jueves, 5 de febrero de 2015

¿En qué quedamos?


362_granmaCuba Actualidad, Plaza, La Habana (PD) He leído con detenimiento las reflexiones del ex gobernante Fidel Castro, aparecidas en la prensa con fecha 26 de enero, bajo el título: “Para mis compañeros de la Federación Estudiantil Universitaria”. Debido a su importancia creo conveniente analizarlas.
Comienza el texto con una breve explicación de las causas de por qué “desde el año 2006, por cuestiones de salud incompatibles con el tiempo y el esfuerzo necesario para cumplir un deber”, tuvo que renunciar a sus cargos.
Agrega después: “No era hijo de obrero, ni carente de recursos materiales y sociales para una existencia relativamente cómoda; puedo decir que escapé milagrosamente de la riqueza”.
Existen numerosos testimonios de familiares y personas quienes lo conocieron en esa etapa, las cuales afirman que su vida en el período de estudios superiores, estuvo marcada por cierta abundancia económica, con prodigalidad en sus gastos financiados por su progenitor. Considero que esa interpretación realizada por él, en la cual afirma haber escapado de la fortuna, está marcada por su punto de vista, que no se ajusta a las otras versiones.
Continúa Fidel Castro su disertación con una explicación de las desigualdades que han existido a través del desarrollo de las civilizaciones, en especial de la griega, y señala como el mayor millonario norteamericano (parece referirse a Bill Gates) declaró que “el sistema de producción y distribución privilegiada de las riquezas convertiría de generación en generación a los pobres en ricos”.
Coincido en que las diferencias entre ricos y pobres han aumentado, producto del crecimiento poblacional de seis mil millones de habitantes en algo más de dos siglos. Esta situación viene aparejada a los avances tecnológicos y científicos, los cuales ameritan un estudio más profundo en todos los aspectos, para no inculpar solamente al capitalismo, porque todos los sistemas sociales tienen sus lados positivos y negativos, incluso el socialismo.
Aborda también el ex-gobernante sus principios revolucionarios desde la etapa en que ingresó a la universidad hace 70 años. Cita la influencia recibida por Marx y Lenin, la cual declara expuso durante el documento conocido como “La Historia me absolverá”, su alegato durante el proceso por su ataque al Cuartel Moncada.
Añade además que “si matriculara de nuevo a esa edad, como algunos me preguntan, le respondería sin vacilar que sería en una carrera científica”.
Este testimonio sobre sus estudios, coincide con el expuesto en el libro: “Fidel Castro: el final del camino”, del periodista español Santiago Aroca, el cual nos cuenta como durante el tercer año de su carrera de leyes, solicitó al padre permiso para pasar al aprendizaje de la genética, algo que le fue denegado por el patriarca familiar, porque entendía que esos conocimientos no tenían futuro en esa época.
Hace referencia después al conflicto angolano, en que el ejército cubano se enfrentó a las tropas de Sudáfrica y obligó a ese estado a negociar la paz, la cual condujo allí a la desaparición del apartheid. Un punto desconocido hasta ahora por mi, es su aclaración sobre el armamento atómico suministrado por Israel a Sudáfrica y que “Cuba tuvo por segunda vez, el riesgo de un ataque nuclear”. Pero señala que a partir de entonces “el continente africano quedó libre de armas nucleares.
Aborda a continuación como sobrevino el Período Especial en tiempo de paz, “que ha durado ya más de 20 años sin levantar bandera blanca, algo que no hicimos ni haremos jamás”.
Esta postura de principios no afecta a la alta dirigencia gubernamental y militar, pero sí a la gran mayoría de la población, que ha sufrido muchas privaciones de toda índole. Por tanto, a estas clases le ha sido fácil sostener esta posición de manera indefinida.
El asunto más importante tratado en el escrito de Fidel Castro es el de las conversaciones establecidas con los representantes del gobierno norteamericano. Subrayó: “No confío en la política de los Estados Unidos ni he intercambiado una palabra con ellos, sin que esto signifique, ni mucho menos, un rechazo a una solución pacífica de los conflictos o peligros de guerra”. Y añade más adelante que cualquier solución negociada “deberá ser tratada de acuerdo a los principios y normas internacionales”.
La primera frase es lapidaria y demuestra con claridad meridiana su pensamiento, el cual podemos resumir en: “no estoy conforme con ningún arreglo porque esa no es mi forma de pensar y actuar”.
Durante la conferencia de prensa efectuada por Roberta Jacobson quedó bien definido que toda negociación estará sujeta a los principios de la Carta de Ginebra, por tanto, parece que se respetarán las normas internacionales.
Las palabras del Comandante y su hermano sostienen que la ideología revolucionaria se mantendrá, mientras que su contraparte advirtió que en cuanto a la democracia y los Derechos Humanos, su política no tendrá variantes.
Mi inquietud y puede que sea la de muchos cubanos de a pie, es si habrá acuerdos o no.
Para Cuba Actualidad. jorgelibrero2012@gmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario