Contra las noticias falsas y las campañas de difamación que lleva adelante el régimen, solo nos queda buscar y encontrar la información veraz
LA HABANA, Cuba.- Una organización que supervisa y defiende los derechos humanos en el mundo no debería incluir como miembro a un país que comete flagrantes violaciones contra su propio pueblo. Este es el caso del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), fundado en marzo de 2006 como sustituto de la muy criticada Comisión de Derechos Humanos.
Habría que recordar que el Consejo está compuesto por 47 estados miembros de la ONU, que son elegidos por su Asamblea General. Hasta ahora Cuba, Nicaragua, Venezuela, Bolivia y Ecuador, con un largo historial de violaciones de los derechos humanos, han ocupado un puesto en el organismo internacional.
Por ese motivo, hay personas que no tienen fe en semejante Consejo. En particular, en junio de 2018 Nikki Haley anunció la retirada de Estados Unidos de América de esta organización. Los tres principales motivos fueron: lo integran violadores de derechos humanos, el prejuicio crónico contra Israel y el hecho de que es imprescindible su reforma.
Se ha criticado la actitud de Washington al respecto, pero todo parece indicar que fue una decisión correcta.
En estos días, en medio de la crisis sanitaria internacional provocada por la pandemia de coronavirus, el presidente de Estados Unidos de América, Donald Trump, decidió suspender los fondos de su país a la Organización Mundial de la Salud (OMS), por la falta de transparencia de esa agencia internacional.
De forma inmediata, salieron a la palestra pública algunas personas y organizaciones a criticarlo, pero no se ha hecho un análisis objetivo de por qué se tomó esta determinación.
El doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus fue elegido por un mandato de cinco años en mayo de 2017. Había sido ministro de Relaciones Exteriores de Etiopía entre 2012 y 2016, y con anterioridad ministro de Salud.
Las redes sociales se refieren a un escándalo entre Tedros y Taiwán, debido a una carta que la isla le envió en diciembre de 2019. La presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, asegura que advirtió tempranamente sobre el brote de un nuevo tipo de neumonía que se había comenzado a observar en Wuhan, China. Sin embargo, la OMS dice no haber recibido esta alerta temprana. Ahora, saber quién dice la verdad es relevante para el mundo.
De igual forma, en las redes circula una noticia del periódico estadounidense Washington Post, el cual asegura que el paciente cero del coronavirus era un empleado del famoso laboratorio de virología de la ciudad china de Wuhan. “El coronavirus COVID-19 se originó en el laboratorio del Instituto de Virología de Wuhan como parte de un programa de investigación”, confirma el Post.
Por su parte, el órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, el periódico Granma, arremetió contra los periodistas independientes. Desde enero de este año al menos 17 comunicadores cubanos han sido multados con la suma de 3 000 pesos en moneda nacional (120 dólares) por escribir en “contra del gobierno” en las redes. A seis de ellos, incluso, se les ha incautado el teléfono celular. Según el rotativo, las noticias que se publican son falsas, pagadas por los Estados Unidos para hacer daño a “la Revolución”.
También el ministro de Salud Pública de la Isla se refirió recientemente a videos falsos publicados en las redes. Sin dudas, aludía a las grabaciones de un hombre y una mujer muertos en la calle, que han sido difundidas de manera amplia entre los usuarios de Twitter y Facebook. Aunque el funcionario diga que las imágenes son falsas, algunas personas llegaron a ver los cuerpos y a presenciar el movimiento policial.
Apenas con una pesquisa se podría comprobar quién miente. El remedio contra las noticias falsas que difunde el régimen será siempre la información veraz. Conocidos los hechos, que cada uno tome partido, aunque en medio de tantas “fake news” de la dictadura siempre sea preferible irse del otro lado de la balanza.
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