Por: Pedro Antonio Alonso Pérez Email: alonsopa63@yahoo.com
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www.municipiosdeoposicion.com
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WILMINGTON, Carolina del Norte, 29 de abril del 2015 - La oposición cubana no cuenta con las herramientas necesarias para llegar al poder. Por lo tanto, su mayor prioridad es encontrar los mecanismos que la pongan en capacidad de formar gobierno. Eso incluye, contar con el personal adecuado desde la base, un liderazgo con reconocimiento y respaldo popular y un sistema de elección primario para formar la Junta Nacional Opositora.
Los Municipios de Oposición tienen un gran reto, comenzar desde ya a la formación de verdaderos servidores públicos, para que llegado el momento puedan asumir un rol determinante en las nuevas estructuras políticas en todos los niveles: municipales, provinciales y nacionales. Tarea ardua y difícil en una sociedad aterrorizada y un estado con todos los medios del poder en sus manos y una oposición sin mecanismos de participación política.
Por eso se puede considerar una novedad la estrategia promovida por los Municipios de Oposición, cuando enfocan sus esfuerzos en lograr agenciarse una gran base social, capitalizando el gran descontento popular y la frustración que experimentan grandes sectores de la sociedad cubana.
Sin embargo, la oposición interna no ha podido hacerse identificar por la población, las instituciones internacionales y los gobiernos extranjeros, como una alternativa capaz y en condiciones estructurales para formar un gobierno democrático.
Se sabe que es difícil, y que no hay un método probado, con resultados tangibles para enfrentar los regímenes totalitarios de izquierda. Por eso hay que ser creativo y buscar fórmulas nuevas, quienes han desarrollado las viejas estrategias sustentadas en la lucha ‘confrontacional’ y el discurso político, a pesar del tiempo, los recursos y esfuerzos que se han dedicado para ellos, no han aportado resultados positivos visibles. Por lo que se corre el riesgo de la impotencia colectiva, que pudiera ser aprovechada por nuevos líderes de la nomenclatura, sin talento alguno, pero con el poder suficiente y un cierto reconocimiento internacional, incluido los Estados Unidos, que les permitiría ejecutar la sucesión.
La lucha ‘confrontacional’, apoyada con míseros carteles, con consignas manidas, como abajo Fidel, abajo la dictadura, etc. muestra una oposición de poca capacidad intelectual y liderazgo. Este tipo de estrategia lejos de atraer adeptos, los aterroriza y ahuyenta. Hay que tomar en cuenta los factores psicológicos de una población que lleva más de medio siglo sometida a los más sofisticados métodos de opresión y terror.
A todo lo anterior hay que sumarle la desinformación e influencia de la propaganda oficialista, ya que el régimen cuenta con el monopolio de todos los medios de difusión y no hay ningún espacio público para que la oposición presente sus propuestas y emplace la incompetencia del gobierno.
A un grupo de opositores, con larga trayectoria de lucha, esta realidad nos persuadió de buscar nuevas estrategias, las que plasmamos una plataforma denominada “municipios de oposición”. Una manera de hacer política ciudadana, sin una aparente confrontación ideológica con el régimen imperante, pero con la intención de minar políticamente su base social.
Además, con esta estrategia vamos creando las bases de un gobierno paralelo en ejercicio, con formación y vocación de servidores públicos. Esto, junto al reconocimiento y respaldo popular les dará a los Municipios de Oposición la capacidad de formar gobierno.
El hecho de que los diferentes comisionados asuman una actitud firme y valiente en defensa de los intereses de su comunidad, frente a la incompetencia de las autoridades gubernamentales para resolver los principales problemas del país, los hará inmunes ante las campañas de descredito que se les hace a todo el que no acate las disposiciones del régimen.
Algo que los supuestos líderes de la oposición en Cuba no están tomando en cuenta es el tiempo, la capacidad de maniobra del régimen y su interacción con las estructuras de gobernabilidad mundial. Si no se logra una oposición coordinada y estructurada a corto plazo, el régimen realizará cómodamente el reemplazo de sus figuras históricas de la mal llamada Revolución.
Por eso insistimos que debe pasarse a una oposición profesional, más representativa y no tan masiva. La masividad debe dejársele al pueblo, porque nunca habrá recursos para financiar la vida diaria de una oposición. Sin embargo, se confunde muchas veces la incorporación a la oposición con un modo de vida, que puede solucionar los problemas económicos del individuo al perder el empleo por su posición política.
Los Municipios de Oposición centran específicamente su estrategia en representar las inquietudes ciudadanas. Ese marco legal y moral lo convierten en estructuras difíciles de combatir por el régimen y lo obliga a ir contra su propia estrategia de utilizar el hambre y la escasez generalizada como una eficiente herramienta de control social.
El Partido Comunista en Cuba ha perdido toda autoridad política y moral, percibido por el cubano de a pie como una nueva clase privilegiada, debido a los excesos de su nomenclatura. Sin embargo mantiene todas sus herramientas de control social y la fuerza superior para intimidar a las fuerzas que se le opongan. Por eso la estrategia debe ser imponérsele políticamente y saturarle los espacios públicos, con un proselitismo militante y masivo. Y enfocar la lucha ideológica hacia adentro y olvidarse un poco de esa prioridad que la oposición le da a la opinión externa, que poco incide en las decisiones del régimen castrista.
Para que la oposición cubana pueda alcanzar la capacidad de formar gobierno, tiene que mostrarse ante la población, convertirse en parte de ella y salir a defenderla en todos los espacios. La oposición viajera puede perjudicar aún más la credibilidad del liderazgo opositor. Y si a eso se le suma que esos opositores viajeros forman parte de los privilegiados que reciben fondos externos, la desmoralización y las divisiones internas se exacerban. Una manera de llegar al poder es irle quitando cuotas al que lo tiene. Toda nuestra acción tiene que llevar implícita la pérdida de poder del régimen.
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