LAS BANDERAS NEGRAS DEL ANTISEMITISMO ONDEAN EN CUBA
Dr. Oscar Elías Biscet
Presidente de la Fundación Lawton de Derechos Humanos
Medalla Presidencial de la Libertad
Todo estaba listo para exponer públicamente su espíritu antiamericano y antisemita. Sus líderes radicales escogieron su más preciado símbolo y el lugar favorito para dar a conocer sus sentimientos extremadamente pasionales y cargados de intenso odio hacia la libre expresión y otras libertades básicas.
Decenas de banderas negras fueron izadas unos pocos días después de inaugurado el filme “Inocencia de los Musulmanes”. Estas Banderas ocuparon las astas que se encuentran frente a la sede diplomática estadounidense.
De momento pudiéramos pensar que estos hechos estaban ocurriendo en cualquiera de las naciones musulmanas de Asia o África. Donde millares de seguidores del profeta Mahoma incitados por el discurso extremista de sus lideres irrumpieron en varias embajadas del mundo Occidental e izaron las banderas negras.
Por supuesto que no son realidades ocurridas únicamente en el mundo musulmán. Estoy describiendo hechos acaecidos en la Cuba Comunista de los Castro; frente a la Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana.
Si bien, este acto comunista no estaba relacionado públicamente con apoyar las violentas manifestaciones musulmanas que conllevaron al asesinato de varios diplomáticos estadounidense en Bengasi, Libia. Si podemos decir, que contenía subrepticiamente la reafirmación del pensamiento antisemita y antiamericano de la cúpula gobernante del régimen comunista de Cuba.
Este artículo no tiene el objetivo de insultar, ni difamar a la jerarquía castrista, ni mucho menos menoscabar la libertad religiosa de ninguna persona o pueblo; sino resaltar los hechos históricos perpetrados en nuestro país por un grupo de malandrines que usan las mascaras del progresismo para conquistar sus objetivos personales.
Para mejor conocimiento pasemos a ver estas realidades incuestionables.
En la década de los cincuentas la población judía cubana era aproximadamente de 20,000 personas. En 1959 se instaura el régimen socialista de Castro; los judíos cubanos sufrieron las mismas arbitrariedades de sus hermanos étnicos soviéticos.
La persecución, encarcelamientos, fusilamientos, confiscación de sus bienes y templos, de esto hebreos, incitó a un éxodo de esta población. Para 1963, solo quedaba en la Isla el 20% de estos habitantes. Según el censo realizado por la Congregación Adas Israel y la Federación Sionista Cubana reportó la permanencia de 2,586 judíos. Los censos de 1970 y 80 informaron de la residencia de 1,500 y 800 judíos respectivamente.
En la actualidad, a pesar de las presiones del gobierno castrista sobre la dirigencia de la comunidad hebrea para incrementar el número de personas conversa al judaísmo, con el fin de aumentar sus ganancias con el turismo religioso judeo-estadounidenses, la población de esta etnia se mantiene en alrededor de 2,000 personas.
Otro de los acontecimientos irrefutables del odio del gobierno de Castro hacia la población judía de Israel fue el consentimiento de enviar más de 300 tanques de guerra a Siria, en octubre de 1973; para junto a este país destruir al estado de Israel. La guerra sirio-cubana e israelí se desarrolló desde noviembre de 1973 hasta mayo de 1974. Los militares castristas regresaron a Cuba con el sabor de la derrota en 1975.
En días recientes la dictadura comunista de Castro a través de su canciller en las Naciones Unidad expresó su fuerte deseo de la constitución del Estado Palestino con capital en Jerusalén, sin excluir el uso de las vías violentas para materialización de este objetivo.
Para tener una idea mas profunda del antisemitismo de los Castros leamos los criterios de sus amigos, los mandatarios Hugo Chávez, de Venezuela, y Mahmoud Ahmadineyad, de Irán.
Este odio y discriminación étnica son exacerbados en los discurso de Chávez. El 2 de junio del 2010 dijo en la cadena de radio y televisión venezolana: “Aprovecho para condenar nuevamente a Israel. Condeno desde el fondo de mi alma y de mis viseras, al Estado de Israel. Maldito seas, Estado de Israel”.
“Eliminado”, es la palabra más frecuente que usa Ahmanideyad para referirse al Estado judío de Israel. En junio del 2008 puntualizó sobre Israel: “Ha llegado el fin de su función y pronto desaparecerá del mapa”.
Otro de los amigos de Castro y su régimen estalinista era el radicalista musulmán Yasser Arafat, que rechazó la propuesta de conformación del Estado Palestino con los criterios de las Naciones Unidas, de 1948. Su soberbia y ambición no le permitieron aprovechar esta debilidad histórica de los gobernantes socialistas israelíes.
Arafat soñaba con la fundación de la “Gran Palestina”, descrita en la Carta Magna de la Autoridad Palestina. Esta severa personalidad no era solo propia de sus genes, sino que fue alimentada con dedicación por su tío Hajj Amin al-Husseini, el Gran Mufti de Jerusalén.
Husseini fue un fiel amigo, aliado y protegido de Adolfo Hitler, ambos se admiraban. Él y otros líderes musulmanes aplaudieron la llegada al poder de Hitler y el macabro plan del holocausto al pueblo judío. Tan satisfecho estaba el líder del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán (nazi) que expresó: “El movimiento de liberación árabe es nuestro aliado natural”.
Quizás por eso los nazis usaron en sus ceremonias las banderas negras. Estandarte erigido hace más de un milenio por el líder de los islamitas durante la Hégira, emigración de Mahoma y sus seguidores de La Meca a Medina, en el año 622 de la era cristiana.
La Hégira da comienzo al calendario musulmán, las guerras de promoción de la religión islámica, la expansión territorial y eliminación de los infieles y paganos. Adheridos a estos principios los países árabes se negaron a reconocer el estado de Israel en 1948; y se dieron a la tarea de eliminarlo mediante la violencia destructiva.
El régimen socialista de Castro ocupa la administración de un país de profundas raíces judeocristianas. Sin embargo lejos de estimular la paz en el Medio Oriente, ha redoblado los toques de sus tambores de guerra. Incluso es uno de los pocos gobiernos occidentales que aún no ha reconocido el Estado Judío de Israel.
Por eso sigo pensando que las banderas negras que ondearon frente a la SINA en La Habana son el reflejo exacto de las ideas antisemita del régimen nacional socialista de Castro.
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