martes, 3 de diciembre de 2013

Inventario sociopolítico del dictador

Inventario sociopolítico del dictador
Por Ángel Santiesteban
Los hijos que nadie quiso2 de diciembre de 2013

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1959: “He dicho muy claro que no somos comunistas.”
Varios post atrás aseguraba que si alguna vez Fidel Castro fue comunista, ni él mismo lo supo; en última instancia, dejó de serlo desde que sus intereses personales fueron antepuestos a los del pueblo cubano. Y la historia de sus primeros meses en el poder así lo demuestran.
Las revistas Bohemia de la época recogieron abundantes testimonios del Comandante donde negaba el comunismo. Hoy, esas revistas, atesoradas en la Biblioteca Nacional José Martí, no están disponibles para el público con el pretexto de su conservación, pero la verdadera razón es que aquellas generaciones olviden y, las que surgieron después, no lo sepan.
Observando su obrar en este más de medio siglo como mandatario de la nación, me atrevo a asegurar que ni siquiera fue un hombre de izquierda. Para ese entonces, la palabra terrorista no estaba de moda, pero su proceder constante fue al estilo de los extremistas de Al Qaeda. Los sentimientos de un comunista, según infiero basándonos en su planteamiento ideológico y ético, no se corresponden con su actuar.
Solo fue un hombre brillante y manipulador que usó a la izquierda del mundo, en especial la latinoamericana, engañándolos con el sueño de “un mundo mejor es posible”, donde falta agregar “bajo mi mando”; convirtiéndolos en guerrilleros hasta llevar a esas naciones hacia prolongadas y profundas guerras sociales algunas de medio siglo de duración; sumergiéndolos en el cacareado próspero porvenir para los pobres, en el suplicio y retroceso, hambruna y división familiar, un verdadero calvario por más de cincuenta años; logrando para la hoja curricular de esos guerrilleros que fueran y sean buscados por la justicia internacional acusados de terroristas, asesinos, traficantes de drogas, extorción y secuestro. Esos fueron los ejércitos que ayudó a formar. Dejando la secuela propia de la guerra: miles de víctimas y desplazados.
La realidad cubana ha sido una silenciosa guerra social mantenida a punta de bayoneta, un constante desgaste que ha dejado el saldo de familias divididas, agonía en las cárceles, fusilamientos y ostracismos.
La historia se afila los dientes, ha llegado su momento de pasar cuenta. Seguramente que al Comandante no le interesa, pues vivió como un sultán rodeados de súbditos dispuestos a complacerlo. Realmente su inteligencia merecía algo mejor, pero la ambición personal lo cegó.
Ángel Santiesteban-Prats
Prisión asentamiento de Lawton. Noviembre de 2013

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