Periodismo oficial y periodismo libre El Instituto de Estudios Cubano se honra en publicar el artículo del periodista Héctor Carbonell “Periodismo oficial y Periodismo libre” ganador del Premio Nacional del Colegio de Periodistas de Cuba (exilio) 2020.
Cuando hablamos de labor periodística tenemos que tener en cuenta el ambiente en el cual debe desarrollarse. Yo percibo tres entornos muy diferentes a considerar: una dictadura totalitaria, un gobierno autoritario o una democracia representativa con poderes equilibrados. En el primer caso, el periodismo oficial no es en realidad verdadero periodismo, se trata de empleados públicos que se encargan de informar a la población lo que el gobierno desea, sin palabras de más ni de menos. Cualquier desviación de la cartilla autorizada lleva al despido inmediato, en el mejor de los casos. Por eso, los pocos casos que en el mundo han sido merecen nuestro máximo respeto. El periodismo libre, inexistente en estas tiranías hasta hace pocas décadas, es hoy posible, gracias al desarrollo de las redes sociales, más dificiles de controlar, pero, también vulnerables frente a un gobierno que no tiene ningún escrúpulo en usar los medios que sean necesarios para evitar que sean expuestos sus asesinatos e injusticias. En un gobierno autoritario el primer deber del periodista, oficial o independiente, es evitar que el gobierno degenere en una dictadura totalitaria. Su labor debe concentrarse en señalar principalmente las ventajas, siempre con la verdad, de un gobierno autoritario o democrático versus un régimen como el comunista, la principal amenaza contra la humanidad en el siglo XXI. Por eso, no es suficiente la denuncia de los genocidios aberrantes de este sistema, hay que ir a la esencia de su ser. Hay que explicar que el marxismo-leninismo no es más que la teoría de un vago, manipulada por sucesivos sicópatas como Lenin, Stalin, Mao-tse Tung y Fidel Castro para apoderarse del gobierno y esclavizar sus pueblos. Carlos Marx fue un parásito eterno, primero de su madre después de su esposa y más tarde de su amigo Federico Engels. Nunca trabajó, jamás cobró un salario y tuvo la suprema arrogancia de pretender enseñarle a los trabajadores como mejorarlo. Por eso el resultado siempre ha sido el mismo MISERIA y TERROR. |
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