martes, 1 de noviembre de 2011
Por sus frutos los conoceréis
Martes, Noviembre 1, 2011 | Por Alejandro Tur Valladares
CIENFUEGOS, Cuba, noviembre, www.cubanet.org -Alejandro Tur Valladares, radiografía de un “disidente”, es el título de una carta que circula vía correo dirigida a opositores cienfuegueros y en la que se intenta demostrar que soy un agente de la inteligencia castrista. La diatriba lleva estampada la rúbrica de “alguien” que se autodenomina “El observador”.
Fiel a ese proverbio “denigra que algo queda”, él o los autores del libelo, intentan, si bien no convencer – esto sería muy difícil- al menos sembrar el germen de la duda. Sin embargo desde ya, deja traslucir varios propósitos que por obvios auguran la falta de resultados. Tan desgastada está esa herramienta, que sólo la ausencia de métodos novedosos capaces de quebrar disidentes, pudieran justificar en algo su empleo, por parte de la Seguridad del Estado.
Se me acusa de agente por poseer un teléfono fijo, una falsa cuenta personal de internet, una suscripción de periódico, celebrar reuniones en mi domicilio y no usar un lenguaje duro en mis reportes periodísticos. Asegura “el observador” que contribuí a que se conociera la identidad de firmantes del Proyecto Heredia, con la finalidad de desacreditar a los gestores de esa iniciativa. Que fundé una agencia de prensa para proyectar mi figura. Finalmente, se me acusa de haber causado la destrucción del Proyecto de Bibliotecas Independientes.
Por un momento me sentí tentado a desmontar por medio de argumentos el engendro, pero luego de meditarlo detenidamente, me pareció mejor exponer algunos antecedentes que sirvan para que el lector pueda hacerse de un criterio propio e independiente.
El asesinato moral no es nuevo. Desde los primeros años de la mal llamada revolución fue esgrimido contra todo aquel que disintiera políticamente. Una vez que la lucha armada cediera su espacio a la lucha cívica, fueron cambiados los métodos represivos. Ya no se fusilaba físicamente, sino moralmente. Épocas hubo durante las cuales la nueva metodología fue efectiva y ofreció ricos dividendos, dejando a su paso todo un ejército de muertos vivos, hombres cuya identidad era hecha añicos sin escrúpulo.
Un clásico de esta política fue el montaje televisivo que buscó acesinar la imagen del Comité Cubano Pro Derechos Humanos y su figura más visible, Ricardo Bofill. Cartas como esta han sido dirigidas contra figuras destacadas de la oposición como Juan Carlos González Leiva y Guillermo Fariñas (Coco), entre otros. Ser víctima de similar tratamiento me enaltece, pues me pone a la altura, injustamente, de otros heraldos del decoro.
En mi caso, la campaña de descrédito dio inicio tras el anuncio del presidente nacional del Partido Liberal de Cuba, el ingeniero Héctor Maseda Gutiérrez, de que visitaría Cienfuegos. A Maseda y a su vice les mandaron sendos telegramas diciéndoles que la Delegación Provincial del mencionado cuerpo político, de la que me precio ser su Delegado, no existía. Por supuesto que durante su gira por la localidad el propio Maseda, por medio de la conferencia que impartió ante media decena de activistas, a pesar del cerco policial que impedía el acceso de mis compañeros a la casa, se encargó de dar el desmentido.
Recientemente me visitaron tres individuos que me dijeron eran campesinos. Traían en sus manos una crónica de mi autoría publicada en Cubanet, que curiosamente mostraba un encabezado similar al que emplea el Departamento de Monitoreo Radial y Digital de la Seguridad del Estado. Sutil e infructuosamente intentaron coaccionarme para que me cohibiera y cambiara los términos o los enfoques, bajo los cuales escribo mis crónicas y artículos.
Ahora esto. En momentos en que desarrollamos un curso de periodismo para formar nuevos comunicadores y damos inicio a un grupo de iniciativas cívicas dirigidas a educar e informar a los cubanos del interior de la isla, se hacía necesario intentar el descarrilamiento.
Sin embargo para quienes planificaron la burda maniobra, tengo noticias: “No me detendré a espantar los perros que me salgan en el camino”. Para quien pretenden denigrar tengo un versículo bíblico que sirve de antídoto a tanto veneno: “Por sus frutos los conoceréis”.
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