Cuba actualidad, Lawton, La Habana, (PD) Sr Modesto: Hoy le escribo en forma ponderada, aunque siempre en la cuerda del choteo, ya que tocante a su gobiernito en usufructo, no hay modo que pueda tomarlo en serio.
Esta crónica es un ejemplo de mi aseveración.
El regalito que les hizo a usted y a su hermano el actual inquilino de la Avenida Pennsylvania, en Washington, el pasado 17 de diciembre, fue un ejercicio de relaciones públicas con miras electoreras.
Para usted, sin embargo fue una magnífica performance, en la que declamó con voz engolada -que me recodó a los locutores soviéticos- sus parlamentos dignos de Viacheslav Tijonov, pero nada más: Ambos sabían que esto es y será solo teatro bufo.
Pero no es así para los bobitos de siempre, la izquierda vegetariana, los cazadores de ambulancias -only in América- y los periodistas sin empleo que ipso facto trompetearon las maravillas y oportunidades que se abrían para ambas orillas. Y unos cuantos “exiliados” ansiosos por vender medicinas, tabacos y ron al por mayor en Miami, New Jersey y -por qué no- en Las Vegas.
Todos estos personajillos, bien conocidos por Ud., estaban alborozados, veían al fin la posibilidad de una mejoría para su finca Castrolandia, devastada por las locuras y dislates de su hermano y por la incapacidad y el miedo cerval que de siempre Ud. le profesa.
Las Sras. Roberta Jacobson y Josefina Vidal, ambas al frente de sus respectivas delegaciones, expresaron que estas negociaciones pudieran tomar años. Aun así, estas declaraciones no fueron el jarro de agua fría que cortó el entusiasmo inicial de los bobitos. Lo fueron las declaraciones de usted en la cumbre de la CELAC en Costa Rica, envalentonado ante la blandenguería de Mr. Obama o por unos tragos de más. Allí usted presentó un pliego de condiciones sine qua non, parecido al que el general MacArthur le presentó a los nipones luego de su rendición, hace 70 años.
Después, como un guapo de barrio, usted agregó que “Cuba y Estados Unidos pueden convivir civilizadamente, respetando las diferencias entre ambos gobiernos”, pero advirtió que no permitirá consejos ni presiones sobre sus asuntos internos.
Mr. Obama, con su mejor sonrisa Colgate, concluyó su discurso del pasado 17 de diciembre con una verdadera obra de sofisma. Dijo: “Estados Unidos elige romper los grilletes del pasado para alcanzar un futuro mejor para el pueblo cubano, para el pueblo estadounidense, para todo nuestro hemisferio y para el mundo”.
Mr. Obama sabe que Ud. no decidió ni decide absolutamente nada en este asunto mientras su hermano respire.
Fidel Castro sabe muy bien que admitir las relaciones con los Estados Unidos le quitará poder económico al castrismo y fortalecerá la naciente sociedad civil cubana y así el poder del régimen se atomizará.
Para entonces, ya ni Ud. ni él respirarán, pero la sucesión estará garantizada. Por eso quizás es que su hermano mayor le ordenó poner esas condiciones para torpedear, por si acaso, los sueños de acercamiento con los yanquis.
Claro que a Ud. de todo esto lo que le importa es que los demócratas le quiten unos cuantos dientes al embargo, para afanarse unos cuantos dolarcillos más, porque de algo hay que vivir, ¿no es verdad, Sr. Modesto?
Por eso, como usted sigue como siempre, yo me reitero enemigamente suyo.
Para Cuba actualidad: palest44@gmail.com
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