martes, 27 de agosto de 2013

Cuidado en las aceras de La Habana


Cuidado en las aceras de La Habana

 | Por Leonel Alberto P. Belette
calle Galiano__foto David Canela
LA HABANA, Cuba, agosto,www.cubanet.org – En otra ciudad del planeta no sería noticia que reparen las aceras, pero en La Habana es un hecho insólito; tras 54 años de abandono y casi total deterioro.
En Cuba, el que se parta una pierna por caerse en un hueco de la acera, no tiene derecho a compensacion. El gobierno no paga por daños sufridos debido al mal estado de la vía pública.
Y hay que ver en el pésimo estado en que están las aceras habaneras, el que caminé descuidado por las aceras del Vedado, Santo Suárez o La Vívora, corre el riesgo de terminar ingresado en una sala de ortopedia.
En Centro Habana, en las calles de Monte, Reina, Galiano, el peligro se complica con la posibilidad real de que se desplome un balcón o les caiga una torta de canto en la cabeza; por lo que los transeúntes se han habituado a caminar por el medio de la calle, junto a los almendrones y las bicitaxis. En los barrios periféricos la situación es tan tétrica que durante las lluvias hay quienes ni se aventuran a salir porque las cañerias están tupidas y las calles se cubren de fango.
En 54 años de abandono, las raíces de los árboles levantaron las aceras transformandolas en laberintos de obstáculos. Cloacas desbordadas, cañerías sueltas, obras sin terminar y vertederos de escombros se sumaron a la dificil tarea de caminar La Habana sin partirse una pierna.
No en balde, hace un tiempo, escuché a cierto personaje oficialista quejarse de que en cualquier momento iba a necesitar un tanque de guerra para poder franquear el destartalado acceso al mismísimo Ministerio de Cultura.
La población se queja de que las restauraciones de las aceras son lentas y en algunos casos bien toscas; pero se consuelan con que al menos es un comienzo. Las reparaciones están siendo asumidas por brigadas estatales, con equipamientos fruto de “cambalaches” entre los gobiernos de Caracas y La Habana; gracias en gran medida a la estabilización del suministro de mezcla de hormigón.
Por años, coincidiendo con la visita de algún mandatario extranjero o festividad gubernamental, las autoridades maquillaban la ciudad, vertían asfalto en avenidas principales y pintaban los bordes de las aceras y las señalizaciones destinadas al tránsito, labor que recaía en chapuceras empresas estatales, o presos que no tenian experiencia de albañilería vigilados por sus captores.
Del resultado de estas improvisadas reparaciones dan cuenta calles al mismo nivel de las aceras, alcantarillados sepultados o convertidos en profundos baches y pasos peatonales trazados sobre registros eléctricos destapados.
Las actuales reparaciones a las aceras de La Habana: del lobo un pelo.

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