miércoles, 6 de noviembre de 2013

Ancianidad abandonada

Guillermo Ordoñez
ancianoCuba Actualidad, Centro Habana, La Habana, (PD) La difícil situación de nuestros ancianos, su desamparo social, lo inútil de su vida laboral pasada, los tiene encerrados en un callejón sin salida.
Sus únicas opciones son delinquir o mendigar para poder llevarse un pedazo de pan a la boca o en muchísimos casos poder comprar medicamentos para sus enfermedades. El Gobierno lo sabe, pero hace caso omiso, y a la vez agrava con más limitantes la situación de estos ancianos que merecen todo el respeto de la dirección del país y de la sociedad.
No es extraño ver a un anciano hurgando en cualquier contenedor de basura de esta ciudad, en busca de algún que otro artículo que le sirva para vender en los portales. No es poco frecuente verlos alimentarse de la basura o recoger en los mercados los deshechos de las viandas que botan de las tarimas. No les queda otra alternativa y no tienen otro modo de escapar de la realidad que ayudaron a construir basados en las mentiras de un Gobierno engañoso y mezquino.
Justino Barrera Martínez, natural de La Habana, de 80 años, jubilado del sector de la salud desde el año 1982, trabajó durante 45 años. Percibe actualmente 260 pesos (CUP) mensuales. Manifiesta que esa cantidad solo le alcanza para cinco o seis días del mes, que mientras tanto tiene que hacer malabares para poder alimentarse y que no recuerda desde cuándo no puede comprar una muda de ropa ni zapatos.
Danilo Martínez, natural de Las Villas, de 68 años, jubilado desde el 2005 del sector de la alimentación, sufre de artritis degenerativa. Sus miembros superiores están deformados con limitación de sus movimientos. Trabajó durante treinta años y lo jubilaron con una pensión de 240 pesos. Afirma que en su expediente laboral falta el reconocimiento de varios años de trabajo y que no valía la pena recorrer oficina por oficina en busca de esos años, porque se pasa más trabajo en la reclamación que lo que van a aumentarle, que puede ser de 10 a 15 pesos.
Refiere que la pensión solo le alcanza para tres o cuatro días, porque en eso incluye la compra de sus medicamentos, que el otro dinerito que se busca es revendiendo cosas sin licencia, cuestión esta que le puede acarrear problemas con los inspectores estatales, pero que no le queda más remedio.
José Castillo, de 75 años, natural de La Habana, jubilado desde 1998 del sector de la construcción, percibe un retiro de 242 pesos, que le alcanza cuando más para una semana. El resto del mes vende bolsas de nylon, café y otras cositas que le dan quienes lo conocen para que se busque su dinerito lo más legalmente posible y pueda sobrevivir.
Carlos Ordóñez Reyes, albañil, natural de Pinar del Río, de 85 años, sufre demencia senil. Según el testimonio dado por sus hijos, es jubilado de la construcción desde 1988. Percibe 200 pesos de retiro, que no le alcanza sino para el día que cobra, pues tiene que comprar medicamentos más caros que lo que recibe de jubilación. Su alimentación se dificulta en muchas ocasiones, pues requiere de cuidados esmerados a causa de las más de ocho isquemias temporales que ha sufrido. No está postrado, pero su visión es limitadísima, y vive ajeno a la realidad de sus sufrimientos.
Enrique Álvarez, de 88 años, jubilado en 1960 después de haber trabajado durante dieciséis años en la Marina de Guerra. Con el triunfo de la revolución la excesiva presión hizo que sus nervios colapsaran. Durante tres años vivió de la ayuda de sus hermanas, hasta que le resolvieron una pensión de 72 pesos, los cuales han aumentado paulatinamente según las reformas del régimen laboral durante estos cincuenta y cuatro años; actualmente recibe 200 pesos.
Para sobrevivir limpia patios, chapea jardines, hace mandados a los vecinos, recoge cilindros de gas manufacturado en los puntos de venta para ganar 10 pesos en cada entrega. Su estado de salud es bastante precario, pero no le queda más remedio que sacrificarse. No tiene televisor y los vecinos lo esperan todas las noches para que vea la novela y coma alguna cosita.
Estas pensiones son devengadas aproximadamente por más del 60% de nuestros jubilados, cantidad que no sobrepasa los 15 CUC, que es la moneda con que se pueden adquirir los artículos de primera necesidad en las Tiendas Recaudadoras de Divisa (TRD).
Esta situación la enfrentan miles de abuelitos y abuelitas en toda la nación, nación que en sus años útiles ayudaron a construir bajo la arenga revolucionaria de que el futuro sería mejor. Hoy, cuando no les queda nada más que mirar hacia el pasado con añoranza, lamentan cuanto hicieron para sostener este régimen que los ignora y los mata con tal abandono.
Hoy no pueden sentarse con dignidad ante sus hijos a decirles lo bello que es ganarse el sustento con el sacrificio de su trabajo y vivir una vida dentro de la ley, pues las leyes del país se han convertido en el verdugo de sus vidas y los han dejado al margen de una sociedad que los inutiliza cada día más.
Para Cuba actualidad: lizama1961@gmail.com
Foto: Juan A.Madrazo

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