jueves, 3 de julio de 2014

La maza, el necio y una mujer con sombrero

Víctor Manuel Domínguez
nefasto lg5-copiaCuba actualidad, Centro Habana, La Habana, (PD) Supón que a Silvio las causas y azahares de la vida le introdujeran una esquirla ideológica verde olivo en un ojo, y el otro fue dañado por un rabo de nube colorao que le provocó una catarata, y le impidió por más de medio siglo distinguir a esos jodidos pordioseros cubanos que habitan el reino de todavía.
¿Cómo iba a conocer el señor Rodríguez que su nombre es pueblo, y está tocando fondo por la vida como un escaramujo, víctima de la desilusión y en busca de un abracadabra que lo saque de la crisis que, al final de este viaje, planeara un caballo místico en su cantilena de cuando digo futuro?
¿Acaso Domínguez no fue el vagabundo que andaba con el zurrón del aprendiz detrás del unicornio pantalón que le tocaba por la libreta de productos industriales, con su canción en harapos entonando alabanzas y una pequeña serenata diurna a el mayor, playa girón, o qué sé yo?
Por eso me indigna escuchar a esa mujer desnuda y con sombrilla, gritar mi lecho está tendido con sábanas mugrientas allá por El fanguito, mientras este cabronazo vividor anda del sueño a la poesía, y se cita con ángeles, sin siquiera mirar que estamos en las ruinas y la vida prometida se demora.
"Al que Dios se lo dio, San Pedro se lo bendiga, pero Ojalá y Silvio tuviera que vivir en un solar, o tener que hacer un sortilegio cada día para ver qué carajo comerán los hijos, para ver si el gran mamalón habla de días y flores, o dice con cinismo, compañera, y canta como un gallo te doy una canción".
Y eso no es justo. El problema de Silvio es que por mucho que ande de gira por los barrios, él no se imaginó el baile de miseria que existe apenas más allá de las fronteras de su hogar, donde vagan esas flores nocturnas hasta el amanecer, sin siquiera saber que sólo son un pedacito de canción al viento.
Es verdad que al ranchito de Silvio en playa Jibacoa le dicen el tren blindado, y que su honestidad es un tríptico con alas de colibrí, que vuela sobre nuestro tema sin mirar que estamos ahí, porque asegura que "hace no sé qué tiempo ya, debo, y ando como hormiguita, tras una canción de navidad".
Según los críticos del compañero Silvio, la expedición que anunciara el cantautor hacia el porvenir, está hecha de domingo rojo, trabajos, culpas y carencias para el totí (el pueblo) y un érase que se era un trovador que vendió su alma al diablo al asegurar que la canción es un arma de la revolución.
Y no es así como lo pintan. Él también cantó al óleo de una mujer con sombrero, a Descartes, a las mariposas, pasando por Casiopea y la mancha de Gorbachov; gritó qué hago ahora, pero es verdad que al final la cagó con 26 de julio: los nuevos héroes, y hasta la victoria siempre, Ché querido.
Aunque la primera mentira del señor Rodríguez, fue aquello de la era está pariendo un corazón, porque lo que nació fue una demoníaca revolución que utiliza la maza para siquitrillarnos y poner a llover sobre mojado los problemas del país, que a nadie le faltan ganas de soltar todo y largarse.
Pero ese sería un tema de locos, diría el compañero Domínguez, quien con su bondad de pared de convento, su visión de lince ciego por el sol en eclipse total de la revolución, nos dice, quédate, y vamos a andar, porque allá, oh, melancolía, te mata el gorrión, y aquí tienes derecho a montar un paladar.
Y no le falta razón a El necio Silvio, si alguien, al igual que él, tiene un sueño con serpientes, que no se acerque al comité central, porque al final de la segunda luna, los dos o tres segundos de ternura que le queden, se esfumarán, y ya no habrá tiempo para sacrificarse por quien merece amor.
Por favor, estimados críticos, quien tiene viejo el corazón, no perdona, pero si late con juventud, sí. Anda, de alguna manera, queda la música. No le arranques la lengua y el badajo, los ojos tampoco, déjalo, si antes era ciego y vio, como quién dice, comprenderá que vive en un tiempo de ser fantasmas.
Eso se los aseguro yo, Nefasto El trovador.
Para Cuba actualidadvicmadomingues55@gmail.com

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