viernes, 26 de enero de 2024

Un día como hoy, enero 26, en nuestra lucha contra el castrismo.

Un día como hoy, enero 26, en nuestra lucha contra el castrismo.
 
Dedicado a aquellos que dicen que en Cuba no se combatió el comunismo.
 
Comparta estas efemérides. Gracias.
 
PROHIBIDO OLVIDAR.
 
1959
 
Garramasino Moreno es fusilado en Jiguaní, Oriente.
 
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Rogelio González Corzo, Manuel Artime Buesa y Humberto Sorí Marín entre otros, fundan los "Comandos Rurales"; un esfuerzo independiente de las gestiones de Fidel Castro, con el propósito de promover la alfabetización, la moral cristiana y mejorar las condiciones de vida en las áreas rurales con ideología socialcristiana opuesta a la marxista de los fidelistas. González Corzo y Sorí Marín fueron fusilados en abril de 1961; Artime murió en Miami el 17 octubre de 1977 de leucemia, después de haber sido el jefe Civil de la Invasión de Bahía de Cochinos en abril de 1961. 
 
1961
 
Vicente Palmore Johnson es sancionado por un tribunal castrista de La Cabaña a 10 años de cárcel por un delito contra los poderes del estado.
 
1962
 
La guerrilla comandada por Arnaldo Martínez Andrades ataca la cooperativa del régimen llamada Barro Amarillo, en Mabuya, llevándose las armas que la milicia tenía en el lugar. 
 
1963
 
Miguel Reyes Castro es fusilado en Condado, Trinidad LV. 
 
1972
 
 José Alfonso Sánchez es asesinado en el Castillo del Príncipe, La Habana.  
 
1983 
 
Tomás Izquierdo desaparece en el Estrecho de la Florida tratando de huir a la persecusión política de que era objeto en Cuba.
 
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EL SECUESTRO DE ABRAHAM.
 
Uno de los episodios más insólitos, único y desconocido ocurrió en la prisión Alambradas de Manacas en Las Villas, en el pueblecito que lleva ese nombre, allá por la década de 1970.
 
Las requisas de la soldadesca a las galeras o en las visitas, siempre fueron punto de fricción entre los reclusos y la dotación militar.  Pero no solamente en esta prisión, era norma en todas. Por cualquier roce con los carceleros ante cualquier protesta por los abusos o medidas arbitrarias de la dirección penal, ésta, como primeras medidas represivas acudía a la suspensión de visitas y de correspondencias lo que nos situaba en aislamiento total. Durante meses y años. 
 
Trataban de imponer procedimientos requisitorios humillantes; entre ellos, que tuviéramos que desnudarnos completamente para poder reunirnos con nuestros familiares y que nos dobláramos por la cintura mientras nos observaban por detrás. Nos negábamos. En las Alambradas de Manaca la dirección exigía que el desnudo fuera total por lo que hacía tiempo no teníamos visita.
 
Después de varias “negociaciones”, se accedió a que permaneciéramos en calzoncillo. Es cierto que el recluso se las ingenia para sacar cualquier cosa al exterior o pasar algo del exterior y nuestra conciencia es que, si nos sorprenden, debemos estar preparados a que la golpiza y la celda de castigo sean el precio a pagar. De acuerdo a como estuviera la política interna o proveniente de los mandos superiores, los custodios actuaban con mayor o menor rigor. Otros eran extremadamente provocadores todo el tiempo.
 
En un día cualquiera que un grupo recibiría una visita, que en el Plan de Mayor Rigor (Plantados) era cada tres o seis meses, el recluso Arnaldo Orozco fue conminado a que se bajara también el calzoncillo, ya que el requisador a quien apodábamos “Caballo Pajeao “- por su lento y cansón desplazamiento - insistía en que Orozco llevaba algo oculto. Se formó la trifulca, Orozco se negó a obedecer, se elevó el tono de la discusión, los reclusos que estaban en el lugar de requisa se solidarizaron con Orozco y los que se encontraban al otro lado de la cerca, fuera del área de visita, también.
 
Cuando a Orozco lo trasladaban a las celdas de castigo se generalizó la protesta y la solidaridad, que supuestamente no debía escalar a lo que sucedió después. Sin poder determinar exactamente el por qué, es cuando cuatro de los reclusos que no tenían visita ese día, Jover Cueva, Martín “Pire” Hernández, Elio Cuencio y Rubén Blanco saltaron a la garita que era custodiada por un guardia desarmado, que ante la intensidad del momento no intentó detenerlos y se puso a un lado.
 
La prisión de la Alambrada de Manaca constaba de dos secciones, una de los del Plan de Reeducación y la otra de los Plantados. Mientras Orozco continuaba caminando escoltado, los que saltaron hacia el lado de reeducación, lo hicieron porque habían divisado al director del penal, el Tte. Abraham Claro, quien al percatarse que habían traspasado la cerca divisoria y avanzaban por el terraplén, había ordenado abrir fuego transversal para cortar la avanzada de los cuatro reclusos.
 
En ese intento Cueva es alcanzado por un disparo que le dio en un codo y quedó tirado al lado de la cuneta. Los otros tres lograron seguir avanzando y es entonces cuando el director del penal se les pierde de vista. Un recluso del Plan de Reeducación les avisa que el director se encontraba oculto en el comedor, sin escolta. Hacia allí se dirigió el trío, lo capturan y lo sacan de su refugio. Elio Cuencio le aplica una llave de inmovilización y le dobla el brazo detrás de la espalda, Pire le toma el otro brazo y así lo arrastran por el centro del terraplén. 
 
Llevando ahora al director como resguardo en esa forma en la que corría peligro también la vida de éste, Rubén abofetea al director que no reaccionaba y no atinaba a articular palabras y menos dar la orden, para que detuviera el tiroteo. 
 
A la vez, el mismo guardia que no interfirió en la garita y que se encontraba agazapado, le grita a los tiradores que detuvieran el fuego para proteger la vida del acobardado y lívido Director.
 
Los presos ahora convertidos en captores se acercan a la garita y la cerca divisoria. El ambiente estaba caldeado; algunos presos de la parte Plantada, entre ellos recuerdo a Oreste Pérez del Valle con su vozarrón, le pedía a los secuestradores que le pasaran al Director para darle su merecido; pero otros, entre ellos Pastor Macurán también con su vozarrón, conscientes de que si se agredía al Director, o algo peor le ocurría, le gritábamos a Elio, a Martín y a Rubén  que no lo hicieran, ya que otras unidades de apoyo habían llegado al penal y si tenían que lanzarse al rescate del Director, el desenlace sería fatal…….. Prevaleció la cordura.
 
Y allí, en el punto limítrofe de las dos secciones fue liberado el director. El teniente Abrahám Claro era de figura esmirriada, nunca miraba de frente, era esquivo, ladino y dañino, el prototipo de lo que los presos llaman un “cobarde peligroso”. Se marchó sin gorra, demudado, sudando y con la camisa colgándole por fuera, con una lamentable imagen de militar derrotado en una escaramuza. Posteriormente, públicamente comentó que le debía la vida a Macurán quien fue uno de los que evitó que lo pasaran para nuestro lado. No obstante, fue Abraham quien ordenó los dos tiroteos que se produjeron bajo su mando en las Alambradas de Manaca. En el otro perdió la vida Oriol Acosta con el cráneo destrozado por una bala.
 
Este fue el único caso en que un director de prisión fue secuestrado en el Presidio Político Histórico Cubano.  
 
Epílogo. 
 
Elio Cuencio, Martín “Pire” Hernández y Rubén Blanco se incorporaron a nuestras filas.   Jover Cueva fue conducido a un hospital. Su brazo quedó dañado permanentemente.
 
La visita fue suspendida y los familiares que esperaban para encontrarse con los suyos, sin saber lo que sucedía mientras escuchaban los disparos, vivieron en suspenso lo sucedido y escenificaron fuertes protestas en el área de espera.
 
Y si se quiere, algo asombroso sucedió, la dirección del penal no tomó ninguna represalia contra nosotros, ni en ese momento ni después; a nadie llevaron a las celdas de castigo, aunque reforzaron el perímetro por varios días.
 
¿Qué fue de Orozco?  Cuando el cuarteto traspasó la garita, la intención era rescatarlo para que no lo ingresaran en el pabellón de castigo, pero para entonces, en el momento que se divisó al director ya había sido encerrado. Así que la acción no logró su propósito, pero fue heróica. Como parte de su liberación, el teniente Claro se comprometió a devolver a Orozco en no más de cuarenta y ocho horas, lo cual cumplió.       
 
A los dos o tres días, una delegación del Ministerio del Interior encabezada por el jefe provincial entró al patio para conversar con nosotros. Fue atendida por nuestros jefes de barracas, se interesaron en si había más heridos o lesionados. En ningún momento puntualizaron referente a lo ocurrido.
 
Por cierto, hay compañeros que tienden a confundir lo que sucedió en el secuetro de Abrahan, con el tiroteo posterior en el que fue asesinado Oriol Acosta.
 
NOTA: Este relato fue posible a las memorias (grabación) de Martín “Pire” Hernández, y de quien lo escribe. Elio Cuencio, por encontrarse muy enfermo no pudo ser entrevistado. A Rubén Blanco lo ví aquí en Miami por los años ochenta, después perdí su pista. Jover Cueva murió en Cuba. Arnaldo Orozco vive en Miami. 
 
Luis G. Infante PP#34028
 
 
 


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