jueves, 1 de octubre de 2015

Las remesas, ausentes en las estadísticas oficiales


Son una de las principales entradas de divisa fresca para las arcas del Estado cubano
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Filial de la Western Union, adonde acuden los cubanos para recibir sus remesas de EE.UU. (foto de archivo)
Filial de la Western Union, adonde acuden los cubanos para recibir sus remesas de EE.UU. (foto de archivo)
LA HABANA, Cuba – Aunque el gobierno desvergonzadamente pretenda ocultarlo, para los cubanos residentes en la isla no es un secreto que el dinero que envían sus compatriotas que residen en el exterior, principalmente en los Estados Unidos, es una de las principales entradas de divisa fresca para las arcas del Estado cubano.
Tal es el beneficio neto que representa ese dinero, que de las 12 medidas aprobadas por el presidente Obama y que entraron en vigor el 16 de enero, a la única que el gobierno cubano no le ha hecho ninguna objeción es a la referente a las remesas.
De acuerdo a la nueva política de flexibilización aprobada por los departamentos de Tesoro y Comercio de los Estados Unidos, puesta en vigencia el 21 de septiembre, se eliminaron los límites de las remesas que estaban fijado en 2 000 dólares trimestrales. Así también sucedió con quienes traen dinero a Cuba: están autorizados hasta 10 000 las personas bajo jurisdicción de EE.UU., y hasta 3 000 dólares los ciudadanos cubanos.
El anuncio fue recibido con euforia por los gobernantes cubanos. Pero lo relacionado con las remesas está envuelto en un total secretismo. En Cuba, en ningún informe oficial se refieren a las remesas enviadas por los cubanos residentes en el exterior.
Las remesas enviadas desde el exterior, fundamentalmente por residentes en los EE.UU. a familiares y amigos en sus países de origen de América Latina y el Caribe en 2014 se elevaron a 62 400 millones de dólares, la mayor cantidad registrada desde 2007, señal clara que estos envíos se acercaron a los niveles alcanzados antes de que comenzara la crisis económica, hace ocho años.
Estas remesas, además de beneficiar a las familias que las reciben, tienen un efecto multiplicador en las economías de esos países.
Al no disponer de fuentes fiables a las cales cual remitirse, se desconoce con exactitud la cuantía del envío de remesas hacia Cuba. En los 43 acápites del informe “Panorama Económico y Social 2014”, en su edición de abril del presente año, de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), no se aborda el tema de la remesas.
A los efectos de las estadísticas oficiales cubanas, las remesas Cuba no entran a formar parte de los componentes del Producto Interno Bruto (PIB). Se desconoce su incidencia en el crecimiento de este importante indicador macroeconómico, algo que está en contra de toda lógica, dado que los cientos de millones de dólares que se recibieron por diferentes vías en 2014 por concepto de remesas superan ampliamente la recaudación bruta del turismo, las exportaciones de níquel, azúcar, tabaco y productos bio-farmacéuticos.
El pasado año, los ingresos en concepto de remesas, solo fueron superados por los que reportó la exportación de servicios profesionales, principalmente médicos.
El dinero de las remesas tiene una fuerte presencia en la economía real de Cuba.
Las 2 000 Tiendas Recuperadoras de Divisas (TRD) dirigidas y administradas por el Grupo de Administración Empresarial (GAE), perteneciente a las Fuerzas Armadas Revolucionarias, el pasado año cumplieron ampliamente sus planes de recaudación de dólares gracia a las remesas que recibe más del 60% de los cubanos.
Muchos que no reciben remesas, por diferentes artilugios, se benefician de ellas para aliviar su precaria existencia.
Por parte de las autoridades cubanas hay un cierre a todas las bandas para que nada se filtre relacionado con la entrada de remesas.
Juan Triana, investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de La Habana, en una conferencia impartida en noviembre de 2014 a oficiales de la Dirección Política del Ministerio del Interior (MININT), no hizo ninguna alusión a las remesas.
Tampoco aludió a ellas el titular de Economía y Planificación, Marino Murillo Jorge, cuando intervino en la reunión de la Asamblea Nacional del Poder Popular a finales de diciembre de 2014.
Una muestra palpable del efecto multiplicador de las remesas que se reciben en Cuba lo tenemos en el crecimiento exponencial de los negocios privados.
A finales de 2014 ya funcionaban en Cuba 3 000 pequeños restaurantes y hostales que dieron empleo a miles de trabajadores contratados. En la mayoría de los casos, las remesas recibidas por los dueños de estos negocios, enviada por sus familiares, les ha permitido mantener contra viento y marea su actividad, a pesar de no ser reconocidos como personas jurídicas, no contar con almacenes mayoristas y estar sometidos a una despiadada política impositiva y a la acción depredadora de inspectores venales.
El crecimiento de la actividad privada, a pesar de las trabas que impone el gobierno, son la expresión más viva de la paciente labor de los nuevos “liliputienses” de la economía cubana, que sí han sabido multiplicar lo que se puede calificar como Inversión Extranjera Directa (IED).
El correcto empleo de la inyección de dinero que reciben del exterior se ha traducido en el florecimiento de sus negocios.
La Secretaria de Comercio de los EE.UU., Denny Pritker, en torno a la nueva política de flexibilización aprobada por Washington, aseguró que está diseñada para apoyar al sector privado emergente.
Las autoridades cubanas se niegan a concederle el estatus de persona jurídica a los dueños de los pequeños negocios privados. De tener esa categoría legal, estos emprendedores podrían establecer relaciones contractuales con cualquier empresa, sea nacional o extranjera, e importar sin trabas las mercancías que necesitan para sus negocios. De acuerdo a las medidas dictadas por el presidente Obama, las podrían adquirir sin ningún problema en el mercado norteamericano. Pero por el momento, esto no es posible. El gobierno cubano no quiere que exista una clase adinerada e influyente. Lo único que le interesa es que el mayor monto de las remesas vaya a parar a las arcas estatales.
origenesmadibas@gmail.com
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ACERCA DEL AUTOR

Osmar Laffita Rojas

Osmar Laffita Rojas

Osmar Laffita, Holguín, 1945. Marino mercante, profesión en la que se mantuvo durante 20 años. En 1991 pasa a trabajar en el turismo, hasta 1994. En 1993 ingresa a la Corriente Socialista Democráticas, y en 2007 se vincula al Partido Solidaridad Democrática. Desde ese año colabora con las páginas CubaNet y Primavera de Cuba e-mail: ramsertgandhii@yahoo.com

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