Funesto 2013 para la salud pública
LA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org -De todos es conocida la práctica de la doble moral por muchos coterráneos con tal de sobrevivir en una sociedad totalitaria que apenas ofrece espacios para la disensión. Es decir, que las personas actúan de una manera, pero realmente piensan de otro modo. Eso es lo único que pudiera explicar lo que está sucediendo con los médicos que cumplen misión en Venezuela.
Medios de prensa de esa nación sudamericana han informado que este año que concluye desertaron cerca de tres mil profesionales cubanos de la salud en Venezuela, lo que representa un 60% de aumento con respecto a las estampidas del 2012. Y esas deserciones no asombrarían tanto si no conociéramos el mecanismo establecido por el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) para seleccionar a los médicos que salen de servicio a otros países. La Resolución 129 del MINSAP describe el denominado “Proceso de Disponibilidad del Personal de la Salud” para el cumplimiento de las misiones médicas en el exterior. Esta Resolución aclara que la referida Disponibilidad se basa más en la trayectoria política del aspirante, que en su capacidad profesional. O sea, que al menos en teoría, los médicos que salen para Venezuela se hallan comprometidos con el castrismo. Ah, y esa “disponibilidad” no es permanente, sino que se renueva cada seis meses. Imaginamos que los directivos del MINSAP estén halándose los pelos en busca de alguna fórmula milagrosa que sustituya a la inoperante Resolución 129, y que logre detener esa exorbitante sangría de recursos humanos.
En verdad cada vez resulta menos atractiva para nuestros médicos la misión en Venezuela. Así lo hemos constatado en conversaciones con galenos que regresan de ese país, alarmados con el caos económico ocasionado por los disparates de Nicolás Maduro. Aun así, la esperanza de poder escapar a un tercer país, y después llegar a Estados Unidos, impulsan a unos profesionales que, según sus propias palabras, “solo percibimos un salario simbólico aquí en Cuba”, el equivalente a unos 40 dólares al mes.
Y la otra cara de la moneda, los servicios médicos en Cuba, confirma el sombrío panorama en el año 2013. Y la vamos a ilustrar con las tribulaciones de mi vecino Ricardo, que accedió a contar para los lectores de Cubanet sus desventuras como paciente en esta “potencia médica”.
A mediados de noviembre, sintió dolores en su brazo izquierdo, al tiempo que se le inflamaron los dedos de la mano. Decidió acudir al cuerpo de guardia del Hospital Ortopédico Fructuoso Rodríguez. Allí, tras dos horas de espera, fue atendido por un especialista que, apenas sin examinarlo, le diagnosticó una tendinitis y le recetó unas pastillas para mitigar el dolor, que ya era intenso. Y lo más importante: le insistió para que visitara a su médico de familia, como vía para obtener una remisión al ortopédico de su policlínico, ya que la patología detectada requería un tratamiento más extenso.
Ricardo estuvo una semana intentando ver a su médico de familia, pero en vano; el consultorio permanecía cerrado. La explicación oficial era que el médico había sido solicitado por el policlínico para cumplir otras funciones. Sin embargo, algunos pacientes afirmaron que vieron al médico “boteando” clandestinamente con el automóvil de su suegro. Es decir, “luchando” para buscarse unos pesos que aumentaran su magro salario. Al octavo día, al fin, Ricardo cumplió ese trámite burocrático y recibió la remisión para el policlínico.
El turno que le asignaron fue para seis días más tarde, por lo que mi vecino debió soportar otra semana de dolores y la inflamación que no cedía. Cuando llegó el día señalado, mi vecino y el numeroso público que aguardaba por el ortopédico, recibieron la desagradable noticia de que el especialista no podía asistir debido a problemas personales. Dijeron que pasaran todos los pacientes por la recepción del policlínico a solicitar un nuevo turno…
Apesadumbrado por su tendinitis y la falta de asistencia médica, Ricardo notó que se había caído el empaste de una de sus muelas. Pero, ¡menos mal!, pues en esta ocasión el turno para el estomatólogo lo daban directamente en el policlínico, sin tener que ver al médico de familia. Cinco días después, y algo más esperanzado, o acudió al policlínico. Al llegar, el optimismo se transformó en frustración: no había agua en el policlínico, y por tanto su turno se pasaba para la semana siguiente.
Este nuevo turno también le depararía otra decepción: no había papel para esterilizar el instrumental que utilizan los dentistas … A mi vecino Ricardo solo le queda la esperanza de que el nuevo año, por generación espontánea, cure sus males.
No obstante las deserciones y la deficiente atención médica que reciben los cubanos, el señor Roberto Morales Ojeda, ministro de Salud Pública, tomó los micrófonos en la reciente sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular para exponer los “logros” de su sector. ¡Habráse visto mayor desfachatez!
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