EL PRINCIPIO Y EL FINAL

EL PRINCIPIO Y EL FINAL
Por Alfredo M. Cepero
 
La mala noticia es que el tiempo vuela. La buena noticia es que nosotros somos los pilotos de nuestro propio avión.

Al llegar al final del año en que vivimos, es natural que reflexionemos sobre las altas, las bajas y las cosas intermedias. El final de año es un tiempo para celebrar las lecciones que hemos aprendido, el crecimiento que hemos experimentado y las memorias de lo que hemos hecho. Es un momento para mirar adelante lleno de esperanza, inspiración y motivación para el año que se nos avecina. Si nos estamos reuniendo con nuestros seres queridos para recordar o tomar tiempo para señalar nuevas metas, estas metas nos permitirán reflexionar sobre el pasado y darle la bienvenida al futuro con los brazos abiertos.  
 Bien lo dijo Winston Churchill “El éxito nunca es final, el fracaso nunca es definitivo. Lo que cuenta es el coraje.” El final del año es un tiempo de reflexión sobre el pasado y anticipación del futuro. En el momento en que nos despedimos de este año así como llevamos con nosotros las lecciones y memorias con las cuales abrazaremos el año nuevo. El cierre de un capítulo es el principio del próximo. Este es un nuevo año, un nuevo comienzo y las cosas serán diferentes. Lo vio muy claro Albert Einstein cuando dijo: “Aprende del pasado, vive en el presente, y pon tus esperanzas en el futuro.”
Y el hombre que salvó a esta nación de la desintegración, Abraham Lincoln,   lo dijo con su acostumbrada naturalidad: “Lo mejor sobre el futuro es que viene un día a la vez”. Los cubanos tenemos la firme esperanza de que los días del próximo 2025 sean el final de la tiranía que nos ha oprimido por más de seis décadas.  En esa labor debemos participar los cubanos de todas las edades porque nunca seremos tan viejos como para que no participar en la meta de nuestro sueño de más de sesenta años.
La mala noticia es que el tiempo vuela. La buena noticia es que nosotros somos los pilotos de nuestro propio avión.
1-1-25

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Un día como hoy, enero 6, en nuestra lucha contra el castro comunismo.

Un día como hoy, enero 6, en nuestra lucha contra el castro comunismo.

Dedicado a aquellos que dicen que en Cuba no se combatió el comunismo.

Comparta estas efemérides. Gracias.

PROHIBIBO OLVIDAR.

1959

Los exmilitares del ejército de Cuba, René Agüero, Juan Manuel Fourt, Dionisio García, Fernando Gea Dimet y Rosendo Hernández Martínez son fusilados en Guantánamo, provincia de Oriente.

1961

José Adonis Peña Calzada, alzado en armas contra el comunismo, muere en combate en sitio la Rosa, Sierra del Escambray, Las Villas.

José Adonis se unió a la insurgencia en julio de 1960. Su hermano Juan Antonio, que solo tenía quince años, y su padre también se unieron a la insurgencia, pero estaban operando en grupos separados. Durante el combate, siguiendo la orden de retirada, José Adonis recibió un disparo en el costado. El gobierno confirmó su muerte a la familia, pero su cuerpo no fue devuelto para el entierro, una práctica habitual en el caso de los rebeldes. Su hermano Juan Antonio fue capturado el 6 de febrero de 1961 y cumplió un año y medio de prisión. Por ser menor de edad, se le concedió la libertad condicional, pero pasó 24 años en campos de trabajo a los que también se reubicó a su familia.

[Source: Written testimony of brother, Juan Antonio Peña Calzada, February 20, 2005, and March 6, 2005. Telephone interview with of brother, Juan Antonio Peña Calzada, April 3, 2006 / Archivo Cuba]

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EI Ejército de Liberación Nacional, publica una proclama pidiéndole al pueblo cubano que se levanten en armas contra la tiranía comunista de Fidel Castro. Firman Ia proclama comandante Augusto, comandante Osvaldo Ramírez, comandante Evelio Duque, capitán Edel Montiel, capitán Joaquín Membrides, capitán Ismael Rojas, capitán Ismael Heredia Roldán, capitán Armando Lima, capitán Gelasio Laborit, capitán Máximo Lorenzo, capitán César Páez, capitán Ramٕón Fernández, capitán Ricardo Rodríguez y Merejo Rodríguez.

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Un Tribunal Revolucionario de Ia Fortaleza de la Cabaña, en la causa 557 de 1960, sancionó a 3 años a Julio Ríos Reyes.

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Se infiltra desde EU Jorge Fundora Fernández con la misión de establecer una base de recepción de armas y recursos para los grupos que combatían al régimen.

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Carlos Campos Martínez, oriundo de Guantánamo y miembro de la guerrilla del Movimiento Demócrata Cristiano es fusilado en Arroyo Blanco, Guantánamo.

1962

El excapitán del ejército Rebelde, Isaías Iglesias Pons es fusilado en La Cabaña. 

Ex oficial de carrera militar, había sido retirado del servicio después de cumplir seis meses en La Cabaña bajo el gobierno revolucionario (acusado de devolver los cuerpos de los hombres ejecutados allí a sus familias). Salió de Cuba y regresó en una misión de infiltración apoyada por la CIA. Fue ejecutado por cargos de infiltración desde el extranjero y espionaje para los Estados Unidos. Según se informa, había un informante en su grupo. Su madre había sido puesta bajo vigilancia y fue capturado cuando se encontró con ella en un lugar designado. Su madre fue juzgada por no denunciarlo y condenada a dos años de prisión. Fue condenado a muerte. Su cuerpo fue enterrado en una fosa común.

[Fuente:Written testimony of  daughter, 1/9/08. Telephone testimony of wife, 6/20/2008. Written testimony of cousin, Memorial Cubano, Miami, February 25, 2006. New York Times, 24 January 1962, p. 3, column 3. / Archivo Cuba]

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Mario Otero, Rafael Vara, Rafael Rosales, Berto González, El Valenciano y Cabilla son fusilados en la finca Santa Elena, en Rodas, LV.

1967

Luís y Marcial Díaz Medina son fusilados en Santa Clara, LV.

1971

El Tribunal Supremo del estado de Nueva York absuelve de los cargos de terrorismo que se le imputaban a Guillermo Miguel, Carlos Fernández, José Rondón e Iván Acosta. La defensa estuvo a cargo del abogado puertorriqueño Oscar González Suárez.

[Fuente: Vanguardia, enero 9, 1971]

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El paredón de fusilamiento, esa guadaña castrista que despejó el camino al Estado mafioso del siglo 21

POR OCTAVIA ROJO | 04/12/24                  https://cubasiglo21.com/

Que los mafiosos ejecutan, no es noticia para nadie. Ejecutan a conveniencia. Ejecutan para imponerse. Ejecutan para proteger sus intereses. Para eliminar a quienes consideran una amenaza o escarmentar a los transgresores de sus designios. Ejecutan para deshacerse de sus rivales. Ejecutan para apropiarse de algún nuevo territorio. Ejecutan sin necesidad de juicio ni de evidencias, pues en sus respectivos feudos ellos son la ley, y la justicia no es sino lo que ellos así dictaminen.

Tampoco debería ser ya desconocido para nadie que uno de los pilares fundamentales de los regímenes totalitarios es el terror. Y en concordancia con ello –aunque no son pocos los que prefieren apartar la vista y eludir el tema–, para gobernar la república recién conquistada Fidel Castro necesitaba un pueblo aterrorizado, pues justo esa era la premisa del modelo estalinista por él replicado en la mayor de las Antillas.

La causa 127 del año 1959

Como muestra de los redaños del recién estrenado cacique recuérdese la causa 127 del año 1959, en la cual fueron enjuiciados en Santiago de Cuba 43 integrantes de la Fuerza Aérea del Ejército (FAE). Tras una primera vista celebrada del 13 de febrero al 2 de marzo los acusados fueron absueltos, ya que no pudo probarse su participación en los delitos imputados. Inmediatamente Fidel Castro se dedicó a saturar la radio y la televisión nacionales con las antológicas diatribas con las que acostumbraba a manipular y movilizar a las multitudes en función de sus deseos, equivalentes en aquella ocasión al fallo condenatorio. Incluso nombró un nuevo tribunal presidido por su incondicional Manuel Piñeiro Losada (el comandante Barbarroja) y comisionó a su ministro de Defensa, Augusto Martínez Sánchez, como fiscal de relevo. Un segundo juicio comenzó el 5 de marzo, con el resultado de dos absoluciones y condenas de 30 años de cárcel para 19 de los acusados, 20 años para 10 de ellos, y otros 12 recibieron 2 años de prisión, acaso gracias a la intervención del arzobispo de Santiago de Cuba, Enrique Pérez Serantes, quien habría logrado disuadir al caprichoso caudillo de descargar la pena capital sobre los pilotos.

Ciertamente, ya para entonces iba quedando claro que al nuevo regente no le temblaba la mano para firmar sentencias de muerte ni la voz para decretarlas. Algunas semanas antes, tan temprano como el 12 de enero de 1959, habían sido fusilados en la loma de San Juan 71 oficiales del ejército de Batista que no habían cometido ningún crimen, incluyendo al jefe de la Policía de la oriental ciudad, quien durante un largo período había estado colaborando con el ejército rebelde en favor de la paz. Sus cuerpos fueron arrojados a una fosa común.

Los fusilamientos “revolucionarios” empezaron desde la Sierra Maestra

Valga acotar que los fusilamientos “revolucionarios” en realidad no comenzaron con la toma del poder. Ya desde la Sierra Maestra, durante la etapa embrionaria de lo que Castro llamaba “el movimiento”, hubo ejecuciones sumarias, si bien esa sórdida fase no ha sido muy publicitada, por motivos obvios. No obstante, a partir de 1959, la práctica que hasta entonces se había perpetrado al amparo de las sombras tomó carácter público, pues así como tuvo que permanecer oculta para alcanzar el poder, tenía que ser difundida para conservarlo. De manera que el paredón vino a convertirse en una variante tropical de la guillotina, aunque con la misma función: entumecer por medio del terror cualquier instinto de rebelión que pudiera quedar o resurgir en los ciudadanos.

Así pues, las primeras víctimas públicas fueron militares, y a continuación funcionarios y otras personas vinculadas de algún modo con el anterior Gobierno, aunque no relacionadas con actividades represivas. Luego cayeron ciudadanos comunes con el endeble pretexto de haber sido simpatizantes de Fulgencio Batista. Y cuando se le acabaron los supuestos enemigos, el Führer tropical no tuvo reparos en echar mano a los amigos.

La Causa 829 de 1960

El 12 de octubre de 1960 tuvo lugar el juicio de la causa 829 de ese año, como resultado de la cual fueron fusilados importantes líderes que primero habían luchado contra Batista y luego se habían rebelado contra Castro: Porfirio Remberto Ramírez, presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios de Las Villas, Plinio Prieto Ruiz, comandante del ejército rebelde y profesor universitario, Sinesio Walsh Ríos, campesino alzado, José Palomino Colón y Ángel Rodríguez del Sol, trabajadores del Escambray. Aquellas ejecuciones pretendían desmoralizar a los campesinos que ya combatían en el lomerío de la región central del país. Con todo, la guerra del Escambray duraría 7 años, pues los pobladores de la zona no estaban dispuestos a someter sus tierras ni su libertad al nuevo dueño. Asimismo, el 18 de abril de 1961 fueron fusilados en La Cabaña Virgilio Campanería, Alberto Tapia Ruano, Carlos Antonio Rodríguez Cabo, José Calderín, Carlos Manuel Calvo Martínez, Lázaro Reyes Benítez, Efrén

Rodríguez López, y Filiberto Rodríguez Ravelo. Habían sido parte del movimiento que puso en manos de Fidel Castro el destino de la nación cubana.

Nadie estaba a salvo de la guadaña castrista. Ni siquiera quien hubiera bajado con él de las lomas, como bien pudo comprobar en su momento Humberto Sorí Marín, fusilado el 20 de abril de 1961. Sorí Marín había pertenecido al movimiento 26 de Julio. En la Sierra Maestra había alcanzado el grado de comandante y había sido parte del gabinete inicial de Castro, cuando este aún mantenía activa la pantomima de restaurar la Constitución de 1940. Esta había sido, pues, la meta de la revolución cubana iniciada tras el golpe de Estado de Batista, y hasta tener bien agarrados los hilos del poder Fidel Castro necesitaba aparentar que también era el objetivo de su “revolución” particular.

¿Cuántos fusilados?

Según se ha podido documentar, solo entre 1959 y 1961 fueron fusiladas al menos 5 618 personas, pero únicamente 452 de ellas habían tenido participación en el régimen batistiano. Ya lo pregonó el 11 de diciembre de 1964 ante la Organización de Naciones Unidas ese mortífero aliado del castrismo que fue Ernesto Guevara: “Hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte”. ¿Así, o más claro?

La Causa 1 de 1989

Pero que nadie cometa el error de pensar que las siegas disciplinarias de Castro y compañía fueron exclusivas de la etapa inicial de la dictadura. Como tampoco había quedado en el pasado el recurso de diezmar sus propias filas. En fecha tan avanzada como la primavera-verano de 1989 los medios nacionales estremecieron a la población con la causa 1 de ese año: el arresto, enjuiciamiento sumario y ejecución de varios militares cercanos a la cúspide del poder en la isla. El general de División Arnaldo Ochoa Sánchez, el coronel Antonio de la Guardia Font y sus ayudantes personales, el mayor Amado Padrón Trujillo y el capitán Jorge Martínez Valdés, fueron procesados por el presunto delito de narcotráfico internacional.

El caso exponía supuestos vínculos de militares cubanos de alta graduación con pandillas dedicadas al tráfico de drogas como el cartel de Medellín, capitaneado por el sanguinario Pablo Escobar Gaviria. Apenas dos días antes del arresto de Ochoa había trascendido a través de la prensa mundial que funcionarios de la administración de George Bush (padre) investigaban un incremento del flujo de estupefacientes ilegales hacia Estados Unidos con la participación directa de autoridades cubanas. Un poco antes Aldo Santamaría Cuadrado, vicealmirante y jefe de la Marina cubana, había sido oficialmente acusado en ausencia por un Gran Jurado estadounidense por haber facilitado protección y vituallas a embarcaciones que transportaban drogas procedentes de Colombia hasta Cuba y de aquí a Estados Unidos.

El juicio contra los oficiales cubanos, declarado arbitrario por la ONU, estuvo a cargo de un tribunal militar integrado por tres generales de los cuales solamente uno tenía nociones de jurisprudencia. El delito de tráfico de drogas, según el Código Penal cubano vigente a la sazón, no contemplaba como sanción máxima la pena de muerte, sino hasta 15 años de privación de libertad. Empero, los acusados fueron llevados ante el pelotón de fusilamiento con el pretexto de un supuesto delito contra la paz y el derecho internacional, “actos hostiles contra un Estado extranjero”, catalogado dentro de los delitos contra la seguridad del Estado.

El general de División Arnaldo Ochoa había estado en la Sierra Maestra bajo las órdenes de Camilo Cienfuegos. Había comandado las misiones militares de Castro en Etiopía y Angola. Uno de los más condecorados generales cubanos, Ochoa fue diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular y ostentaba el título de Héroe de la República de Cuba. Gozaba además de gran prestigio y simpatía entre las filas del Ejército cubano. Quizás por eso mismo se especuló que el verdadero objetivo de Fidel Castro con esas ejecuciones era el de frustrar un eventual (o inminente) golpe de Estado.

Sea como fuere, lo que en realidad sucedió solo lo supo en su momento un reducido círculo, del cual algunos miembros ya se habrán llevado el secreto a la tumba. El proceso fue televisado, pero no sin antes haber sido sometido a una meticulosa edición. También se comentó (o quizás se filtró) que a todos los implicados se les había prometido el perdón al final del juicio y que solo serían despojados de sus grados y cargos. Con esa esperanza en el horizonte, cada uno de ellos reconoció su supuesta culpabilidad en público. No faltó el consabido mea culpa en el que además de mostrarse arrepentidos eximían a la cúpula gobernante de cualquier participación en los delitos. Participación que una gran cantidad de cubanos damos por sentado, pues de hecho el sacrificio de esos militares como chivos expiatorios ante la presión internacional fue otra de las hipótesis más manejadas por la población.

Promesas aparte, Arnaldo Ochoa, Antonio de la Guardia, Amado Padrón Trujillo y Jorge Martínez Valdés fueron fusilados el 13 de julio de 1989. De los altos oficiales acusados solo escaparon del paredón (a cambio de prolongadas condenas) el general de brigada Patricio de la Guardia y el teniente coronel Alexis Lago Arocha. El resto recibió condenas de 10, 15 y 30 años de cárcel. El general José Abrantes, titular del Ministerio del Interior, uno de los asistentes más antiguos y cercanos a Fidel, ex jefe de su escolta personal, fue arrestado luego junto a otros seis oficiales de su gabinete “por no haber impedido la comisión de los delitos”. Murió (o lo “murieron”) de un infarto en 1991, mientras cumplía una condena de 20 años.

Una infamia el 12 de abril de 2003

Ya en el presente siglo, el 12 de abril de 2003, fueron ejecutados los jóvenes Lorenzo Enrique Copello Castillo, Bárbaro Leodán Sevilla García y Jorge Luis Martínez Isaac, quienes junto con otras personas habían intentado secuestrar una lancha de pasajeros de la ruta Habana Vieja-Regla con el objetivo de desviarla hacia costas estadounidenses. Esa vez el juicio, totalmente carente de garantías procesales, duró menos de una semana.

Hasta donde se sabe, los tres jóvenes fueron las últimas personas en ser fusiladas en la isla. No obstante, organizaciones de derechos humanos han denunciado otras muertes de disidentes cubanos en “extrañas circunstancias”. Uno de los casos más conocidos fue quizás el de Oswaldo Payá Sardiñas y Harold Cepero, víctimas fatales en el año 2012 de lo que el régimen de La Habana intentó hacer pasar por accidente de tránsito, pero que más tarde se supo, gracias al testimonio de sobrevivientes, que había sido un ataque intencional.

Por desgracia, denuncias sobre muertes y desapariciones de opositores y disidentes no han faltado bajo el mandato castrista, pues si algo abunda en la isla son las represalias del régimen de La Habana. Naturalmente, el capo de Birán supo guardarse las espaldas, de modo que es imposible conocer con exactitud el total de sus víctimas fatales. Las cifras varían entre cientos y miles de fusilados, pero ni siquiera la ONU cuenta con un registro concreto, pues los represores evidentemente no publican informes ni rinden cuentas de sus delitos. Aun así, un sinnúmero de nombres engrosa la larga lista de las víctimas del paredón castrista, y se llenarían tomos con los fusilados anónimos, esos que la Historia no llegó a recoger, aunque con toda seguridad los seres queridos que los sobrevivieron no los olvidan.

En definitiva, chivo expiatorio o escarmiento, para frenar un golpe de Estado o para atajar una inminente estampida, lo cierto es que el capo di tutti capi a golpe de paredón fue desbrozando el sendero para su hermanito menor, y de paso, aunque quizás sin saberlo, para lo que décadas después degeneró en ese

Estado mafioso que desgobierna hoy la tierra más hermosa que ojos humanos vieran. 


Un día como hoy, enero 05, en nuestra lucha contra el castro comunismo.

Un día como hoy, enero 05, en nuestra lucha contra el castro comunismo.

Dedicado a aquellos que dicen que en Cuba no se combatió el comunismo.

PROHIBIDO OLVIDAR.

1959

Raúl Castro, jefe militar de la provincia de Oriente protesta por la acusación de que la Revolución había iniciado un "baño de sangre" con los fusilamientos masivos y al unísono prometió más ejecuciones.

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El ex miembro de las fuerzas armadas de Cuba, Marcelo R. Agüero, quien no había sido arrestado al triunfar la revolución es asesinado en Santiago de Cuba mientras caminaba por una de sus calles.

1961

Un Tribunal castrista de Ia Fortaleza de la Cabaña, en la causa 614 de 1960, sancionaron a 10 años de prisión, por un delito contra los poderes del estado, a Evelio Hernández Hernández, Lorenzo Lan Contreras, Jose Ramón Ramos Hernández y René Aguinaga González.

1962

La guerrilla comandada por Generoso Bringas, segundo al mando del “Piche” Catalá logra romper un cerco de varios miles de soldados castristas cerca del poblado Carlos Rojas, provincia de Matanzas. Tres jóvenes que estaban escondidos en la zona para unirse a la guerrilla fueron capturados y fusilados de inmediato.

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El jefe guerrillero Carlos González Garnica muere al caer por un barranco en las montañas del Escambray durante un enfrentamiento con las milicias castristas.

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El ex soldado del Ejército Rebelde, Pedro Cantero Hurtado y su cuñado Rolando Calvo González, son acusados de suministrar armas a las guerrillas y son fusilados en La Campana, Manicaragua, Las Villas.

1963

Camilo Tardío Hernández alzado contra el régimen castrista en el Escambray, provincia de Las Villas es fusilado en el Condado, Trinidad. Sus hermanos, Benjamín, Blas, Guadalupe y José Santiago también murieron enfrentados al castrismo.

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José Luis Bello es fusilado en la fortaleza de La Cabaña,

1989

El opositor Félix Mesa Rodríguez es asesinado a balazos por un policía en el parque central de Santiago de las Vegas, provincia de La Habana.

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Pepín Varona. El pasado viernes fue operado del corazón y está en la unidad de cuidados intensivos. La operación fue exitosa y se espera su pronta recuperación. Va a ser trasladado a un centro de rehabilitación. Tan pronto tengamos la dirección la daremos a conocer. En el hospital no se puede visitar, al menos mientras esté en IC. En el centro de rehabilitación si podrá recibir visitas. 

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La caída y el colapso de la URSS: cómo se disolvió la “Rusia histórica” que quiere restaurar Putin

Hace treinta años, la Unión Soviética se derrumbó víctima de un Estado monstruoso e ineficiente, de una burocracia paralizante y de los deseos de independencia de las quince repúblicas que la integraban. Se habló entonces del fin de la Guerra Fría, del fin del comunismo y hasta del final de la historia: no contaban con Putin. Con veinte años en el poder, busca restaurar “los viejos ideales destruidos” y borrar a Ucrania del mapa

Por   Alberto Amato         06 Mar, 2022

Cuando la bandera roja, con una hoz y un martillo bordados en amarillo, símbolo mundial del comunismo, fue arriada del mástil del Kremlin, y en su lugar se izó la bandera tricolor de la Federación Rusa, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS, dejó de existir, al menos en lo formal. Nadie contaba con Putin.

Sucedió hace treinta años y dos meses, el 25 de diciembre de 1991 y fue la culminación de un largo proceso de deterioro social y económico, del deseo de las quince repúblicas que integraban la URSS de independizarse y de un tratado internacional firmado de manera intempestiva entre la Federación Rusa, Bielorrusia y la hoy heroica Ucrania, que siempre quiso ser independiente de Moscú.

El final de la URSS había empezado años antes, con el trabajo de zapa que la llamada “Revolución Conservadora”, liderada por el presidente americano Ronald Reagan, había iniciado en los años 80 y que contó con la alianza incondicional de la primer ministro británica Margaret Thatcher y del Papa Juan Pablo II. En 1989, en Polonia, la tierra natal del Papa, y con su visto bueno, el sindicato no comunista “Solidaridad”, liderado por Lech Walesa, impulsó elecciones libres y llegó al gobierno después de una intensa campaña que había llevado casi una década.

Ese mismo año cayó el Muro de Berlín, sostenido durante casi tres décadas por la URSS y sin que Moscú pudiera hacer nada por impedirlo. También ese año, en Rumania, la rebelión contra el comunista fue más violenta: el líder Nicolae Ceaucescu y su mujer, un matrimonio que había gobernado con mano de hierro, fueron fusilados el día de Navidad después de un juicio parodia y por un tribunal que tenía la condena decidida. En Checoslovaquia, la llamada “revolución de Terciopelo”, liderada por Vaclav Havel llegó al poder por elecciones libres. Apenas veintitrés años antes, en 1968, un intento de alcanzar un comunismo más racional había sido aplastado por una invasión soviética, que derrocó al entonces líder checo, Alexander Dubcek. Algo parecido a lo que hoy intenta Putin en Ucrania, aunque menos sangriento.

Estos pequeños terremotos en el interior del comunismo profundo, detrás de lo que Winston Churchill llamó “una cortina de hierro”, pegaron muy fuerte en la URSS, donde nacieron reclamos de transformación. Ese es el temor que guía hoy a Putin en su sangrienta invasión a Ucrania, a la que amenaza destruir. A mediados de los 80, la URSS estaba embarcada entonces en una transformación que proclamaba “glasnot” (apertura, transparencia) y “perestroika” (reestructuración económica y política), dos conceptos decisivos en un sistema totalitario, partidista y dominado por el Partido Comunista de la Unión Soviética. Quien llevaba adelante esas reformas era Mijaíl Gorbachov, secretario General del Comité Central del PC entre 1985 y 1991, jefe de Estado de la URSS entre 1988 y 1981 y Nobel de la Paz en 1990, un año antes del colapso soviético.

Gorbachov esgrimió un argumento esencial para cimentar sus reformas: la economía soviética estaba estancada. No le faltaba razón. También había otros motivos por los cuales la URSS estaba al borde del colapso. En un mundo que cambiaba por horas, el autoritarismo y la centralización de la URSS, con resabios del zarismo al que había combatido en 1917, eran no sólo anacrónicas, sino paralizantes. La burocracia, derivada del autoritarismo, había convertido en ineficiente a un Estado poderoso que debía gobernar un territorio vasto y poblado que, sin embargo, pretendía regir, y lo hacía, hasta la vida privada de sus habitantes.

Autoritarismo y burocracia cercaron a la economía. La URSS había perdido la hegemonía económica frente a su rival, Estados Unidos, había crecido el sector informal y el mercado negro, aumentado la tasa de mortalidad infantil y había caído la expectativa de vida adulta. Los soviéticos se sentían frustrados.

En ese territorio pantanoso trabajó Gorbachov a partir de 1986, cuando anunció sus reformas en el XXVII Congreso del PC soviético. Dio enseguida una señal de los tiempos que se avecinaban cuando ordenó la liberación del físico disidente Andrei Sajarov, deportado y aislado en la ciudad de Gorki por orden del anterior líder soviético, Alexander Brezhnev. Ese mismo año, el accidente en la planta nuclear ucraniana de Chernóbil, hoy en manos de las tropas invasoras de Putin, demostró las falencias del régimen, la precariedad de un sistema que proclamaba que todo en la URSS era brillante, pujante y feliz, y reveló los huecos en la seguridad elemental del Estado. Un hecho, banal si se quiere, reforzaría la idea del Estado soviético como el de un monstruo torpe e ineficiente: el 28 de mayo de 1987, Mathías Rust, un chico de 19 años que había partido de Islandia en una avioneta Cessna 172, aterrizó en la histórica Plaza Roja de Moscú, después de burlar todos los sistemas de defensa soviéticos.

Gorbachov impulsó la iniciativa privada, permitió a personas físicas y a cooperativas ser propietarios de negocios, promovió las inversiones extranjeras en las empresas, concedió a los trabajadores el derecho de huelga, eliminó los resabios represivos de la época estalinista, dio mayores libertades a los ciudadanos que pudieron leer, es sólo un ejemplo, las novelas de George Orwell o las obras testimoniales de Alexander Solzhenitsin; fueron liberados presos políticos encerrados y sin juicio durante años, se permitió a los diarios publicar artículos críticos, fueron habilitadas elecciones legislativas de las que participaron, por primera vez, agrupaciones políticas ajenas al PC. En la URSS asomaba un nuevo rostro, sólo que los resultados de aquel embrión de economía de mercado tardó demasiado en crecer.

Los intentos de Gorbachov podían sonar muy bien en Occidente, después de todo, la vieja URSS se modernizaba. Pero en la vieja URSS había enemigos de aquellas reformas. Y Gorbachov dormía con uno. En 1985 había nombrado a un desconocido como jefe del PC de Moscú: Boris Yeltsin, un tipo más consustanciado con el vodka que con el materialismo dialéctico, pero ambicioso y escaso de escrúpulos.

En 1987, después de la apertura de Gorbachov y de la libertad a los presos políticos, Yeltsin fue relevado de su cargo: había adoptado cierta postura dual con respecto a los cambios en la URSS. Por un lado, criticaba a Gorbachov porque todo marchaba demasiado lento y por otro, juzgaba que el jefe iba demasiado lejos con sus transformaciones. En junio de ese año, Reagan dio un golpe maestro en beneficio de su política hacia la URSS. El 12 de junio se plantó en Berlín, frente a la Puerta de Brandeburgo y de espaldas al Muro y lanzó un mensaje a Gorbachov: “Señor primer ministro, si busca la liberalización, venga a esta puerta. Señor Gorbachov, abra esta puerta. Señor Gorbachov, tire abajo este muro”.

Fue un pistoletazo de salida para que las repúblicas soviéticas empezaran a pedir, a exigir, su independencia. La URSS estaba conformada por quince repúblicas. Eran, por orden alfabético, Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Estonia, Georgia, Kazajistán, Kirguistán, Letonia, Lituania, Moldavia, la vasta tierra de Rusia, Tayikistán, Turkmenistán, Ucrania y Uzbekistán.Junto con los primeros desafíos a Gorbachov, el periódico comunista Sovetskata Rossiya llamó a resistir las reformas, empezaron los reclamos de independencia de las repúblicas soviéticas. Primero fueron los países bálticos, Estonia, Lituania y Estonia, los tres hoy en la mira de Putin. Los reclamos coincidieron con una visita de Reagan a Moscú, con un programa de reformas políticas aprobadas por el PCUS e incorporadas como enmiendas a la Constitución, y con la elección, por primera vez con candidatos de distintos partidos políticos, de un nuevo Congreso de los Diputados del Pueblo. Esa elección marcó una disminución del poder y la autoridad del hasta entonces poderoso Partido Comunista. Yeltsin volvió por la revancha y ganó una banca por mayoría abrumadora. En febrero de 1989, la URSS de Gorbachov retiró la totalidad de sus tropas de Afganistán, a la que había invadido en 1979, y ponía así fin a una guerra desastrosa que dejaba en ese país a un grupo armado incontrolable: los talibanes, a quienes habían ayudado Estados Unidos con armas y con la inteligencia de la CIA.

En julio de ese año, Gorbachov anunció que los países miembros del Pacto de Varsovia, la OTAN soviética, podían decidir su propio destino. Fue el año en el que Walesa accedió al poder en Polonia. En septiembre, Hungría abrió sus fronteras hacia occidente y miles de personas empezaron a viajar hacia un mundo que les era desconocido y lejano. Y en noviembre, esa política de apertura hizo que miles de berlineses del Este, en manos soviéticas, viajaran a Hungría primero y luego a Berlín Oeste para visitar una tierra, y a unos familiares, a los que no veían desde hacía tres décadas. En noviembre, los alemanes derribaron aquel Muro de la vergüenza y cantaron Beethoven sobre sus escombros, en algunos casos acompañados por el cello inolvidable de Mstilav Rostropovich.

En 1990 los países bálticos volvieron a reclamar su separación de la URSS, que resistió a sangre y fuego esas aspiraciones de independencia, muchas reprimidas a sangre y fuero por el Ejército Rojo. Gorbachov dejó su cargo de secretario general del PC y se convirtió en el primer presidente soviético. Al año siguiente, el PC declaró la soberanía de Rusia sobre sus tierras y eliminó algunas de las normas que regían en lo que todavía quedaba de la URSS. El Congreso reeligió a Gorbachov como secretario general del PC y Yeltsin, cada día más poderoso, abandonó el partido con otros dirigentes. Todo era insospechado en la URSS de una década atrás, incluido el nuevo Tratado de la Unión, propuesto por Gorbachov y aprobado por el Congreso de los Diputados del pueblo.

Pero el sentimiento independentista era imparable. Ucrania, como no podía ser de otra manera, junto a Armenia, Turkmenistán y Tayikistán exigieron ser soberanas. En marzo de 1991, cuando ya la URSS se acercaba a su disolución acaso sin saberlo, el famoso Tratado de la Unión fue llevado a referéndum en toda la URSS, pero boicoteado por los países bálticos, Armenia, Georgia y Moldavia. El resto de las repúblicas soviéticas votó por seguir en la renovada URSS: ocho de las nueve repúblicas aprobaron con condiciones el nuevo tratado votado en referéndum. Ucrania se opuso. El acuerdo iba a hacer de la URSS una federación de repúblicas independientes, menos centralizada, pero con un presidente en común y con iguales decisiones en política exterior y militar.

En junio de 1991 la Federación Rusa eligió por primera vez a su presidente: Boris Yeltsin, que se presentó como candidato independiente y ganó con el cincuenta y ocho por ciento de los votos. En el Kremlin, los dos rivales compartían pasillos y oficinas cercanas: Yeltsin como presidente de la Federación Rusa, Gorbachov como presidente de la URSS. En julio, en ocasión de la visita del presidente americano George H. W. Bush, Gorbachov firmó en Moscú un tratado con Estados Unidos para reducir las armas nucleares estratégicas, las que ahora quiere usar Putin en Ucrania y donde fuere. Fue entonces que el agua del vaso se desbordó. El 19 de agosto, mientras Gorbachov estaba de vacaciones en su dacha de Crimea, Ucrania, la península que hoy está en manos de Putin, el ala dura del PC, el Comité Estatal de Emergencia y un grupo de militares intentaron derrocar a Gorbachov para “evitar la descomposición del país”. Los tanques golpistas rodearon el Parlamento, Yeltsin se puso al frente de los moscovitas que formaron un escudo humano frente a las tropas, el grueso del Ejército rechazó el golpe, Gorbachov, por cuya vida se temió, regresó a Moscú y el golpe fracasó. Pero Yeltsin era ya casi un héroe nacional y el poder estaba en sus manos.

Si algo faltaba para apurar los cambios, el Tribunal Supremo proscribió las actividades del Partido comunista de la URSS. En septiembre el Consejo de Estado reconoció la independencia de los países bálticos, Letonia, Estonia y Lituania. Y el 1 de diciembre, el noventa por ciento de los ucranianos votó por su independencia. Yeltsin dio entonces un paso decisivo. Se reunió con los líderes de Ucrania, Leonid Kravchuk y de Bielorrusia, Stanislav Shushkévich para firmar un tratado “internacional” que marcaba el nacimiento de una Comunidad de Estados Independientes (CEI), compuesta por diez de las quince repúblicas soviéticas. Implicaba, también el colapso y desaparición de la URSS, porque ponía fin al Tratado que la había creado y al establecimiento de Estados en las antiguas repúblicas de la Unión Soviética.

Gorbachov se enteró por teléfono. Se lo dijo el bielorruso Shushkévich. Al día siguiente, en el Kremlin, Gorbachov recibió al entonces presidente de Kazajistán, Nursultán Nazarbáyev. En medio de la reunión, Yeltsin entró al despacho de Gorbachov, que lo increpó con dureza: “Pero, ¿qué ha hecho usted? ¿Qué quiere? ¿Qué pasará con las armas nucleares? ¿Qué sucederá con las Fuerzas Armadas unidas?”. Yeltsin se encabritó: “¿Me está usted interrogando…? ¡No voy a responderle!”. Gorbachov, según el relato de Nazarbáyev, le recordó a Yeltsin que él seguía siendo el jefe de Estado, a lo que Yeltsin contestó que muy pronto sería él quien ocupara ese sitial. Después, reveló Nazarbáyev, “comenzó una discusión a gritos e insultos fuera de tono”.

En lo formal, la URSS había dejado de existir. Quince días después, el 25 de diciembre, Gorbachov presentó su renuncia al cargo de presidente de lo que ya no era, la bandera roja de la hoz y el martillo fue arriada del Kremlin, la bandera tricolor de Rusia se izó en su lugar y Yeltsin fue el hombre más poderoso del antiguo imperio que, durante setenta y cuatro años, había regido los destinos del este europeo.

El colapso de la URSS supuso el final del comunismo, el final de la Guerra Fría y hasta el final de la historia. No contaban con Putin.

El 31 de diciembre de 1999, ocho años después de su llegada al poder, deteriorado y sin apoyo popular, Yeltsin anunció su renuncia y dejó la presidencia en manos del hoy todopoderoso líder ruso, que era entonces primer ministro.

En 2005 Putin habló sobre el colapso de la URSS y, de alguna manera, delineó cuáles eran sus planes. Dijo: “La caída de la URSS fue la catástrofe geopolítica más grande del siglo. Para el pueblo ruso, esto representó un verdadero drama. Decenas de millones de nuestros ciudadanos y compatriotas se encontraron fuera de su territorio ruso. La epidemia de destrucción se expandió incluso en Rusia. El ahorro de los ciudadanos fue aniquilado y los viejos ideales destruidos”. Propuso “defender los valores rusos y reforzar nuestra comunidad histórica”.

Es en nombre de esos valores y de la recuperación de la “Rusia histórica”, lo que bien puede ser leído como un retorno de y a la URSS, que Putin lanzó su sangrienta invasión a Ucrania y amenaza al mundo con una guerra nuclear.

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Mijail Gorvachov y Boris Yeltsin 


sábado, 4 de enero de 2025

Javier Milei reconoció a Edmundo González Urrutia como presidente electo de Venezuela

Javier Milei reconoció a Edmundo González Urrutia como presidente electo de Venezuela en una reunión bilateral en la Casa Rosada. Por Brenda Struminger. Infobae. + VIDEOs. Edmundo González "tiene toda la intención de llegar a Venezuela el 10 de enero”.  
04-01-2025

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Javier Milei reconoció a Edmundo González Urrutia como presidente electo de Venezuela en una reunión bilateral en la Casa Rosada
Por Brenda Struminger
Infobae
4 de enero de 2025


LA PRIMERA IMÁGEN DE EDMUNDO CON MILEI EN LA CASA ROSADA - Todo Noticias


Recibimiento de Edmundo González en Buenos Aires, Argentina - Vente Venezuela

Con un fuerte operativo de seguridad y rodeado de miles de venezolanos de la diáspora, el Presidente recibió al líder opositor a la dictadura de Maduro y a su esposa. Junto a Karina Milei y Gerardo Werthein, hablaron del gendarme secuestrado y de los asilados en la Embajada en Caracas

Los aplausos de los miles de venezolanos que esperaban en la soleada Plaza de Mayo para ver a Edmundo González Urrutia y Javier Milei saludar desde el balcón de la Casa Rosada se escucharon desde los patios y pasillos más recónditos del palacio cuando el presidente electo de Venezuela llegó, envuelto en un fuerte operativo de seguridad junto a su reducida comitiva, minutos después de las 11 de la mañana.

Milei estaba desde hacía menos de una hora en la sede gubernamental. Había dejado Olivos a las 10 después de permanecer en la residencia oficial los días de las Fiestas. Llegó a las 10.15 a Balcarce 50 para la recepción del líder opositor venezolano y en la Casa de Gobierno se encontró con su hermana y secretaria general, Karina Milei, y con el canciller, Gerardo Werthein, que también participarían en el encuentro. Se prepararon durante unos 45 minutos en el despacho presidencial, y a las 11 recibieron a Urrutia.

El protocolo aplicado por la Casa Militar para el ingreso del líder venezolano, que llegó acompañado por su esposa, Mercedes López, fue el que se le dedica a un presidente electo, dijeron sugerentemente en el entorno del jefe de Estado. El objetivo del encuentro era justamente reconocer a Urrutia como tal, después de los fraudulentos comicios de agosto y a seis días de la jornada de investidura presidencial. El 10 de enero Maduro planea apropiarse del mando que le corresponde a Urrutia, que se encuentra exiliado en España desde los comicios y aún no confirmó si podrá ir a Caracas ese día para defender la decisión de la voluntad popular de Venezuela. Mientras tanto, la principal líder de la resistencia, Corina Machado, sigue en el territorio nacional, pero oculta para preservarse de las represalias del régimen de Maduro.

La charla entre Milei y Urrutia, junto a Werthein y Karina, duró aproximadamente media hora. Discutieron la situación del país en la dictadura, y el Presidente le transmitió su compromiso con los valores de la democracia. También hablaron del gendarme secuestrado, Nahuel Gallo y de los asilados en la embajada argentina en la capital venezolana. Poco después, el Gobierno publicaría un comunicado donde hablaría del “gobierno dictatorial” y de la determinación de la administración libertaria con “los valores del mundo libre, occidental y capitalista”.

Al terminar, ambos salieron al balcón principal, acompañados por sus respectivos entornos. Se abrazaron y saludaron largamente a los miles de venezolanos de la diáspora en la Argentina que ocupaban un tercio de la Plaza de Mayo y los vivaron apenas vieron que se abrieron las puertas ventanales. “Viva la Libertad”. “Gracias, Milei”. “Edmundo presidente”, gritaban, envueltos en banderas de su país. Algunas mujeres estaban apostadas frente a la reja desde las 8.30 de la mañana, otros habían llegado hacia el mediodía, decididas a recibirlos con vociferadas y calurosas palabras de aliento, entre hurras y agradecimientos.

Por la visita de Urrutia, la Casa Rosada estaba rodeada de agentes de seguridad apostados con sus armas del lado interno de la reja que circunda el edificio. El protocolo desplegado por la Casa Militar con el Ministerio de Seguridad y las Fuerzas Armadas había sido inusualmente reforzado con francotiradores y dispositivos anti drones. Durante la visita no hubo incidentes. Y cerca de las 12, Urrutia junto a sus laderos se subieron nuevamente a la combi para desplazarse al Palacio San Martín, donde tenía previsto seguir con la agenda con una reunión con el canciller Werthein y la Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.

La de hoy fue la primera visita de Urrutia a la Argentina, en el marco de la gira que emprende desde hoy por distintos países para reunir apoyos y volver a mostrarse en público mientras sigue el conflicto en su país.Después irá a Montevideo, Uruguay, donde será recibido por el saliente presidente Luis Lacalle Pou. El resto de sus destinos es desconocido, por cuestiones de seguridad.

Noticia en desarrollo…

 Edmundo González aseguró que "tiene toda la intención de llegar a Venezuela el 10 de enero”
Por Noticias Caracol el 4 de enero de 2025


66 años en la oscuridad.

66 años en la oscuridad.
Recuerdo como si fuera hoy, el primero de enero de 1959 y días subsiguientes, acababa de cumplir 16 años y se apreciaba una histeria colectiva como bien la describiera el periodista e historiador Enrique Encimosa, en el documental “Al Filo del Machete” producido por Pedro Suarez “Tintín”  y Luis Diaz y el escritor Jose Antonio Albertini en su más reciente publicación “Memoria Constante: Relatos verídicos”.
El fin de año,1958, estaba programado en el cine más moderno de Santa Clara, “El Cloris”, el estreno de la película “El Puente sobre el Rio Kwai”.
No creo que hubiera espectadores en esos días. Varios grupos rebeldes atacaron la ciudad llevando la guerra a las calles, aunque si recuerdo que pocos meses después, el cine y el edificio que lo albergaba, el Gran Hotel, la construcción más alta del interior del país, fueron confiscados por la revolución.
El antiguo propietario, Orfelio Ramos, era un emprendedor, como le gusta decir al dictador Miguel Diaz Canel, que había hecho su fortuna alquilando bicicletas y conduciendo ómnibus locales con tanto espíritu y talento, que llego a ser dueño de los autobuses que prestaban servicio urbano en la ciudad de Santa Clara.
La histeria había apresado tanto, a hombres como mujeres. En mi conocimiento, la mayoría de la población participaba en aquel carnaval que mezclaba esperanza para algunos y miedos para otros, a la postre, el férreo control social establecido por Fidel y Raúl Castro, aterrorizo a la población en un marco de ineficiencia colosal que ha conducido al país a una miseria espiritual y material sin precedentes.
La esperanza de un mundo mejor se frustro, solo quedo el miedo. Estos sentimientos tan contrarios fueron consecuencias del fanatismo de unos cuantos que, por destacarse en el torbellino revolucionario, protagonizaban un sectarismo del que era difícil librarse, aunque se poseyeran credenciales revolucionarias como le sucedió al dirigente insurreccional Pedro Barata, prisionero político por muchos años, cuando dio fe ante unos energúmenos que el sujeto que acusaban era inocente.
Recuerdo una consigna castrista que decía más o menos así, “No importa lo que hiciste, sino lo que estás haciendo” un mensaje claro a los nuevos y futuros cómplices de la destrucción de la Republica que perdimos.
La crispación de la sociedad se acentuaba cada día porque las detenciones arbitrarias y el estruendo del paredón nos amedrentaba y ensordecía. Los arrestos por meras sospechas o acusaciones infundades de colaboracionismo con el régimen derrocado, fueron factores que incentivaron a los oportunistas o a los más temerosos, a convertirse en acusadores ante tribunales revolucionarios que no buscaban justicia sino una cruel venganza, encubierta en un espurio proceso judicial.
La Revolución como fuente de derecho, pronunciamiento de la Corte Suprema de Justicia de la República, como expusiera el doctor Ramon Barquín en un reciente artículo, le daba el tiro de gracias a la civilidad, incluyendo la conversión de los medios de información, hasta los privados, en instrumento de una propaganda atronadora que confundía hasta lo indescriptible a la ciudadanía que paulatinamente, pero de forma constante, se estaba transformando en masa al servicio de los Castro y criminal comparsa.
Por otra parte, la confiscación masiva de bienes, sin proceso judicial, despojo a muchas personas de patrimonios familiares bien habidos. Apresuradamente se creó un ministerio de Recuperación de Bienes Malversados, designando administradores incompetentes que destruyeron las propiedades, una especia de antecedentes de los nuevos ricos del presente, hijos de los moncadistas que en la actualidad disfrutan del poder y las riquezas de las que se apropiaron sus padres y abuelos. 
Los días y las noches se sucedieron hasta acumular 66 años. Muchos han sido los cómplices del totalitarismo castrista, al régimen no le han faltado verdugos que, aunque no hayan disparado un fusil contra un semejante, son cómplices de las numerosas muertes y padecimientos sufridos por la población.
No obstante, para satisfacción de los hombres y mujeres con decoro, no han faltado compatriotas dispuestos a enfrentar el oprobio del castrismo con las dolorosas secuelas de exilio, cárcel y paredón, sin olvidar el exilio interno en el que viven muchos compatriotas, que, por diversos motivos, permanecen en la Isla.
Estoy seguro de que Cuba y los cubanos serán libres, pero hay que procurar justicia por esta vasta desolación de 66 años de espanto.
 
 
 
 
 
 


Un día como hoy, enero 4, en nuestra lucha contra el castrocomunismo.

Un día como hoy, enero 4, en nuestra lucha contra el castrocomunismo.

Dedicado a aquellos que dicen que en Cuba no se combatió el comunismo. 

Comparta estas efemérides. Gracias.

PROHIBIDO OLVIDAR.

1959.

El ex mayor del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), Jacinto García Menocal se suicida estando en prisión en San Cristóbal, Pinar del Río.

1961

 Un Tribunal Revolucionario de la Fortaleza de la Cabaña, en la causa 570 de 1960, sancionaron a 9 años de prisión, por un delito contra los poderes del estado a Carlos A. del Valle Bombalier, Oscar del Valle Bombalier, Fernando del Valle Bombalier, Reinaldo C. Avila Alonso, Octavio Aldama Delgado, Julio Gutiérrez Guedes y Pedro Luis Boitel Abraham.

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Un Tribunal Revolucionario de Ia Fortaleza de la Cabaña, causa 202 de 1960, sancionó a 12 años de prisión al acusado Andrés Muñoz Martínez.

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El insurgente Mario Miranda muere en combate en el Escambray, Las Villas.

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Alejandro Vera Tellez, miembro del clandestinaje opuesto al régimen castrista es fusilado en La Habana.

1962

Eliecer Delgado Delgado, Rafael Varas Viamonte, Rafael Rosales Sosa, Luis Portela López, Adalberto González Garnica, Eugenio Monteagudo Boyd, Orlando Barrios,Reinaldo Renato Aulet Rodríguez del Rey y Pedro Otero Viamonte miembros de la resistencia que planeaban unirse a la insurgencia armada contra el régimen de Castro en las montañas del Escambray fueron arrestados en Cienfuegos el 12/31/61 después de que el grupo fue infiltrado por un espía. Fueron ejecutados en Santa Clara, Las Villas.

[Fuente: Written testimony of neighbor 6/22/09. New York Times, 1 October 1961, p. 50, column 1. United States Information Agency, 1993. / Archivo Cuba]

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El jefe guerrillero Filiberto González Pedroso es fusilado en El Condado, LV.

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Manuel Pacheco Ruíz,”el Congo” jefe de una de las guerrillas que operaban en el Escambray es capturado herido en Manicaragua y fusilado en Santa Clara, Las Villas.

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Reinaldo León Bravo es acusado de actividades contra la revolución y fusilado en Las Villas.

1963

 Los capitanes guerrilleros Porfirio Guillén Amador, Juan “Niño” Débora Blanco y Gilberto Rodríguez Ramírez, mueren en combate en Sabana del Moro cerca del cementerio de Manicaragua, LV. junto a los guerrilleros Julián Hernández Cruz, René Sánchez Méndez Alfredo Luque, Idalberto Fuentes Jiménez, Norberto Colunga Torres, Bernabé Fuentes, Pedro Ramírez Artíles “Chungo” y René Sotero “Soterito”. Varios de los alzados resultaron heridos, entre ellos Israel Pacheco, que logró escapar. Porfirio Guillén estaba alzado desde junio de 1959 y murió el día que cumplió 24 años de edad.

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Ramón Padilla, ex miembro del Ejército Rebelde y ex director del presidio de Isla de Pinos se suicida en la embajada de Uruguay en La Habana. Padilla propició la fuga de Jorge Sotús, también ex miembro del ER quien se encontraba cumpliendo condena por actividades en contra del régimen castrista.

1965

Manuel Moya es fusilado en La Cabaña.

1972

Domingo Figuerola Lara muere sin asistencia médica mientras realizaba trabajos forzados en la prisión Melena 2, provincia de La Habana.

2005

Mel Martínez (R/Fl.) se juramenta como primer Senador cubano americano en la historia de los EE.UU.

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NOTA DE DOLOR
Ayer día 3 falleció en la ciudad de Miami nuestro hermano del Presidio Político Cubano, Manuel Barba Cudilleiro. Manuel fue condenado a cumplir 30 años de prisión en la causa número 3 del año 1963 por un tribunal castrista de La Cabaña. En el reclusorio nacional de Isla de Pinos le asignaron el número de preso 31462.
El próximo lunes día 6 será el funeral en la Funeraria Bernardo García en 8215 SW y 40 St a partir de las 6 pm.
Hasta su familia llegue nuestro mas sentido pésame.
Manuel Barba Cudilleiro 03-63H 31462.jpg
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CARY ROQUE UNA DE NUESTRAS HEROINAS, EJEMPLO DE HONOR Y DIGNIDAD, PROHIBIDO OLVIDAR

Tomado del libro "Todo lo dieron por Cuba"de Mignon Medrano

CARY ROQUE

Una viva muestra del peso que cargó sobre sus hombres la juventud cubana es Cary Roque. Con solo 19 años de edad, trabajaba como locutora y actriz en CMQ Radio, actriz de telenovelas en CMQ Televisión y en la exitosa obra teatral "Los Malditos". Además, estudiaba periodismo en la escuela Márquez Sterling. Como tantos otros jóvenes de su generación, Cary creyó honestamente que la revolución traería a Cuba un estado de derecho sin golpes militares y con un absoluto respeto a la Constitución de 1940.

Poco le duró la ilusión. Casi desde el primer día comenzó a ser testigo de la violencia desatada dentro de la propia CMQ. Se sintió defraudada por la revolución, pero aún más por las represalias en contra de quienes querían desligarse del sistema. El director de la escuela de periodismo, el Dr. Quintana, fue destituido y reemplazado por Carlos Rafael Rodríguez. Los alumnos que no simpatizaban con el nuevo régimen fueron depurados y hasta se les prohibió acercarse a la escuela.

Algo similar sucedía en la CMQ. A diario, las también actrices Violeta Jiménez, Raquel Revuelta y Maritza Rosales, presionaban a todas las demás para que se inscribieran en las recién estrenadas milicias. "¿Cuándo vas a unirte a las milicias, Cary? El domingo hay guardia". Esta pregunta se repetía con marcada insistencia. Un día, en tono conminatorio, Violeta Jiménez la emplazó: "Estoy hablando contigo, Cary Roque, ¿cuándo vas a ser miliciana?" A lo que Cary ripostó: "Nunca, porque yo no nací para andar con un fusil arriba; yo tengo una carrera, una educación, y me gustan los pantalones sólo como ropa de sport, no como uniforme".

Claro está que el círculo se le cerraba cada vez más, pero Cary había prometido a su madre no involucrarse en actividades contrarrevolucionarias y trataba de mantenerse alejada de éstas, aunque participó en alguna que otra reunión política. Pero las promesas se las lleva el viento cuando hay que tomar decisiones mayores. Conoció a Margot Roselló y a pesar de la cautela con que se movía entre tanto revolucionario arribista, se produjo una inmediata identificación política entre ellas. Margot y su hermana Mercedes conspiraban con el MRR, el Movimiento de Recuperación Revolucionaria, cuyo coordinador nacional en ese momento era Máximo Díaz Delgado. Cary comenzó a conspirar en acción y sabotaje; era un hermoso esfuerzo de entrega total y desinteresada, especialmente por parte del Directorio, el grupo estudiantil.

Las tres formaban parte de la misma célula y ayudaron al alzamiento de Lino Bernabé en la Sierra El Escambray. Su esposa, valiente mujer, a pesar de estar embarazada lo acompañó hasta el final. Esta fue una de las últimas operaciones que realizarían.

- El 17 de abril nos encontrábamos Margot y yo en la clínica El Sagrado Corazón con Mercedes, quien había tenido un embarazo extrauterino. La casa de Mercedes, junto al Parque Zoológico, era el cuartel general de operaciones; de ahí salían y para ahí bajaban de El Escambray, era casa de contactos, casa de seguridad, sede de estrategias; todo allí era "Top Secret".

… Desgraciadamente, nuestro grupo fue infiltrado por un muchacho llamado Pepe Silva, a quien Mercedes defendía apasionadamente y juraba que era como un hermano. El trabajaba en la Base de San Antonio de los Baños y allí tenía un contacto muy bueno que nos suministraba granadas, armas y demás. Ese fue su vínculo para entrar al movimiento. Nos denunció a todos y denunció la casa…

…En el hospital, Mercedes nos pidió que nos fuésemos para la casa porque Betty, su niña, estaba sola con la tata. ¡Qué sorpresa nos llevamos! Allí estaba escondido el sobrino de Mercedes, fugado de la cárcel de Santa Clara. Y dentro de la casa, todos estaban presos. La tata de la niña, asomada a la ventana de la cocina, nos abría los ojos indicándonos que algo andaba mal pero ¡olvídate!, no nos dieron chance. Saltaron sobre nosotros con armas largas y al grito de, "cogimos a las que esperábamos "nos apresaron en aquella enorme redada. Hasta el abuelo de las Roselló, sobre su anciano pecho las medallas de veterano de la Guerra de Independencia, cayó preso. Pudo salvarse "El Gordo" Manolo Salvat, que salió con nombre y apellido falsos. Si lo identifican, Manolito hubiera sido un paredón…

…Aquella recogida fue tan grande, tan loca, con cientos de miles de presos, que a veces creo que llegamos al millón. Tras ocho horas de detención en casa de Mercedes, nos llevaron de madrugada para el MINFAR, Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, donde nos esperaba Barba Roja Piñeiro y, junto a él, Pepe Silva. Margot y yo nos miramos y ambas pensamos, "Bueno aquí confirmamos lo que tanto dijimos y Mercedes negaba: Pepe nos ha denunciado". Años más tarde, nos dijeron que lo habían fusilado por robar armas para venderlas…

…¡Caer presas el 17 de abril! Con todos los cuadros de la resistencia listos para cuando llegara la invasión, ésta nos tomó por sorpresa, nos agarró desarticulados y sin información. Nuestros nombres estaban en listas desde hacía mucho tiempo. Nuestras vidas no valían un céntimo:

"¡Paredón, paredón, para saya y pantalón!"

…Barba Roja me lanzó a la cara un montón de fotos tomadas por Pepe Silva durante un trasiego de armas instándome a confesar que las mujeres en las fotos éramos Mercedes y yo. Yo hasta llevaba puestos los mismos espejuelos que en la foto, pero lo negaba una y otra vez. Fueron momentos muy duros. Fusilaron a muchos sin juicio. Por suerte, el esposo de Mercedes ni sabía que ella estaba conspirando, así es que el infiltrado no pudo delatarlo. El pobre hombre estaba lívido al saber lo que estas tres mujercitas venían haciendo en su casa y a sus espaldas. Así y todo, estuvo preso varios meses y salió loco…

…En aquellos días de Bahía de Cochinos, el paredón no cesó de funcionar. Todo preso que tú te encuentres hoy y que estuvo en La Cabaña en aquella época, te contará cómo llegaban a las galeras y decían: "Tú, tú y tú, Fulano, Mengano y Zutano…", sin juicio ni nada. Pero igual sucedía en cualquier estación de policía y aún más en el propio MINFAR…

…A Mercedes la apresaron en el hospital. Le querían quitar los sueros, transfusión y demás, pero su médico se les encaró para explicarles que ella estaba muy grave tras operarla del embarazo extrauterino. Dijo que la mantuvieran bajo custodia, pero que no la movieran. A Margot y a mí nos llevaron, por separado, para el G-2. Aquello era terrible, imagínate que en un solo cuarto habíamos más de 70 mujeres. Allí solo encontré a una conocida, Juanita, que trabajaba en CMQ. A su esposo le ocuparon una planta de radio; él logró escapar y la agarraron a ella. Allí comencé a conocer a las que con los años se convertirían en mis hermanas. Mi verdadera hermana, Gloria, trabajaba con Pan American y la sacaron para Miami, no volví a verla en 20 años…

…Poco después de un mes en el G-2 me trasladaron con un grupo para una casa tapiada a unas dos cuadras de allí; creo que había sido de uno de los dueños de la tienda El Encanto. La habían subdividido en celdas con dos literas cada una; a mí me tocó compartir por mucho tiempo con una muchacha muy inteligente que logró salir en libertad, María del Carmen Muñoz y Grau. Era de la juventud Católica, la Universidad de Villanueva y el Directorio, pero nunca lograron ubicarla y la soltaron. Allí conocí a Reina Peñate y a Noelia Ramírez, a quien apodaríamos "La Preciosa". Allí estuve bajo interrogatorios constantes, de día y de noche, durante dos meses y medio. No me dejaban dormir, a veces me sacaban y me dejaban sola, por horas y horas, en un salón helado…

…El peor de los interrogadores, el más sinvergüenza, era Idelfonso Canales. Me presionaba mucho amenazándome con fusilar a mi padre si yo no hablaba; mis padres ni sabían de mí desde el día 17 de abril, así es que seguro me daban por muerta. Pero, Saturno se come a sus propios hijos y también así la revolución. Al igual que a Pepe Silva, a Canales lo fusilaron por traficar con dólares…

…Un día me dejaron ver a mis padres durante 15 minutos. Mi madre estaba totalmente destruida de los nervios y mi padre era un anciano; en un mes se había puesto blanco en canas. Se ve''ia como que le habían robado la vida. A su pregunta, les confesé que yo era culpable y que allí estaría por muchos años. No volví a ver a mis padres hasta que me trasladaron para Guanabacoa…

…El 22 de septiembre de 1961 se dictó nuestra sentencia en un juicio con Pelayito "Paredón" de juez y Flores Ibarra de fiscal, la combinación clave para la pena de muerte. La pidieron para 18 hombres, y las condenas más severas para Mercedes y Margot Roselló y para mí. Mi abogado, de apellido Fernández, vino recomendado por Dora Rivas, quien estaba defendiendo a Robert Morton, el vice-presidente de la Pepsi-Cola, acusado de ser agente de la CIA y para quien pedían la pena de muerte que luego conmutaron. Éramos 102; nuestra causa era la 238 pero mezclaban causas para confundir y había gente del MRR, de Rescate, y de la Unidad de Apoyo a Bahía de Cochinos. Conmutaron algunas penas, pero fusilaron a siete hombres. Fue un juicio desgarrador, con la sala atestada de familiares que gritaban su angustia cuando dictaban sentencia de muerte. Al finalizar el juicio procedían a la apelación, pero solo rectificaron las penas de muerte y a nosotras tres nos rebajaron las condenas a 20 años.

…En ese juicio condenaron a muerte a Aldo Vera estando prófugo. Al comandante de la Marina de Guerra Revolucionaria, Gonzalo Miranda le conmutaron la pena de muerte. Muchos venían del Movimiento 26 de Julio; era una conspiración netamente salida de las filas de la Revolución. Era un juicio de mucha fuerza por estar involucradas las tres armas, el Ejército, la Marina y la Policía. Importantes personalidades y embajadores estaban presentes, incluyendo el de Inglaterra. Aquello era un constante forcejeo. Tras cada sentencia de muerte el preso quería abrazar a sus hijos, a su esposa, a sus padres, por última vez…

…Cuando terminó el juicio, los familiares se tiraron arriba de los que iban a fusilar y los policías, los cascos militares, los PMs, a culatazo limpio nos golpeaban a todos…hacían un cerco y nos separaban. Mundito, el sobrino de Mercedes, estira las manos y nos dice: "Cuídense", y un PM con bayoneta calada nos da un fuerte culatazo a Mercedes y a mí. Al; tratar de interponerse Mundito, cargó contra él con otro culatazo…todo esto a la vista y gritos de los familiares…

…Los nuestros nos halaban para que no nos metieran en la jaula. Cuando a empujones nos montaron en la jaula para llevarnos a la cárcel de Guanabacoa, los familiares le cayeron atrás a la jaula mientras se oían los gritos de los que iban a fusilar… ¡horrible, horrible! ¡Aquello era Pandemonium! Polín corrió junto a Norma y entonces la arrastraron a ella; Mercedes perdió el conocimiento en pleno juicio y hubo que sacarla en camilla. Éramos 110 acusados y casi 400 familiares. Nunca olvidaré la cara de mi padre apretando los puños y mordiéndose los labios, cargado de impotencia…

...Cuando llegamos a Guanabacoa, las noticias del juicio habían precedido a nuestra llegada y las presas estaban rezando un rosario con María Cristina Oliva, rogando porque no hubiera fusilamientos. Al traer nosotras la mala nueva, se renovaba el dolor de cada una. Si no era el hermano, era el esposo, si no, el hijo. Cuando una iba a juicio, las demás nos quedábamos rezando. Mujeres que hasta ayer fuimos desconocidas, hoy, en el dolor, éramos más que hermanas.

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En Paz Descanse.