Alrededor de 470.000 habaneros, el 21,8% de la población de la capital cubana, tiene afectaciones en el abasto de agua en medio de la crisis sanitaria del
Covid-19, informa el diario oficial
Juventud Rebelde.
Según esa información, tres de las principales cuencas que abastecen a La Habana se encuentran en un estado desfavorable.
De enero a marzo, la cuenca Almendares-Vento estaba al 67% de su capacidad; la de Ariguanabo, a poco más del 25%; la Cuenca Sur, al 34%, y la de Jaruco, a un 40%. El sistema superficial Coca-Zarza, que surte a parte del este de la provincia, también estaba en niveles bajos.
El Instituto de Meteorología de Cuba (INSMET) aseguró que no debe llover en lo que resta de marzo, y en abril tampoco se pronostican precipitaciones adecuadas. Las lluvias deben llegar en mayo —subrayó—, pero sus efectos se sentirán en junio.
La sequía empeorará la situación actual para los residentes en la capital, donde 58.000 personas reciben el agua a través de camiones cistarne (pipas) y otras 155.000 han visto recortados los horarios de abasto de agua en sus hogares.
En el año 2019 el acumulado de las lluvias en la capital llegó al 81,6% de la media histórica; en enero de 2020, al 27,4%; en febrero, al 32%; y en lo que va de marzo —que casi termina—, al 0,5%.
Antonio Rodríguez, presidente del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), informó que la drástica disminución de precipitaciones en la región continuará.
Pese a las limitaciones de abasto, existen obras paralizadas en la capital, como sucede con la conductora de Cuenca Sur, además de la falta de mantenimiento a las redes intradomiciliarias, donde según este reporte se pierde casi un cuarto del agua que se bombea en la capital.
Miguel Díaz-Canel ha propuesto como medida para la situación habanera, la instalación de dos pequeñas plantas desalinizadoras. También ha dicho que esta es una solución que debe ir incrementándose y a la cual debe contribuir la industria nacional.
El desabastecimiento de agua es una problemática nacional, al igual que el desbordamiento de las fosas en las calles y los grandes salideros de agua.
Con frecuencia, vecinos de La Habana salen a las calles de sus barrios a protestar por la falta de agua, que en ocasiones se prolonga más de una semana.
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