viernes, 27 de febrero de 2015

UN DIA COMO HOY, EN LA HISTORIA DE CUBA: MUERTE DE CARLOS MANUEL DE CESPEDES.

POR: GUIJE CUBA


El 27 de febrero en la Historia de Cuba

• 1874 -

- Muerte de Carlos Manuel de Céspedes.

Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 121-122 nos describe los acontecimientos del 27 de febrero de 1874 en la Historia de Cuba:

   “Carlos Manuel de Céspedes, depuesto en 27 de octubre de 1873 del cargo de Presidente de la República de Cuba libre, adoptó una actitud ajustada a las circunstancias y compatible con el lustre de su vida. Después, sosegado el ánimo, abrigó el pensamiento de marchar al extranjero. Lo alentaba el doble propósito de evitar dificultades al gobierno revolucionario y de prestar su ayuda desde la emigración. En 2 de noviembre de 1873 solicitó del Presidente de la República pasaporte y autorización para que lo acompañasen algunos familiares, amigos y criados de su confianza. Entonces dijo:

   “"No pensé nunca salir de Cuba durante la actual contienda contra la dominación española. Mas, depuesto del cargo que ejercía, mi presencia en el país puede servir de pretexto a ambiciones, ser origen quizás de desagrados que yo quiero evitar a toda costa; es por esto, en modo alguno por las privaciones que tuviera que experimentar, ni por temor a peligros procedentes del enemigo; que deseo pasar al extranjero. Quedándome en Cuba, he de ser forzosamente gravoso; en el extranjero, sosteniéndome con el producto de mi trabajo personal, puedo ayudar a más a la Revolución."

   “Céspedes aguardaba a que se le extendiese el pasaporte pedido. Se hallaba en esta espera cuando se determinó a fijar su residencia en una finca situada en la Sierra Maestra y llamada San Lorenzo, adonde llegó el 23 de enero de 1874. Allí ocupó con su primogénito un bohío de guano.

   “En Santiago de Cuba un antiguo esclavo de Salvador Cisneros y Betancourt había sido condenado a muerte por los españoles. En vísperas de ser pasado por las armas ofreció señalar el refugio de Céspedes a cambio de la conmutación de la pena impuesta. Los sostenedores del régimen colonial no despreciaron una ocasión tan propicia a la satisfacción de un antiguo anhelo. Capturar a Céspedes, vivo o muerto, sería asestar un rudo golpe a la Revolución.

   “Una fuerte columna española asaltó en 27 de febrero de 1874 el apartado albergue del hombre del 10 de octubre. El prócer comprendió en seguida el peligro en que se hallaba. Se dispuso a repeler la agresión. Con agilidad y vigor extraordinarios se situó a distancia de los asaltantes. Un tiro le fracturó una pierna y lo derribó. Pero él se levantó, disparó e hirió a uno de los enemigos. La lucha era excesivamente desigual. Céspedes fue acosado y hostigado. En aquellos momentos supremos conservó la decisión de no rendirse. Y el insigne propulsor de la guerra por la independencia de Cuba llegó al fin de su vida terrenal bajo el fuego de los dominadores que habían suscitado la lucha sangrienta por él desatada.”

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