jueves, 27 de febrero de 2014

QUE DESCANSE EN PAZ

Muere Huber Matos, un guerrero por la democracia en Cuba

Por su desacuerdo con la tendencia comunista del proceso revolucionario cubano fue acusado en 1959 y condenado a 20 años de prisión que cumplió en su totalidad. Como opositor del castrismo fundó el movimiento Cuba Independiente y Democrática, para difundir por el mundo sus denuncias en contra del régimen cubano.
  • Huber Matos, ex comandante de la revolución cubana y luego ex luchador anticastrista.
Huber Matos, líder anticastrista
TAMAÑO DEL TEXTO 
El ex-comandante de la revolución cubana, Huber Matos Benítez, quién constituyó un símbolo de la lucha anticastrista falleció en la madrugada de este jueves en la ciudad de Miami, a los 95 años de edad, victima de una ataque masivo al corazón, según un portavoz de la familia.

Junto a Fidel Castro el comandante Camilo Cienfuegos (izquierda en el jeep) y el también comandante Hubert Matos (derecha en el jeep).
Junto a Fidel Castro el comandante Camilo Cienfuegos (izquierda en el jeep) y el también comandante Hubert Matos (derecha en el jeep).
La carta de Renuncia de Huber Matos
Camagüey, octubre 19 de 1959
Dr. Fidel Castro Ruz
Primer ministro
La Habana

Compañero Fidel:

En el día de hoy he enviado al jefe del Estado Mayor, por conducto reglamentario, un radiograma interesando mi licenciamiento del Ejército Rebelde. Por estar seguro que este asunto será elevado a ti para su solución y por estimar que es mi deber informarte de las razones que he tenido para solicitar mi baja del ejército, paso a exponerte las siguientes conclusiones:

Primera: no deseo convertirme en obstáculo de la Revolución y creo que teniendo que escoger entre adaptarme o arrinconarme para no hacer daño, lo honrado y lo revolucionario es irse.

Segunda: por un elemental pudor debo renunciar a toda responsabilidad dentro de las filas de la Revolución, después de conocer algunos comentarios tuyos de la conversación que tuviste con los compañeros Agramonte y Fernández Vilá. Coordinadores Provinciales de Camagüey y La Habana, respectivamente: si bien en esta conversación no mencionaste mi nombre, me tuviste presente. Creo igualmente que después de la sustitución de Duque y otros cambios más, todo el que haya tenido la franqueza de hablar contigo del problema comunista debe irse antes de que lo quiten.

Tercera: sólo concibo el triunfo de la Revolución contando con un pueblo unido, dispuesto a soportar los mayores sacrificios... porque vienen mil dificultades económicas y políticas... y ese pueblo unido y combativo no se logra ni se sostiene si no es a base de un programa que satisfaga parejamente sus intereses y sentimientos, y de una dirigencia que capte la problemática cubana en su justa dimensión y no como cuestión de tendencia ni lucha de grupos.

Si se quiere que la Revolución triunfe, dígase adónde vamos y cómo vamos, óiganse menos los chismes y las intrigas, y no se tache de reaccionario ni de conjurado al que con criterio honrado plantee estas cosas.

Por otro lado, recurrir a la insinuación para dejar en entredicho a figuras limpias y desinteresadas que no aparecieron en escena el primero de enero, sino que estuvieron presentes en la hora del sacrificio y están responsabilizados en esta obra por puro idealismo, es además de una deslealtad, una injusticia, y es bueno recordar que los grandes hombres comienzan a declinar cuando dejan de ser justos.

Quiero aclararte que nada de esto lleva el propósito de herirte, ni de herir a otras personas: digo lo que siento y lo que pienso con el derecho que me asiste en mi condición de cubano sacrificado por una Cuba mejor. Porque aunque tú silencies mi nombre cuando hablas de los que han luchado y luchan junto a ti, lo cierto es que he hecho por Cuba todo lo que he podido ahora y siempre.

Yo no organicé la expedición de Cieneguilla, que fue tan útil en la resistencia de la ofensiva de primavera para que tú me lo agradecieras, sino por defender los derechos de mi pueblo, y estoy muy contento de haber cumplido la misión que me encomendaste al frente de una de las columnas del Ejército Rebelde que más combates libró. Como estoy muy contento de haber organizado una provincia tal como me mandaste.

Creo que he trabajado bastante y esto me satisface porque independientemente del respeto conquistado en los que me han visto de cerca, los hombres que saben dedicar su esfuerzo en la consecución del bien colectivo, disfrutan de la fatiga que proporciona el estar consagrado al servicio del interés común. Y esta obra que he enumerado no es mía en particular, sino producto del esfuerzo de unos cuantos que, como yo, han sabido cumplir con su deber.

Pues bien, si después de todo esto se me tiene por un ambicioso o se insinúa que estoy conspirando, hay razones para irse, si no para lamentarse de no haber sido uno de los tantos compañeros que cayeron en el esfuerzo.

También quiero que entiendas que esta determinación, por meditada, es irrevocable, por lo que te pido no como el comandante Huber Matos, sino sencillamente como uno cualquiera de tus compañeros de la Sierra -¿te acuerdas? De los que salían dispuestos a morir cumpliendo tus órdenes--, que accedas a mi solicitud cuanto antes, permitiéndome regresar a mi casa en condición de civil sin que mis hijos tengan que enterarse después, en la calle, que su padre es un desertor o un traidor.

Deseándote todo género de éxitos para ti en tus proyectos y afanes revolucionarios, y para la patria -agonía y deber de todos- queda como siempre tu compañero,

Huber Matos
El día 25 fue internado por un ataque masivo del corazón en el Hospital Kendall Regional y el día 26 pidió que le retiraran el equipo que lo ayudaba a respirar, porque quería despedirse de su esposa María Luisa Araluce y de sus hijos y nietos.

Será velado en Miami el domingo 2 de marzo y pidió ser trasladado a Costa Rica, país que lo acogió cuando llegó exiliado por primera vez durante la lucha revolucionaria en 1957.

“Quiero hacer mi viaje de regreso a Cuba desde la misma tierra cuyo pueblo siempre me demostró solidaridad y cariño, quiero descansar en suelo costarricense hasta que Cuba sea libre y de allí a Yara, a acompañar a mi madre y a reunirme con mi padre y con los cubanos.”

Huber Matos fue uno de los comandantes más cercanos a Fidel Castro durante la campaña que derrocó a Fulgencio Batista y posteriormente fue acusado de sublevación en contra del régimen.

Huber Matos Benítez nació el 26 de noviembre de 1918, en Yara, Cuba. Fue un maestro de escuela convertido en revolucionario por su oposición a la dictadura de Fulgencio Batista.

En 1957, durante una de las operaciones de apoyo logístico a los rebeldes, Matos fue capturado por el ejército de Batista en las inmediaciones de la Sierra Maestra, pero pudo escapar y exiliarse en Costa Rica.

Allí, con el respaldo del presidente José Figueres reunió armas con las que aterrizó en un avión de carga en la Sierra Maestra. Estas armas fueron decisivas para el triunfo del pequeño y mal equipado Ejército Rebelde contra la ofensiva lanzada por las tropas de Batista en 1958. 

Por su audacia y liderazgo en la lucha guerrillera, Matos fue el rebelde que más rápido ascendió a comandante, como jefe de la Columna 9 Antonio Guiteras.  Los frecuentes combates y triunfos de esta columna convirtieron a Huber Matos y a sus hombres en una leyenda.

La Columna 9 estuvo a cargo del sitio, rendición y toma de la ciudad de Santiago de Cuba, acción determinante para la victoria final del movimiento revolucionario.  Las fotografías del ingreso triunfal de Fidel Castro en La Habana muestran a su lado a Huber Matos y a Camilo Cienfuegos.

 En 1959 Matos fue nombrado Comandante del Ejército en la provincia de Camagüey.  Después de haber discutido varias veces con Fidel Castro el creciente alineamiento del proceso con el comunismo,  renunció, señalando que ésto constituía una traición a los postulados democráticos de la Revolución tal y como habían sido prometidos al pueblo cubano.

Como respuesta, Castro ordenó su arresto el 21 de octubre de 1959. Una semana después de su detención Camilo Cienfuegos, que compartía la misma preocupación con Matos, desapareció misteriosamente con su avión y piloto y nunca fueron encontrados.

Durante el juicio sumario por sedición en diciembre de 1959 Matos insistió en denunciar la desviación de que era objeto el movimiento revolucionario por el que él y tantos otros habían arriesgado sus vidas. Fue sentenciado a veinte años de cárcel, que cumplió en rebeldía hasta el último día en 1979.

Matos consideraba que su detención estaba relacionada con la desaparición del comandante Camilo Cienfuegos. Así lo explicó en entrevista concedida al periodista Juan González Febles:

Estoy seguro de que su muerte no es ajena a esos hechos. Cómo desapareció, no lo sé. De que lo mataron, no tengo la menor duda.  Camilo era un amigo, un hombre muy sincero y sin dobleces. Cuando lo envían a detenerme y a hacerse cargo del mando en Camaguey, a pesar de la tensión, siempre mantuvo una actitud conciliadora.

Tuvimos una conversación en la que le expliqué mi asombro por las acusaciones y el malestar que sentían todos los oficiales de mi estado mayor...Todo se va a aclarar, Huber...me insistía. Pero cuando se comunicó telefónicamente con la Habana, lo que no pude oír lo supe por la expresión de su cara. Fidel ni siquiera le permitió terminar de hablar cuando Camilo  le dijo: ...Ya todo está aclarado, es un malentendido...  Era claro que lo había cortado bruscamente porque permaneció callado, escuchando, con el rostro ensombrecido.

El estaba en medio de una situación sumamente difícil, por una parte me conocía y sabía la falsedad de las acusaciones, y por otra siempre había confiado en Fidel.

Hasta el último momento quiso ayudarme. Estando en el calabozo esperando el juicio me hizo llegar dos mensajes con una persona de su confianza -alguien que no quiero revelar su identidad, algún día se podrá decir, para que conste en la Historia - en ambas ocasiones intentaba convencerme de la necesidad de escapar, asegurándome que él se hacía cargo del cómo.

Escapar para mí no tenía sentido. En ese momento lo que más yo quería era responder, aclarar mi posición dignamente. Pero él volvió a insistir en que no se podía permitir que el juicio se diera, que la única solución era la fuga y que él se hacía cargo de todo.

Yo me negué. Después con el tiempo me di cuenta de que él estaba presionado, que estaba obligado a presidir el tribunal militar que me iba a juzgar. De hecho quien lo preside es Sergio del Valle que era quien seguía en jerarquía a Camilo. Camilo era el Jefe del Estado Mayor y el que sigue en jerarquía era el tercer oficial, el Jefe de Operaciones que ese era Sergio del Valle.

Lo difícil de su situación lo prueba su intervención en el acto que participa frente al Palacio Presidencial, donde dice su último discurso, el cual cierra con los versos de Bonifacio Byrne.  En donde no me ataca y ni siquiera me menciona. A diferencia de los otros oradores que hacen leña de mi caso. Principalmente Fidel, que cierra el acto y concentra los ataques más virulentos contra Díaz Lanz y contra mí.

Ese gesto final de Camilo determinó su sentencia.


Al salir de prisión, una representación del gobierno costarricense viajó a Cuba a acompañarlo en su viaje a Costa Rica, donde un numeroso grupo de cubanos lo esperaba en el aeropuerto junto al presidente Rodrigo Carazo, José Figueres y Oscar Arias.

Siempre fue un opositor al régimen totalitario y fundó y lideró, el movimiento Cuba Independiente y Democrática, para difundir por el mundo  denuncias contra el régimen cubano y procurar su derrocamiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario