miércoles, 1 de abril de 2015

Cuito Cuanavale



370_angola1Cuba actualidad, Arroyo Naranjo, La Habana, (PD) El gobierno cubano, para conmemorar otro aniversario, el número 27, de la batalla de Cuito Cuanavale ha vuelto a escoger los días 23 y 24 de marzo. Esos dos días, en 1988, se produjeron encarnizados combates que comenzaron a inclinar a favor de las fuerzas cubanas el destino de la campaña, que resultó decisiva en la guerra de Angola.
Pero también pudieran escoger para la conmemoración – algunos años lo han hecho- el momento definitivo de aquella campaña, que ocurrió el 28 de julio de 1988, cuando los Migs 23 cubanos atacaron las posiciones sudafricanas en Calueque y Rucaná, muy cerca de la frontera con Namibia.
Según la versión oficial cubana, contra el bolsón de resistencia establecido en Cuito Cuanavale por órdenes de Fidel Castro se estrelló una ofensiva sudafricana de 9 000 soldados, 300 tanques, 600 piezas de artillería y aviación.
Dicha versión en aquella época fue aceptada sin reparos. A causa del apartheid, el gobierno sudafricano estaba aislado internacionalmente y carecía de credibilidad. Pero informaciones procedentes de archivos desclasificados hace más de 20 años, han puesto lo ocurrido en Cuito Cuanavale en una dimensión que no coincide exactamente con la versión cubana.
370_angolaEl objetivo sudafricano no era tomar Cuito Cuanavale, una pequeña ciudad de la provincia de Cuando Cubango, en el sudeste de Angola, sino garantizar que sus aliados de la UNITA controlaran la frontera con Namibia e impidieran los ataques de los guerrilleros de la SWAPO, que era apoyada por Cuba y el gobierno angolano.
Cuito Cuanavale vino a hacerse importante para los sudafricanos en agosto de 1987, cuando desde ella las FAPLA, bajo la dirección del general soviético Konstantinov y con el apoyo de la aviación cubana, lanzaron una ofensiva sobre el río Lomba para expulsar a la UNITA de sus bastiones en Jamba y Mavinga. En respuesta, el ejército sudafricano acudió en auxilio de la UNITA.
Debido a la intervención sudafricana, la ofensiva de las FAPLA, dirigida por los soviéticos, fracasó estrepitosamente y deterioró de modo dramático la situación de las fuerzas cubanas en Angola.
Fidel Castro se opuso a la ofensiva contra el Lomba desde que se planificó. En una carta a Gorbachov del primero de diciembre de 1987, Castro responsabilizaba del desastre “a los asesores soviéticos que se empeñaron en lanzar las tropas angolanas a una ofensiva en profundidad hacia las apartadas regiones del sudeste del país”.
370_angola3Fidel Castro respondió al desesperado pedido de ayuda del gobierno angolano con el envío a Angola de 500 tanques, cientos de piezas de artillería, aviones y 50 000 soldados, que el 5 de diciembre de 1987 ya estaban desplegados en Cuito Cuanavale.
En la carta a Gorbachov, Fidel Castro se negó a la petición soviética de presentar ante los norteamericanos el reforzamiento cubano en Angola como “un relevo de personal”. Argumentó que “la abierta intervención sudafricana creó una situación militar peligrosa que obligó a Cuba a una acción absolutamente defensiva”.
Fidel Castro, en su puesto de mando en La Habana, desde donde dirigía las operaciones, no recibió noticias favorables hasta mediados de febrero de 1988, cuando las fuerzas cubanas y de las FAPLA lograron contener a los sudafricanos en el río Tumpo, 22 kilómetros al este de Cuito Cuanavale.
Desde las alturas de Chambinga, los sudafricanos sometieron durante semanas a la asediada Cuito Cuanavale al fuego de los cañones G-5, que eran guiados por miembros de las Fuerzas Especiales apostados en los bosques que rodeaban la ciudad. Así, lograron destruir el aeropuerto de Cuito Cuanavale y los Migs 23 cubanos se vieron obligados a trasladar su base 175 kilómetros al oeste.
Pero el fuego artillero era lo único en que las fuerzas sudafricanas aventajaban a las cubanas.
La versión cubana ha exagerado la magnitud de las fuerzas sudafricanas que enfrentó en Cuito Cuanavale.
Sin contar a los cubanos, los soldados de las FAPLA sobrepasaban 4 a 1 a los sudafricanos.
El Batallón Mecanizado 61, con varios tanques Leopard y 55 blindados Ratel, fue la única unidad convencional del ejército sudafricano que participó en la campaña. El peso de la infantería recayó en el Batallón 32 Búfalo, que comandaban oficiales sudafricanos, pero estaba integrado por angolanos del diezmado FNLA de Holden Roberto.
El gobierno cubano reclama como una victoria la resistencia que ofrecieron sus soldados y los de las FAPLA, encerrados durante meses en el perímetro defensivo de Cuito Cuanavale.
Por su parte, los sudafricanos alegan que su objetivo no era tomar la ciudad, sino impedir que fuera aplastada la UNITA. Y eso lo consiguieron. En 13 años de guerra, los mejores generales cubanos no lograron aniquilar a los más de 30 000 insurgentes de Jonás Savimbi.
Sudáfrica no pudo impedir la independencia de Namibia, pero esta no se debió a las fuerzas cubanas y de la SWAPO, sino que fue uno de los resultados de los acuerdos cuatripartitos de paz de New York.
El carácter de la victoria cubana en Cuito Cuanavale se hace cuestionable si se revisan las bajas de ambos bandos. En todo caso, fue una muy costosa victoria.
Solamente hasta abril de 1988, dos meses antes de la retirada sudafricana, las FAPLA tuvieron 4 785 muertos. Las bajas mortales cubanas se calculan en varios centenares. Y perdieron 94 tanques, cientos de carros blindados y 9 Migs.
Por la parte sudafricana, las pérdidas fueron 31 muertos, 3 tanques, 11 blindados, y un Mirage.
Los acuerdos de paz de diciembre de 1988 tampoco son buenos indicadores para determinar vencedores.
El gobierno sudafricano, enfrentado a una crítica situación doméstica, se mostró sumamente ansioso por salir de su guerra no declarada en Angola. Altos funcionarios sudafricanos alertaron sobre “el riesgo muy real de una guerra convencional de mayor envergadura con los cubanos”. No costó mucho esfuerzo a los negociadores que Sudáfrica cejara en su demanda de un retiro sincronizado de Angola de las tropas cubanas y sudafricanas.
Sudáfrica se vio obligada a aceptar la Resolución 435 del Consejo de Seguridad de la ONU. Luego de los ataques aéreos contra Calueque y Rucaná, fuerzas combinadas cubanas, de las FAPLA y de la SWAPO avanzaron hacia el límite entre Angola y Namibia, pero se detuvieron a 20 kilómetros.
Por su parte, Cuba condicionó su salida de Angola a que garantizaran a sus tropas una retirada honorable. Algo que no suele ser la condición exigida por un ejército victorioso.


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