En los actos de repudio se practica el “linchamiento social” con predominio de agresiones verbales, incluidas ofensas diversas, frases obscenas, alusivas a raza, género, despersonalización y amenazas. En no pocas ocasiones se emplea, además, la violencia física, con lesiones frecuentes para las víctimas.
Otro patrón represivo contra las Damas de Blanco han sido las detenciones arbitrarias, sin sustento en el ordenamiento jurídico interno, la mayoría de ellas con empleo de fuerza desmedida. Como alternativa a la detención, frecuentemente emplean reclusiones domiciliarias forzosas, sin causa legal, mediante el uso de efectivos de los cuerpos de seguridad del Estado.
La denuncia enviada a la ONU relaciona un conjunto de derechos que son vulnerados a las integrantes del colectivo, tales como: la libertad y la seguridad de la persona, la no discriminación, la libertad de opinión, expresión, reunión, manifestación y asociación y el derecho a no ser sometidas a otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.
Según ha documentado el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, en 2018 las Damas de Blanco sufrieron al menos 1.459 detenciones arbitrarias; en 2019, 1.117 detenciones arbitrarias, 16 reclusiones forzosas, 4 amenazas, 2 actos de repudio. Y, en 2020, de enero a julio, 110 detenciones arbitrarias, 55 reclusiones forzadas y 21 amenazas, entre otros datos.
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