El socialismo todavía no ha aprendido ni a hacer cerillas
LA HABANA, Cuba – Así se nombró una pésima telenovela que finalizó hace unos días por el canal 6 y con un título muy parecido, “Si la chispa no alcanza”, mi colega Ada Oramas escribió una crónica el 18 de octubre en el periódico Tribuna de La Habana.
Pero mi vieja amiga Ada Oramas no se refería a la chispa del amor, sino a la chispa de los fósforos cubanos, que a pesar de fabricarse a lo largo de más de medio siglo en la Revolución triunfante de los gobernantes Castro I y Castro II, han sido de pésima calidad, como el resto de los productos industriales del socialismo castrista.
Ante otra crónica aparecida el pasado 22 de noviembre, ¿Por qué los fósforos no encienden?, también en Tribuna de La Habana y escrita por Yelena Rodríguez, busco en mi viejo archivo todo lo publicado sobre este diminuto y banal producto y descubro que después que Raúl Castro pidió a los cubanos que hablaran con valentía, el 27 de septiembre de 2007, Ada Oramas ha tocado este tema en más de una ocasión.
Antes, nunca.
Entonces comenzaron a llover las críticas por montones de numerosos periodistas en la prensa oficialista sobre productos como las malas y ausentes almohadillas sanitarias para las mujeres, las mochilas escolares que se rompen en pocos días, el yogur de soya que no gusta a los niños por su mal sabor, el pan de cada día sin manteca ni sal, los fósforos que no encienden y un etcétera interminable.
Aun así, tarde pero segura, ¡bravo por mi colega Ada Oramas, quien comenzó el periodismo al mismo tiempo que yo, allá por las calendas griegas! No importa que se haya demorado más de medio siglo en decir, aunque todavía no por lo claro, que el socialismo sea un fracaso, porque no sirven ni sus fósforos.
Por lo menos, ya se ha manifestado sobre “la incertidumbre que padecemos antes de encender estas cerillas y la insatisfacción debido a la pésima calidad del producto”.
Al final de su texto tomó fuerzas y ánimo y preguntó, quizás con algún temor todavía: “¿Podrá la industria dar respuesta al por qué los fósforos no encienden?”
Luego, en la crónica de Yelena, la Dirección General de la Empresa Nacional del Fósforo expone unos argumentos que no convencen ni al Bobo de la Yuca, como decimos en Cuba.
Achaca las culpas a las situaciones medioambientales, a la demora del mantenimiento de los equipos que comenzó en 2011, al proceso de producción discontinuo por la alta incidencia del factor humano –problemas con los trabajadores seguramente por los miserables salarios que reciben– y otros.
En pocas palabras: el socialismo todavía no ha aprendido a hacer cerillas.
¿Será cierto lo que dice Carlos Alberto Montaner, que mientras el capitalismo es una prodigiosa máquina de hacer pan, el socialismo es todo lo contrario?
Sigo buscando en mi viejo archivo y para nada me sorprende que a partir de los años 1995, 1998, 2000, 2002, 2005, hasta la actualidad, numerosos periodistas independientes, entre ellos esta servidora, hayamos escrito sobre los fósforos castristas que no encienden, señores, porque el socialismo no alcanza.
ACERCA DEL AUTOR
Tania Díaz Castro nació en Camajuaní, Villaclara, en 1939. Estudió en una escuela de monjas. Sus primeros cuatro libros de poesía fueron publicados por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y dos por Linden Ediciones Line Press y ZV Lunaticas. A partir de 1964 trabajó como reportera en revistas y periódicos de Cuba y escribió durante ocho años guiones de radio en el ICRT entre 1977 y 1983 y en 1992 y 1993, cronicas sobre la historia de China en el periódico Kwong Wah Po, del Barrio Chino de La Habana. En 1989 y 1990 sufrió prisión por pedir un Plebiscito a Fidel Castro. Comenzó a trabajar en CubaNet en 1998 y vive con sus perros y gatos en Santa Fe, comunidad habanera.
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