos fotógrafos que se rebeló al sometimiento del gobierno nazi. Por los años treinta del siglo pasado su amistad con Eva Braun, una bella joven alemana que le servía de modelo para desnudos, lo acercó por primera vez al dictador Adolfo Hitler.

A los pocos días después de que Hitler conociera a la rubia y despampanante modelo en el estudio de Hoffman, Eva se convirtió en la primera dama oculta del Fuhrer, y su amigo, en el fotógrafo de la presidencia del Reich. Pero en Hoffman, pudo más el amor a su profesión que la fidelidad al carismático dictador germano y a la GESTAPO, su temible policía secreta, tal como ocurrió al fotorreportero cubano.

Mucho antes de que se suicidaran Hitler y Eva en su búnker de Berlín, un 29 de abril de 1945, las fotos de su opulenta vida privada, captadas por Hoffman, habían recorrido el mundo.

vlamagre@yahoo.com

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