JUEVES, 26 DE DICIEMBRE DE 2013 00:15
0 COMENTARIOS
Cuba Actualidad, Plaza, La Habana. (PD) Tuve la dicha de conocer a Benita Eiko Iha Sashiba a fines de los años 90. Ella es una descendiente de segunda generación de japoneses que se radicaron en la actual Isla de la Juventud hace muchos años. Allí nació, formó su familia y tiene una historia digna de contar.
Esta pequeña mujer que para todo pide disculpas, con una educación mitad cubana y mitad japonesa, escribió un conmovedor testimonio lleno de recuerdos y anécdotas sobre su vida. Su cortedad y sencillez no lo convierten en un texto menor. El título otorgado al singular libro es Shamisén, y fue publicado en el año 2002 por Ediciones El Abra, de la Isla de la Juventud.
La autora comienza contándonos la primera gran tragedia familiar que tuvieron sus antecesores. Su padre, natural de Okinawa, emigró a Cuba en 1924 y su madre le siguió en 1927. Esta señora hubo de abandonar a sus cinco hijos, cuyo menor se abrazó a sus faldas lleno de llanto. Nunca más pudieron encontrarse los menores con sus progenitores en el resto de sus vidas.
Nos habla también de cómo se produjo la llegada del primer japonés a nuestra tierra, en 1614, cuando un samurái llamado Tsusenaga Hassekura pasó de tránsito por La Habana rumbo al Vaticano hace ya 400 años. Este hecho se encuentra recogido en la novela de Shusaku Endo, "El Samurai", excelente narración que se convirtió en best-seller mundial.
El primer japonés que llegó a la antigua Isla de Pinos fue Tadashi Yoshisawa, en 1915. Su padre, que se hallaba asentado en otra parte de Cuba, tomó el mismo camino en 1930 con la finalidad de arrendar una parcela. La zona en la cual se ubicó finalmente se llamaba Mc Kinley, en honor al presidente norteamericano. Aquí nacieron ella y dos de los tres hermanos más, los cuales formaron el núcleo nacional.
Los japoneses que residían en nuestro territorio durante la Segunda Guerra Mundial fueron internados en el Presidio Modelo de Isla de Pinos, al ser declarados "enemigos extranjeros". Su papá se encontraba entre estos. Señala que entonces tenía 10 años, y caminaba con su madre y hermana 13 kilómetros cada vez que se producía una visita a la cárcel, la cual se reducía a solamente 20 minutos de estancia con él, donde la comunicación era casi nula pues no les permitían usar el idioma japonés, único que él dominaba. Esto invadía de tristeza y agotamiento a la familia.
El sostén de la casa se hizo muy difícil. Su madre y el hermano mayor trabajaban la tierra y buscaban el sustento a duras penas con cualquier tarea que apareciese. Esto se mantuvo así hasta que llegó la liberación de su progenitor.
La alegría por su regreso duró poco, pues del Japón llegaron noticias dolorosas. Tres de sus hermanos allá habían muerto antes de la contienda militar. Con gran dolor la expresión de su madre fue: "Hay que luchar por los que quedan aquí y allá".
Su mudanza para Nueva Gerona en busca de mejores condiciones se produjo en mayo de 1954, producto de las muchas calamidades afrontadas, incrementadas además por la muerte de su patriarca y su hermano Manuel. La vida en el nuevo sitio no mejoró sino con el tiempo. Los nikkei familiares (personas de ascendencia japonesa) avanzaron gracias al esfuerzo desplegado.
Benita logró un gran sueño en el año 2001: viajar a Okinawa y reencontrarse con Shoichi, el ser querido que no conocía, y ver la aldea de Ishikawa, tierra natal de sus padres.
Su sobrina Julieta estudia el idioma de sus antecesores y canta el himno japonés enseñado por su abuela. Su hija, graduada en el Instituto Superior de Arte (ISA), toca el shamisén, igual que lo hacía Kamaichi, el tronco principal.
El tesón de esta raza y sus descendientes queda patente en esta narración. El ejemplo demuestra por qué ese país que fuera arrasado en la conflagración mundial ha salido adelante. Las generaciones que siguieron al holocausto triunfan en cualquier lugar que se hallen frente a las grandes adversidades. Deberíamos imitar sus métodos y dejar de lado aquellos que tanto nos han perjudicado por más de medio siglo.
Para Cuba actualidad: jorgelibrero2012@gmail.com
Para Cuba actualidad: jorgelibrero2012@gmail.com