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From: Pedro Corzo
Su muerte no debe significar olvido, todo lo contrario, un firme y exultante jamás dejaremos de ser ciudadanos debemos clamar uno y todos los cubanos.
Su legado, del que no puede excluirse a su hermano Raúl porque sus aportes fueron esenciales para la sobrevivencia del régimen, es un prontuario delictivo que empequeñece al de cualquier otro dictador del hemisferio.
Castro irrumpió en la política a través del pandillerismo universitario. No pudo acceder al liderazgo de la Federación Estudiantil Universitaria, y se asoció con los dos grupos más violentos que operaban en la década del 40 en la Universidad de La Habana.
Su capacidad para sobrevivir se desarrolló entre aquellas familias mafiosas. Allí aprendió a mezclar el asesinato con la adulación. Audaz, inteligente y manipulador, se rodeó de un grupo de incondicionales que le han sido fieles por décadas.
Más tarde, un enemigo sin convicciones lastrado por la corrupción, le permitió convertir unas escaramuzas rurales en una epopeya digna de Homero. La clase dirigente cubana y la prensa nacional, salvo honrosas excepciones, hicieron dejación de su soberanía. El populacho fue consumido por un nuevo César que desde el principio les dio circo y poco a poco les robó el pan.
El Totalitarismo se dio nuevas leyes. Las parodias de procesos legales permitían asesinatos públicos. Se fusiló en parques, cementerios y detrás de las escuelas. Se militarizó la sociedad. Se implantó el terror. Se impuso un paradigma que promovía el odio y el tableteo de las ametralladoras para resolver las diferencias. Las bases culturales y morales de la nación, como parte de un Plan Nacional que pretendía recrear la conciencia ciudadana, fueron quebradas para introducir nuevos valores y dogmas
La escuela fue cuartel y centro de adoctrinamiento, las generaciones emergentes crecieron en un ambiente de triunfalismo en el que la frontera la definía la frase “con la Revolución todo, contra la Revolución nada”.
Decenas de miles de personas fueron a prisión. Miles más partieron al exilio. La libertad intelectual desapareció. Se estableció un estricto control de los medios informativos. Las religiones fueron enclaustradas en sus templos. Una especie de nueva devoción impuso sus propias tradiciones, cultos, lutos y fiestas
Paradójicamente el chauvinismo que impulsó el oficialismo de que Cuba y lo cubano era mejor y superior, fue transformándose en un profundo sentimiento de frustración, según el individuo fue viviendo los fracasos y padeciendo las contradicciones del régimen.
El "compañero" se quedó de pronto sin los sostenes teóricos que por décadas le habían sido insuflados. Se percató que se había formado en un ambiente en el que las consignas sustituían los pensamientos y la mentira se convertía en verdad y en poco tiempo volvía a ser mentira, que el fraude procedía desde las más altas esferas y que la igualdad era otra gran estafa.
El miedo y la conveniencia sustituyeron al concepto del derecho personal. Un amplio sector del país se conduce con feroz individualismo, practica el cinismo más ramplón y conforma una masa coloidal que se adapta a la situación que menos esfuerzo demande.
Los promovidos progresos cubanos, deporte, educación y salud, fueron otra decepción. Se acabaron las contribuciones extranjeras y el milagro social se desplomó.
En la isla se ha establecido una nomenclatura que ha disfrutado sin interrupción del poder absoluto. Se instituyó una aristocracia artística, deportiva e intelectual, supeditadas al compromiso político. Las Fuerzas Armadas sirvieron como ejércitos mercenarios, y hoy son generadora de fortunas para sus generales. El movimiento obrero es otra empresa del estado.
La estafa, la vulgarización del lenguaje y las costumbres, la masificación del ciudadano hicieron desaparecer al individuo y por consiguiente la privacidad.
El pudor se escabulló en la promiscuidad y la prostitución, presentes en toda sociedad, pero siempre cuestionadas, se reconciliaron con la comunidad para ser aceptadas como prácticas comunes, porque lo primero era “resolver” sin importar cómo.
La corrupción, el abuso de poder y el cisma provocado por la sectarización moral e ideológica de la nación, han alcanzado niveles nunca imaginados. Décadas de castrismo han esparcido una dolorosa sombra en el presente, y prometen un angustioso alumbramiento de futuro.
El castrismo es el principal responsable de la corrosión moral que amenaza extenderse a toda la nación.
En la actualidad la economía es parásita, mendiga, dependiente de la generosidad de otros países como Venezuela y China. Se habla de reformas económicas, pero no se puede obviar que el régimen ha reprimido por décadas el desarrollo de una economía independiente.
Fidel dejan una penosa herencia. Los números están en rojo, no solo porque la economía esté destruida, sino por la frustración de millones de personas que compraron el sueño que les fue robado, por la amargura de los que enfrentaron el sistema sin éxitos y por una sociedad que salvo excepciones, ha perdido las esperanzas.
Pedro Corzo
Periodista
From: Rosy Abradelo
Fidel Castro
Fidel usó su apellido en todo lo que tiene que ver con Cuba. Y para darle más énfasis, lo convirtió en un verbo conjugado en tercera persona, una palabra aguda con acento ortográfico: castró.
Fidel castró los derechos humanos, la economía del país, la vida de personas por pensar diferente, las aspiraciones, las espectativas, los sueños...castró un país completo.
Fidel fue, cosas en el orden que sigue...
Fidel fue un psicohijueputa narcisista con lengua veloz y razonamientos meteóricos. Ese ir siempre un paso adelante le valió admiración y coartadas tras coartadas toda su vida.
Fidel fue un mentiroso. Engañó a su pueblo aprovechándose de los errores políticos acumulados. Un populista del te prometo cuando lo que siempre hizo fue te prosaco. Y así se enriqueció absurdamente.
Fidel fue un ladrón. Se robó toda la riqueza nacional de los negocios, propiedades y valores de su pueblo. Lo llamó la nacionalización. Entre los primeros a su propio padre y a sus amigos Bacardí, que le ayudaron económicamente en su movimiento.
Fidel fue todavía más ladrón. Se robó todo lo mismo, pero de las empresas internacionales. Estados Unidos en respuesta le puso un bloqueo. Acabó pagándolo el pueblo porque él vivió como un pachá.
Fidel fue todavía todavía más ladrón. Se robó de facto el territorio nacional completo de Cuba. Pero como no fue de jure, la hipocresía se impuso a lo obvio y a la justicia.
Fidel fue brillante políticamente hablando. Utilizó a Camilo Cienfuegos en la revolución. Un hombre cabal, sumamente valiente. Cuando se dió cuenta que se le revelaba porque no era comunista lo mandó a matar. Lo mató su hermano Raúl. Me lo dijo Huber Matos a mí personalmente. Y mandó a matar a los demás presentes no de la élite, para que no se supiera. Encarceló a Huber también por lo mismo. Usó al Ché hasta que era conveniente. Luego lo mandó a Bolivia sabiendo que lo matarían. Esa era la idea. Se quedó con el perro faldero, el asesino sanguinario: Raúl Castro. Jugó con la prensa y mandatarios mundiales a gusto y gana.
Fidel fue un pésimo militar. Además de ser un cobarde, cuyas heces fecales todavía no se despintan del suelo del área del Cuartel Moncada, envió en repetidas ocasiones al Ché a misiones militares. Y el Ché era un estratega absurdo que no ganaba ni en un juego de Monopolio, muriendo muchos menos él. Por eso lo envió a Bolivia a hacer guerrillas. Los bolivianos se encargarían de matarlo y él con las manos limpias de sangre administraría la leyenda que convenientemente iba a construir.
Fidel fue un imbécil en economía. Destruyó la productividad, el incentivo, la inversión privada local e internacional (que reincertó tímidamente luego al perder el apoyo del gobierno de la USSR). Llevó a toda Cuba a la distribución equitativa de la pobreza total.
Fidel fue un destructor de familias. Por medio de Raúl y el Ché asesinando a mansalva en el Paredón entre otras formas. Por medio de la emigración.
Fidel mejoró el nivel de alfabetismo en Cuba. Lo heredó en un 80%. Pero convirtió el sistema de educación completo en una maquinaria de adoctrinamiento. Las putas son neurocirujanas, los taxistas físicos y así sucesivamente porque ganan más que los promedio de $30 mensuales que ganarían en sus profesiones.
Fidel dió salud gratis al pueblo. En hospitales con la planta física en la indigencia, sin la ascepcia necesaria y sin medicinas ni equipos. La medicina turística sí disfruta de los adelantos conocidos y las facilidades adecuadas.
Fidel fue un narcotraficante. Introducía drogas en PR y USA. Vinculado con Noriega y las Farc.
Fidel fue un traficante ilegal de armas. Se le descubrió un barco en años recientes lleno de ellas.
Todos los párrafos los he empiezado con la F de Fidel. Porque sacó F como gobernante y como persona. Nadie capaz de hacer todo esto puede considerarse una buena persona. Mucho menos un buen gobernante.
Fidel fue un alquimista. Convirtió a un país, ya entrando a ser un país del primer mundo, en una mierda.
Fidel fue un terco, testarudo, arrogante y egoísta. Él, su familia y la élite vivieron a toda máquina. El pueblo no.
Fidel fue eso. Y mucho más. Se murió (oficialmente) el viernes. Habrá más represión para mostrar el control de Raúl. Así que su muerte no significa nada excepto más problemas.
Murió un monstruo. Gústele o no a quien no le guste el adjetivo. Un monstruo. Con perdón de los monstruos.
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