viernes, 1 de octubre de 2010

ERRÓNEA AFIRMACION


Por Roberto Valdivia


Ciego de Ávila, 2 de octubre de 2010, (PD) El reverendo Raúl Suárez, miembro del Consejo de Iglesias de Cuba y Director del Centro “Martin Luther King”, refiriéndose a la labor de apoyo a la revolución cubana del recientemente fallecido reverendo Lucius Walker, líder del Movimiento Pastores por la Paz, expresó: “La iglesia no tiene que pedir permiso a nadie para realizar sus labores”

No es mi interés restar autoridad a esa iglesia, pero con todo respeto, discrepo de tal afirmación. El reverendo Suárez no debe pensar que las iglesias en el mundo no tienen que pedir permiso a nadie, menos en Cuba. Quizás su apego a la cúpula gobernante que le otorgó la condición de diputado a la Asamblea Nacional del mal llamado Poder Popular, no se lo permita.

De ser cierta la afirmación, ¿por qué existe una Oficina de Asuntos Religiosos en el Comité Central del Partido Comunista? El comunismo es sinónimo de ateísmo, los comunistas jamás han aceptado la existencia de un Ser Supremo.

Como si eso fuera poco, el Ministerio de Justicia tiene diseminadas por todo el país oficinas encargadas de otorgar permisos y controlar las actividades de las iglesias y sociedades fraternales.

En la actualidad, decenas de líderes religiosos han visto frustrados sus intentos de oficiar cultos por las negativas del gobierno a conceder los permisos solicitados. De igual manera, cientos de casas de oración han sido cerradas por carecer de la autorización del Registro de Asociaciones.

He tenido la oportunidad de denunciar ante la opinión internacional algunos de estos casos.

Mario Jorge Travieso, pastor de la Iglesia Ortodoxa de Dios, en la ciudad de las Tunas, en el oriente cubano, es acosado y perseguido por sus actividades pastorales y por celebrar cultos en su casa sin la autorización del gobierno. A pesar de haber hecho varias solicitudes a la señora Virginia Valdés, representante gubernamental de asuntos religiosos en esa provincia, no autorizó legalizar la iglesia.

A Adalberto Rodríguez Ramírez, pastor de la Iglesia Metodista en el municipio Pilón, provincia Granma, funcionarios del Partido Comunista y del gobierno le prohibieron realizar cultos en un local aledaño a su casa construido con licencia de las Oficinas de Planificación Física y Vivienda. Por no aceptar la disposición, al considerarla sin fundamento legal, le impusieron dos multas, una de 500 y la otra de mil pesos, seguidas de una resolución de confiscación del local.

Otro ejemplo elocuente lo constituye la negativa del gobierno durante décadas a las solicitudes para realizar procesiones, tradicional celebración de arraigo popular. Gracias a la firme posición de la Iglesia Católica, las presiones de organizaciones defensoras de derechos humanos y la incipiente sociedad civil, se están realizando nuevamente.

Coincidiendo con la noticia del fallecimiento del reverendo Lucius Walker, se celebró en Ciego de Ávila, la procesión de la Virgen María. No obstante la autorización de las autoridades, el evento estuvo vigilado por un fuerte operativo de la Seguridad del Estado y el empleo de integrantes de la Asociación de Combatientes de la Revolución, de las Brigadas de Respuesta Rápida y la policía uniformada, durante el recorrido y los en los alrededores de la catedral avileña.

La lista sería interminable, sólo esos testimonios para demostrar lo equivocada que están las afirmaciones del reverendo Raúl Suárez. En Cuba si hay que pedirle permiso al régimen castrista. Las actividades religiosas organizadas, o de las iglesias, tienen que llevar el beneplácito de la camarilla gobernante y actuar en consecuencia con el régimen. Los que hacen lo contrario y con un concepto más amplio de la libertad, traspasan la barrera del miedo, han enfrentado años de cárcel y hasta el destierro.

primaveradigital@gmail.com

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