miércoles, 2 de julio de 2014

Ya no hay subvención a la Cultura


Ya no hay subvención a la Cultura

La entrada de la Fábrica de Arte Cubano cuesta 3 CUC. Para un cubano medio puede representar el salario de casi una semana


Fábrica Cubana de Arte, una antigua factoría de aceite
LA HABANA, Cuba -La idea conceptual probablemente fue a partir de The Factory, el Estudio de arte de Andy Wharhol, en Manhattan, New York, en la década del sesenta. Esa rara amalgama donde el artista pop recreaba sus pinturas, serigrafías y litografías. Además de la fotografía hecha por él y por sus amigos, contaba con la presencia de bandas de música, principalmente del mundo del rock. Se filmaban películas experimentales algo licenciosas, interpretadas por gays, transexuales y modelos.
Pero esta Fábrica de Arte Cubano (FAC), como se le llama, situada en las calles 26 y 11, en el Vedado, no tiene nada que ver con la otra. Creada desde sus inicios como una simbiosis de todas las artes, como la fotografía, la pintura, la literatura, hasta el teatro y la música. Proyectos alternativos que en otro contexto podrían llegar a ser censurados; sin embargo, aquí tienen libertad de expresión. Por lo que muchos artistas envían sus obras, esperando ser partícipes y ganar algo de fama.
No deja de ser llamativa esta compleja alianza, pero hay condiciones que atentan contra la buena realización en este centro cultural, una antigua fábrica, remozada para galerías, dos bares, salones para música, teatro y una pantalla para cine. La razón principal es que no tiene la debida climatización, solo usa ventiladores que no refrescan casi nada, en una atmósfera de por sí viciada por el encierro y la falta de circulación de aire. Por lo que se mantiene un calor agobiante, que no permite disfrutar de las múltiples opciones. Las personas sudan copiosamente y muchas no resisten hasta el final.
Una programación reciente tenía dos muestras fotográficas, la primera de desnudo artístico, en blanco y negro, y en color, y la otra, de fotos de travestis, que recuerdan el trabajo del fotógrafo y director David LaChapelle, imágenes combinadas con colores estridentes que ostentan un dramatismo marcado, historias resumidas en una mirada.
Teatro de la Luna, que dirige Raúl Martín, vino con una puesta hecha de fragmentos de algunas de sus obras, y otras del dramaturgo Abilio Estévez, acompañadas de la música de Juan Formell y Descemer Bueno, música que nos trajo un soplo de aire fresco. El mejor momento de la escena fue cuando dos actrices negras, vestidas con los colores de la bandera cubana y la norteamericana –una bandera cada una-, cantaron a dúo un antiguo bolero. El público enardecido las premió con sus aplausos.
Gerardo Alfonso, en un mini concierto con sus viejos temas, actuó en un saloncito climatizado, pero con deficiente insonorización, conspirando el ruido de voces provenientes de las otras salas.
La película que proyectaron fue Hero, del director Zang Yi Mu.
Precios y  libreta de abastecimiento
La entrada de la FAC cuesta 3 CUC (moneda nacional equivalente al dólar) –el precio estándar del cover en estos lugares–, pero llevado al cambio para un cubano medio puede representar el salario de casi una semana. Al traspasar la puerta te entregan una tarjeta, réplica de la libreta de abastecimiento (cartilla de racionamiento), –sin duda algo original–, que tiene el valor aproximado de 35 dólares, o sea, lo que consumas, al final debes pagarlo. Una verdadera tomadura de pelo, con unos precios muy altos: una simple botellita de agua cuesta 1.50 dólar, y una cuña de pizza 2 dólares. La tarjeta ni siquiera la puedes conservar de recuerdo: te la quitan antes de irte.
Poco antes de inaugurado el lugar, quien lo ideó, el músico X Alfonso, ofrecía una entrevista a la publicación Progreso Semanal, que se edita en Miami. Entonces se refirió a unas entradas que costarían, en sus palabras, 50 pesos en moneda nacional, “con derecho a todo”: o sea, bastante menos de lo que se cobra ahora y en otro tipo de moneda.
También, Alfonso aclaró que, aunque se trata de un proyecto personal, el edificio, el espacio físico en sí mismo pertenece al Ministerio de Cultura, más concretamente al estatal Instituto de la Música. La entrevista luego fue reproducida por el oficialista sitio en internet Cubadebate.
Uno de los encargados de inaugurar la Fábrica de Arte Cubano fue el también oficialista cantautor Silvio Rodríguez, el 14 de febrero del año en curso.
“Es de Cultura, pertenece al Instituto de la Música, pero el lugar está destinado exclusivamente para el proyecto Fábrica de Arte. No es la primera vez que hacemos este proyecto, ya lo probamos durante dos años, y como funciona es que cada lugar tiene su cabeza, hay una persona que se dedica sólo a gente de cine, uno de danza, uno de teatro, otro de fotografía, otro de plástica, y entonces son varias cabezas organizando todas en coordinación para que tenga un sentido, una coherencia”, respondió X Alfonso a Progreso Semanal.
El espacio ocupa una vieja fábrica de aceite cuyo nombre, El Cocinero, aún puede verse en la chimenea. Está situado en las márgenes del río Almendares, en una zona de La Habana bastante deprimida y marginal. Además de un viejo astillero, en los alrededores se encuentra un barrio con mala fama: El Fanguito.
A la nueva Fábrica de Arte Cubano algunas personas  van a exhibirse, como si fuera una pasarela de modas; no se quedan quietos, y van de un lado a otro con una bebida en la mano, sin detenerse a observar propuesta artística alguna. Otros, asimilan la programación y la disfrutan a duras penas, abanicándose el sudor. Y están los desafortunados que no aguantan el sauna y se van a la media hora.
Es una lástima que un proyecto tan ambicioso como éste no cumpla con las expectativas previstas. Debiera hacerse una reestructuración con mejores condiciones ambientales, donde la gente se sienta bien y repita la experiencia. Quedan muchas cosas por descubrir en la Fábrica de Arte Cubano.

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