domingo, 12 de marzo de 2023

Es cierto que lo mandó a matar Machado

(De la página de Héctor Delgado)


Entre las curisidades de la Historia de Cuba me acabo de tropezar con esta carta de la hija de Julio Antonio Mella que aparece en la página de nuestro amigo Alejandro Casares. Interesante documento.


CARTA DE NATASHA MELLA A RAUL ROA

[su renuncia a trabajar para Fidel Castro y salida al exilio]

Habana, 1º. de Febrero de 1961

Excmo. Sr. Ministro de Relaciones Exteriores, Dr. Raúl Roa García.

Excelentísimo Señor:

Una vez más pude escuchar en el día de hoy como se utiliza el nombre de mi padre, Julio Antonio Mella, como arma de propaganda en el momento actual. De boca suya salieron las palabras de siempre, ya estereotipadas, sobre su lucha y sus ideales.

Los hechos son siempre los mismos: lo que puede variar es su interpretación y la exposición que se haga de los mismos, según convenga, en función de medias verdades.

Sí es cierto que Julio Antonio Mella militó en el Partido Comunista, que en aquel entonces aparentaba representar una cosa muy diferente de lo que ha venido a significar hoy en día.

Es cierto que lo mandó a matar Machado

[por entonces no se habían desclasificado los documentos de la KGV que implican a Vidali y Tina Modotti en el crimen].

Como es cierto que su lucha fue contra el imperialismo, así como contra la dictadura.

Pero es cierto también que del propio Partido Comunista fue suspendido y declarado traidor a raíz de la huelga de hambre. Así como es cierto también que fue precisamente Lázaro Cárdenas quien siendo presidente de México indultó al autor material del asesinato de mi padre. Y es tan igualmente cierto que Tina Modotti, la mujer que los “ñángaras” titulan la “compañera” de Mella, no era otra cosa que una espía internacional comunista.

Su pensamiento sigue teniendo vigencia hoy si se quiere interpretar debidamente. Si él combatió el Imperialismo y la dominación extranjera en lo que esto representaba hace 30 años, hoy hay que combatir por igual a todos los imperialismos y dominaciones extranjeras así se llame Yanqui, Soviético o Chino.

Yo por mi parte les niego a todos ustedes capacidad y autoridad moral para interpretar el pensamiento de mi padre. Ustedes sólo ven en él lo que quieren ver: al líder comunista. Pero yo que poseo miles de escritos de él, por los que he podido apreciar la verdadera creencia de su pensamiento, y además por correr por mis venas su propia sangre, me considero con la autoridad suficiente para interpretar a mi padre en un plano de conciencia mucho más profundo que aquel que representaba su ideología política exclusivamente.

Si mi padre murió, como todos los que mueren por un ideal, tengan o no conciencia de ello, no fue sólo por la liberación de una clase oprimida; esto sería reducir demasiado el valor de su sacrificio.

Si mi padre murió fue por redimir la conciencia nacional entera; si mi padre murió, y para que su muerte no haya sido en vano, la herencia que el dejo, no la única que ustedes reconocen sino aquella que Dios determinó biológicamente en su descendencia, no teme alzar su voz en este instante crucial del destino de nuestro pueblo, para decir que su sangre está dispuesta a verterse otra vez por rescatar los valores eternos de la libertad de conciencia que ahora una vez más están siendo mancillados en Cuba.

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