miércoles, 1 de abril de 2015

La justicia no está segura


370_consultaCuba actualidad, San Agustín, La Habana, (PD) Si me preguntaran cuál sería, a mi juicio, el principal problema que enfrenta hoy la sociedad cubana, aparte de la falta de libertades, le respondería sin pensarlo dos veces que es la inseguridad.
La inmensa mayoría de los cubanos vivimos bajo el implacable látigo de la inseguridad del qué vamos a comer mañana, y lo que es peor aún, qué comeremos hoy.
Así, también vivimos con la incertidumbre de que en cualquier momento podríamos estar entre las rejas de cualquier calabozo policial, en espera de ser procesado por la comisión de cualquiera de los delitos que constituyen, en definitiva, la única fuente y vía posible de subsistencia del pueblo.
Pero no es solamente la inseguridad de subsistencia lo que hace que la vida de los cubanos sea un infortunio. La inseguridad de la justicia también es causa de los continuos desvelos de la familia cubana y es precisamente sobre esta última que centraré el comentario de hoy.
Yamile Bargés Hurtado reside en avenida 3ra No. 355 apartamento 11, entre Paseo y 2, en El Vedado, municipio capitalino Plaza de la Revolución.
En el año 2003 la Sra. Bargés Hurtado adquirió la propiedad de la vivienda antes mencionada a través de una permuta legalmente formalizada. Seis años después, de manera inesperada, Bargés Hurtado recibió un emplazamiento judicial en el que se pretendía anular el acto de permuta, pues según se planteaba en el mismo, la otra parte, ya fallecida, había excluido a un presunto heredero, éste último promotor de la demanda.
Lo cierto es -y así lo demuestran claramente los hechos y las leyes- que a dicho demandante solo le correspondía una retribución en dinero, y nunca, ningún derecho sobre la propiedad de la vivienda, por lo que esta omisión jamás debía trascender al acto de permuta, cuestión ésta no ha sido tenido en cuenta por los tribunales, por existir evidencias más que claras de una corrupción y complicidad generalizada.
A partir de ese momento la vida de Bargés Hurtado y su hija, no volvió a ser la de antes, pues se convirtió en un verdadero infierno que perdura hasta hoy, habiendo sido objeto incluso, de intentos de desalojo por parte de la policía y de representantes de la “justicia”.
Pero cada revés que recibía en las incontables sentencias judiciales, respuestas de la Fiscalía, de las instancias de Gobierno y del Partido, le daban a Bargés Hurtado más fuerzas para seguir, dentro de la ley, defendiendo su derecho.
Pero llegó el momento de ejercer su último recurso legal en su defensa, el Recurso de Casación Civil ante el Tribunal Supremo Popular, y aún con esperanza de que se hiciera justicia, la Sra. Hurtado contrata en tiempo y forma los servicios de un abogado, en este caso, los servicios del Licenciado Yunier Pineda Fernández, del Bufete Colectivo de 41 y 60, del municipio Playa.
¿Y saben lo que sucedió? Pues el abogado que Bargés Hurtado contrató con mucha fe, presentó el escrito para sostener el Recurso de Casación, fuera de término, colocándola de esta manera en un estado total de indefensión.
La Sra. Bargés Hurtado, ante esta nueva disyuntiva, realizó una reclamación por escrito ante la Junta Nacional de Bufetes Colectivos, dando a conocer el actuar negligente del letrado Pineda Fernández, con el único objetivo de dar una solución a este nuevo problema.
Y cuál fue la respuesta? Pues sí, le dieron la razón a la Sra. Bargés Hurtado, pero la sabia solución fue nada más y nada menos que abrirle un expediente disciplinario al inculpado y el compromiso de que en su momento le harían saber a Bargés Hurtado la medida disciplinaria aplicada.
¿Acaso esta respuesta cambia en algo el estado de indefensión de la Sra. Bargés Hurtado? ¿Acaso la inusitada respuesta resuelve el fondo del asunto?
En lo absoluto.
Al terminar de leerme la respuesta, la Sra. Hurtado colocó el papel sobre la mesa, y con lágrimas en sus ojos me dijo:
¡En Cuba la justicia no está segura!
Hoy, después de 12 años de haber realizado la permuta, la Sra. Bargés Hurtado y su hija, ya una jovencita, viven una peremne agonía, esperando de un momento a otro ser desalojadas de su vivienda.
Esto me hace pensar en la ignominia que encierra el artículo 1 de la Constitución que nos dice sin pudor alguno que el Estado cubano está organizado con todos y para el bien de todos, para el disfrute de la libertad política, la justicia social, el bienestar individual y colectivo y la solidaridad humana.
Para Cuba actualidad: nelsonchartrand@gmail.com
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*Abogado y miembro del Club Anarcocapitalista de Cuba (CAC)
Foto: Nelson Rodríguez

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