MIAMI.- El Centro Comunitario Rebeca Sosa en la ciudad de West Miami será sede del Segundo Congreso Internacional del Libro Cubano Exiliado los próximos 19 y 20 de julio, un encuentro literario que reunirá a autores y textos que el régimen castrista no permite circular en Cuba.
viernes, 11 de julio de 2025
jueves, 10 de julio de 2025
Un día como hoy, julio 10, en nuestra lucha contra el castrismo.
Un día como hoy, julio 10, en nuestra lucha contra el castrismo.
Dedicado a aquellos que dicen que en Cuba no se combatió el comunismo.
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PROHIBIDO OLVIDAR.
1959
Luis Valdés, ex miembro de las Fuerzas Armadas antes de 1959 muere fusilado en Guane, Pinar del Río.
1961
Un Tribunal castrista de la Fortaleza de la Cabaña, sanciona a 20 años de prisión por un delito contra los poderes del estado en la causa 195 de 1961 a los acusados Juan José Miyares Rodríguez, Ciro del Castillo Domínguez, Juan Romagosa Jiménez, José Enrique Collazo Carmona, Luis Aurelio Tigera Masmontet y Eugenio Torroella Bernardo.
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La guerrilla del Movimiento 30 de Noviembre dirigida por Angel Mario Avila, ataca y toma en la Sierra Maestra, Oriente, el cuartel de La Pimienta.
1962
Alberto González es fusilado en Santiago de Cuba.
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El guerrillero Roberto Hernández es fusilado en La Habana.
1976
Justino Navarro es fusilado en La Cabaña.
1986
Se comienza a publicar en Puerto Rico la revista El Disidente dirigida por Ángel Padilla. La revista se distribuía clandestinamente en Cuba.
1989
El opositor Julián Cela Cuéllar es asesinado en La Habana. Fue salvajemente golpeado y luego asesinado a tiros por el policía Gustavo Talavera Vidal.
(Información tomada de Archivo Cuba)
REPRESORES CUBANOS VIVIENDO EN EU.
Fotos e informaciones tomadas de la página Represores Cubanos de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba.
La Fundación invita al público a consultar la lista completa y a informarse sobre estos casos a través de su página web: https://represorescubanos.com/repressors?repressor-name=(en%20EE.UU.)
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109.- Lázaro García Martínez compareció como testigo de la Fiscalía en el juicio de la Causa 23 de 2022, EFP 102 del 2021 de la Fiscalía Militar Región Artemisa, en el que se impusieron penas de 8 a 15 años a 34 manifestantes del 11J en Güira de Melena. Según activistas y familiares García Martínez fue uno de los testigos utilizados por la Seguridad del Estado para fabricarles una causa a Jorge Bello Domínguez y Mijaíl Sánchez de la Nuez, cada uno condenado a 15 años de prisión.
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Las primeras presas políticas cubanas (X) Yara Borges
El blog de Tania Quintero taniaquintero.blogspot.com
Testimonio tomado del libro Todo lo dieron por Cuba, de Mignon Medrano, Miami, 1995.
Fueron muchos los que en 1959 regresaron a la patria tras casi siete años de exilio, por el golpe de estado del 10 de marzo de 1952. Entre éstos, y sin trayectoria revolucionaria previa, se encontraba una joven rubia de ojos verdes de apenas 20 años. Regresaba con una gran determinación: ayudar da los desposeídos en general y a los niños en particular. Su nombre: Yara Borges.
En 1958 sus padres la habían enviado a Miami para que estudiara inglés y frenar un poco su obsesivo proyecto ONAN (Organización Nacional de Ayuda a los Necesitados). Su ambición era que el Estado le facilitara algunos terrenos o edificios y un par de unidades móviles médicas que el entonces presidente Batista había comprado en 1953 y nunca fueron utilizadas.
Su primer objetivo era acabar con el barrio marginal de Las Yaguas y propiciarles casitas habitables a los residentes e impartirles clases de alfabetización y de oficios, que los capacitasen para labrarse un porvenir. Las unidades móviles se internarían monte adentro, donde escaseaban los caminos vecinales y brindarle atención médica a los guajiros. También, facilitarles los medios que les permitieran vender sus cosechas en los pueblos, sin tener que depender de intermediarios inescrupulosos que los explotaban.
Ya en 1955, Yara había logrado una entrevista con Fulgencio Batista y su esposa Marta Fernández, quienes accedieron a entregarle las unidades móviles. Lamentablemente, ese logro se produjo mientras eran arrestados varios de sus compañeros universitarios, quienes pudieron alertarla de que ella también sería arrestada. Aunque Yara no estaba conspirando, consideró prudente salir para Miami en 1958.
Unos días después de su regreso a Cuba, el 4 de enero de 1959, Yara se entrevistó con su amigo Armando Fleites que había bajado de la Sierra del Escambray y durante cuatro horas se reunió con Camilo Cienfuegos en el hotel Habana Hilton, quien le arregló una cita con Fidel Castro para el 15 de enero, cuando éste hablaría ante el Club de Leones. Tal como le anticipó Camilo, Castro escuchó la propuesta de Yara con extraordinario interés.
-Yara, lo que tú quieres hacer es más grande que el Ministerio de Bienestar Social.
-Seguro, Fidel, pero el Ministerio de Bienestar Social es un aparato gubernamental, subvencionado, con empleados y burocracia y lo mío es voluntario. Todo el que trabaje aquí -ya yo he hablado con ingenieros, médicos, arquitectos- dona su tiempo sin ganar un 'quilo'. Porque de lo contrario, la entrega a los demás se convierte en un medio de vida y esto hace que el nivel de ayuda se rebaje y los intereses sean diferentes.
La conversación quedó interrumpida, pospuesta para continuarla en dos semanas en la Universidad de La Habana. Pero en ese corto período de tiempo, Yara comenzó a ver cosas de la revolución que no le gustaron. A título de 'revolucionarios', los barbudos que bajaron de la Sierra Maestra destrozaban cuanto encontraban a su paso, adueñándose de las casas y los automóviles de quienes salían al exilio. La gente iba al Ministerio de Recuperación de Bienes Malversados, dirigido por Faustino Pérez, y cogía toda clase de artículos y equipos, sin saber siquiera para qué servían. Comían en un restaurante y le decían al camarero: 'Que pague la revolución'.
Yara se convirtió en vigilante y juez de esos desmanes. Al ministro Enrique Oltusky le pidió un carnet que la autorizara a ordenar el arresto de estos nuevos usurpadores. Debido a su inminente entrevista con Fidel Castro y por los contactos que tenía con viejos amigos, a Yara no le sería difícil la consecución de sus planes.
Encaminó sus pasos hacia la Casa de Maternidad y Beneficiencia, regida por monjas y que albergaba a huérfanos desde recién nacidos hasta los 18 años. El director y los directivos fueron destituidos y reemplazados por la viuda de Marcelo Salado, un mártir de la revolución. Pero a esta señora no le interesaban los niños ni su nuevo cargo. Así se lo hizo saber a Yara y acordaron que ella conservaría el título y Yara tendría carta blanca para hacer su trabajo voluntario. El desorden hecho ley.
Poco después, una noche, Yara recibe una llamada que cambiaría sus planes. El hermano de una amiga suya era oficial de carpeta sin mayores méritos y lo iban a fusilar en Matanzas por una vaga acusación. Yara y su amiga llegaron de madrugada a Matanzas y ya el fusilamiento se había consumado. Al salir, llegaba un camión con nuevos acusados y un joven, señalando a uno de los recién llegados, exclama: 'No era ése que fusilaron, éste fue el que mató a mi tío'. Cuando Yara y su desesperada amiga le dijeron al oficial de mando, el capitán Rojas, cómo había podido suceder tamaña injusticia, les respondió que ellos no podían perder tiempo en hacer averiguaciones.
Poco antes de la entrevista con Fidel en la universidad, tuvo lugar el juicio a Jesús Sosa Blanco y la sentencia a muerte por fusilamiento. Aquel circo romano pone fin a las esperanzas de Yara en la revolución. Su proximidad a los dirigentes y fácil acceso a los lugares donde estaban ocurriendo las cosas, la lleva a la realidad de que Fidel Castro es un mentiroso y la revolución es una farsa.
"Cuando Fidel va a la universidad, yo había matriculado Derecho y Medicina. Por esos días se estaban eligiendo a los presidentes de las facultades. Entonces traen a Rolando Cubela, muy gracioso, con su barbita larga y su bracito en cabestrillo, un perfecto niño bitongo. Ah, pero él era el que había sido designado por la revolución como presidente de la FEU (Federación Estudiantil Universitaria). En la universidad había un Maquiavelo, Mario Quevedo. Y un muchacho muy bueno llamado Alejandro, que iba a aspirar por la Facultad de Agronomía. Pedro Luis Boitel iba a aspirar de nuevo, también recuerdo a los hermanos Blanco, Alberto Müller y otros.
"Entonces empiezo a ver la manipulación de Quevedo, que captaba a los novatos para que apoyaran la presidencia de Cubela. De pronto, me entero de que quieren cambiar los estatutos universitarios y protesto, porque lo consideraba innecesario, pero Quevedo no dejaba verlos. Una noche, mi amigo Carlitos Casasús y yo nos colamos por una ventana de la imprenta y logramos hacernos de una copia, comprobando que "cualquier estudiante podrá ser expulsado si comete un acto que se considere inapropiado con estos estatutos". Comenzaron los ataques a los que no renunciaban, como Alejandro, a quien golpearon y lanzaron escalinata abajo. Al día siguiente vino Cubela a hacer un discurso, le arrebaté el micrófono y dije que no podían cambiar los estatutos y mil cosas más.
"Vuelvo a hablar con Fidel antes de las elecciones. Hablamos en el carro, dando vueltas por La Habana durante dos horas sin parar de hablar. Yo seguía con mi letanía, con mi programa de ayuda social. Pero en eso decido comentarle lo del fusilamiento del hermano de mi amiga en Matanzas y lo que me dijo el capitán Rojas. Su reacción fue hacer un gesto como el que espanta una mosca. Sin inmutarse, me preguntó qué me parecía Cubela para presidir la FEU y le contesté que desconocía cuáles eran sus méritos en la Sierra, pero la verdad es que parecía un niño bitongo. 'No tiene carisma ni sabe lo que está pasando en la universidad', le dije.
"Entonces me preguntó si yo querría ser presidenta en vez de Cubela, que le gustaba mi forma de decir las cosas. Le contesté que no me interesaba, que de haberme interesado, me hubiera postulado. Que lo que yo quería hacer era llevar adelante mi proyecto para tratar de que en Cuba no hubiera miseria y para que los viejos y los niños tuvieran un hogar digno. Me dijo que seguiríamos hablando y me bajé del auto en la universidad, no sin antes notar que Fidel Castro era la única persona que se tomaba una Coca-Cola sin respirar.
"Nombran a Elena Mederos ministra de Bienestar Social. Ella era una buenísima persona y con una gran noción organizativa, pero no la indicada para enfrentarse a las emergencias que había que resolver inmediatamente sobre el terreno, con el guajiro en el campo o haciéndole frente a la dura realidad en las cuarterías. Me avisan de la crisis en Torrens, el Centro de Rehabilitación para Menores. El director se había ido y dejado a 600 muchachos solos. Tuve noticias de que en la Escuela de Derecho estaban impartiendo un cursillo sobre rehabilitación de menores, un tema del que yo no tenía conocimiento y me matriculé. En esos días quitan a Elena Mederos como ministra de Bienestar Social y nombran a Raquel Pérez, la esposa de Pedro Miret.
"Se hacía difícil conspirar. Los cubanos tenemos el problema de que cuando nos proponen unirnos a algo que ya está funcionando, nos lanzamos a organizar algo nuevo. Cuando existía un plan muy bien preparado para quemar las carrozas durante los carnavales, por ejemplo, un grupito estaba poniendo una petaquita incendiaria en la misma esquina y echaba a perder todos aquellos meses de trabajo. Por eso mi labor era la de de unir ciertos grupos, para evitar conflictos y también para evitar que la gente se fuera de Cuba.
"A mí me agarran el 10 de marzo de 1961, por la delación de una muchacha que estando dentro de un grupo, vio mi nombre en una lista. Mirta Álvarez era uno de sus nombres. Un caso más de falta de evidencia, pero te endilgaban cualquier cosa para justificarse: atentar contra Fidel Castro, conspirar contra los poderes del Estado, cualquier cosa. En mi juicio, con otros 26 encausados, el abogado defensor alegó en mi favor algo que había oido por Radio Swan y ahí mismo le pusieron 500 dólares de multa y un mes de suspensión, por escuchar la radio extranjera.
"Todo era tan absurdo que daría risa si no fuera tan trágico. Queriendo implicar a Olga González y a su hermano jimagua, los dos delgados y trigueños, el acusador señaló al muchacho y a Milagros Bermúdez, de piel blanca y ojos verdes, que nada tenía que ver con ese asunto. En otro momento, pedían paredón para dos jóvenes, a uno por poner una bomba y a un taxista por transportar armas, y este acusador 'estrella' señaló como taxista a uno que no sabía manejar. Fueron tantos los errores, que el propio fiscal Fernando Flores le dijo: 'Mire, compañero, mejor salga y refrésquese un poco y vuelva a entrar'.
"En la cárcel llegas a tal grado de hermandad que sientes más el dolor ajeno que el propio. En América Libre llevaron a una señora divorciada de un hombre integrado al gobierno. Tenían dos hijas, una de 7 y otra de 11 años. A la mayor le habían extirpado un riñón cuando era bebita y además era diabética. A él le dieron la custodia de las dos niñas, pero ya estaba casado de nuevo y no le interesaban las niñas. Una Nochebuena, a la niña diabética le dio un pedazo de turrón y la pequeña cayó en un coma diabético. La angustiada madre le suplicó al director que la dejara salir para ver a su hijita. El director le dijo que la llevarían a verla si dejaba de estar plantada y pasaba a rehabilitarse.
"Nunca olvidaré la cara de aquella mujer, el rostro lleno de dolor de madre, de humillación y de vergüenza cuando nos dijo que había aceptado rehabilitarse. Aceptar reeducarse, nosotras le decíamos 'virarse la camisa', porque al virar al revés la camisa de mezclilla, quedaba para afuera el tono claro de las rehabilitadas. Pasaban las horas y ella esperaba, con la camisa ya virada, mientras por las mejillas le corrían las lágrimas. Estábamos sentadas bajo una mata de mangos, esperando que viniera la carcelera y cuando ésta vino, le preguntó si le había dicho al director que ella estaba esperando que la llevaran a ver a su hijita. La carcelera contestó: 'Sí, me dijo que te llevarían, pero no te dijo cuándo'. La niña murió al día siguiente".
Segundo Congreso del Libro Cubano
Miami prepara Segundo Congreso del Libro Cubano Exiliado para dar voz a obras prohibidas
El encuentro busca contrarrestar la narrativa del régimen cubano; se exhibirán textos de todo género para demostrar la vitalidad de una cultura que lucha por la libertad

Pedro Corzo, director del Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo.
Cortesia Wenceslao CruzLa otra muerte de José Martí
La otra muerte de José Martí Versión Kindle
En virtud de un Nuevo Pacto Social,
propio para el Siglo XXI, la Era de la Revolución Digital, logrando sistematizar el ideario de Agramonte y Martí para al fin, una Patria con todos y para el bien de todos, donde el soberano sea el ciudadano e inviolables los derechos inalienables de la persona humana.
miércoles, 9 de julio de 2025
Un día como hoy, Julio 9, en nuestra lucha contra el castrismo.
Un día como hoy, Julio 9, en nuestra lucha contra el castrismo.
Dedicado a aquellos que dicen que en Cuba no se combatió el comunismo.
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PROHIBIDO OLVIDAR.
1959
Juan A. Pardo es fusilado en Pinar del Río.
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Eusebio Pérez es fusilado en el central San Francisco de Santa Cruz del Sur, provincia de Camagüey.
1960
Un grupo de la resistencia realiza un atentado contra el periodista y político José Pardo Llada quien en sus programas radiales defendía la revolución castrista y atacaba a todo aquel que se oponía a la misma. El atentado se realizó en el semáforo de L y 19 en el Vedado mientras esperaba el cambio de luz. El automóvil en que viajaba fue ametrallado salvando la vida milagrosamente. Meses mas tarde desertó en un viaje a Méjico, se radicó en Colombia donde falleció.
Balbino Díaz y Roberto Cruz Alfonso fueron fusilados por este hecho.
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Mariano Polo Aguilera es asesinado en la sede de la seguridad el estado en La Habana.
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Manuel Vidal Argudín es asesinado por un miembro de la seguridad del estado quien le disparó a la cabeza por resistirse al arresto.
1962
Eugenio Medina Díaz, Ramón Fundora Sánchez y Osmín Gorrín Vega son fusilados en La Cabaña. Un tribunal castrista La Habana los acusó de actividades en contra del estado en la zona de Jaruco.
1963
El alzado en armas contra el régimen comunista cubano Nelson Marcelo es fusilado en La Campana, provincia de Las Villas.
1968
El preso político Filiberto Polledo Morales muere en la prisión Guanajay, provincia de La Habana.
1969
El miembro de la resistencia Ignacio Girardo es fusilado en Mariel, Pinar del Río.
1971
José Luís Carballo Pacheco es fusilado en La Cabaña.
Capitán y cartógrafo del ejército cubano reclutado por la CIA en la Ciudad de México durante el primer o segundo año de la revolución. Había trabajado en la agencia militar de cartografía creada con la ayuda de los Estados Unidos durante la era de Batista, le dio a los Estados Unidos las coordenadas geográficas de una emboscada de la guerrilla en Venezuela que fue desmantelada con éxito. Detenido mientras intentaba huir de Cuba en una balsa, confesó bajo tortura.
Considerado por Cuba como el espía más peligroso que jamás haya penetrado el ejército cubano, se le conoció como "El espía Pacheco" en los cursos de entrenamiento de las Fuerzas Especiales de Cuba como una lección de traición. Un video de entrenamiento muestra a Raúl Castro arrancándole la insignia de los hombros y luego le disparan en la parte posterior de la cabeza mientras está arrodillado en el suelo.
[Fuentes: B. Latell, Castro's Secrets, 2012, p. 76. Beruvides, 1993, p. 99. Cuban American National Foundation, Quilt of Fidel Castro's Genocide, 1994. Nuestra Cuba, 1998, pp. 51 and 53. / Archivo Cuba]
Hay discrepancias en cuanto a la fecha. Algunas fuentes dan el 9 de noviembre como la fecha en que fue ejecutado.
1989
El opositor Juan Barroso Pérez es asesinado por la policía en San Miguel del Padrón, La Habana.
Fotos e informaciones tomadas de la página Represores Cubanos de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba.
La Fundación invita al público a consultar la lista completa y a informarse sobre estos casos a través de su página web: https://represorescubanos.com/repressors?repressor-name=(en%20EE.UU.)
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107.-Idalia Sisi Delgado Castillo ha sido acusada de hostigar y participar en actos de repudio contra el líder de la Unión Patriótica de Cuba, José Daniel Ferrer García y, luego del encarcelamiento de este en julio de 2021, contra Nelva Ismarays Ortega Tamayo, esposa del preso político (ver Documentos del Caso). Delgado Castillo es la presidenta del Comité de Defensa de la Revolución, organización vecinal que informa a la Seguridad del Estado, en la cuadra del reparto Altamira de Santiago de Cuba donde vive la familia de Ferrer.
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EN CUBA EL NARCOTRAFICO SIEMPRE HA SIDO UNA ACTIVIDAD PARA OBTENER DIVISAS
Por Maibort Petit Dec 29, 2017
El régimen de los Castro, al igual que los movimientos guerrilleros y los gobiernos totalitarios, se vale del tráfico de drogas como un mecanismo de financiamiento. Aunque tales señalamientos siempre han sido difíciles de comprobar, surgen elementos que revelan las relaciones y mecanismos implementados por los dictadores de la isla caribeña para obtener recursos que le permitan su supervivencia en el tiempo.
El narcotráfico ha sido una actividad delictiva que durante años ha servido para financiar tanto a movimientos guerrilleros como a regímenes totalitarios y comunistas cuando se han visto aislados en el concierto de las naciones por sus prácticas antidemocráticas o su imposición por la violencia como mecanismo para mantenerse en el poder o ejercer presión sobre la colectividad como es el caso de los primeros grupos.
El proceso de paz colombiano sirvió para hacer oficial lo que era vox populi en el mundo entero: Las FARC, como el resto de la guerrilla de la nación neogranadina se valían del tráfico de drogas para financiar sus actividades.
Regímenes como el venezolano, desde tiempos del fallecido Hugo Chávez hasta la administración de su heredero, Nicolás Maduro, al parecer, como se deduce de investigaciones llevadas a cabo en instancias judiciales y policiales en los Estados Unidos, dan cuenta de la incursión de grandes jerarcas de estos gobiernos en actividades delictivas de esta naturaleza. El caso de los familiares de la pareja presidencial venezolana, conocido como el de los “narcosobrinos”, pone de anteojo el uso arbitrario del poder para delinquir y enriquecerse indebidamente, tanto de los miembros de la cúpula gubernamental como de su entorno.
Caso aparte ha sido el cubano, el cual durante más de medio siglo ha logrado evadir toda investigación y ha sabido sortear las acusaciones que en algunos momentos han surgido señalándolo de mantener vínculos con el narcotráfico. De todos los señalamientos, en mayor o menor medida, ha logrado salir incólume y nada en concreto ha podido probarse en su contra pese a que desde varios países se señaló a Fidel Castro de haber contribuido al narcotráfico en América Latina. A la final poco o nada podía comprobarse.
Así había sido por lo menos hasta hace poco, cuando dos personajes cercanos tanto a Fidel Castro como al narcotraficante colombiano, Pablo Escobar, a saber John Jairo Velásquez alias “Popeye”, jefe de sicarios del finado jefe del Cartel de Medellín, reveló en su autobiografía los nexos que supuestamente mantendrían los hermanos Fidel y Raúl Castro con la red de narcotráfico tejida desde Cuba hacia México y los Estados Unidos.
Los detalles de la operación
Fragmentos del libro de “Popeye”, “El verdadero Pablo”, han sido dados a conocer por la prensa colombiana y en ellos el autor refiere la manera cómo se estableció la triangulación desde la isla caribeña para llevar adelante las actividades de narcotráfico con la anuencia del difunto dictador cubano y ahora con la de su sucesor y hermano.
Es más, Velásquez asegura que era Raúl Castro la persona encargada de recibir los cargamentos de droga toda vez que era quien estaba al frente del ejército cubano, al tiempo que agregó que en cada vuelo se despachaban entre 10 mil 12 mil kilos de estupefacientes con la mirada complacida de Fidel Castro. Refiere una nota del diario La Prensa de Nicaragua, publicada el 29 de noviembre de 2016.
A Popeye no lo amedrentan los señalamientos de que es sumamente difícil creerle a una persona con su prontuario cuando intenta involucrar a un líder mundial y, entonces salta al ruedo con la advertencia de que él no niega sus crímenes pero tampoco dejará que se catalogue de “líderes” a unos dictadores como los Castro.
Y para ilustrar sus acusaciones refiere una anécdota:
“A mí me puede llamar bandido, no hay problema. Pero le voy a contar más. A mi Pablo Escobar me envía al aeropuerto de México, del D.F., a encontrarme con el Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez. Sí, así como lo escucha. A él le entregué una carta de parte de Pablo Escobar, es carta era para Fidel y Raúl Castro. Pablo Escobar le estaba pidiendo a Fidel un submarino ruso para llevar la droga desde México a La Habana, y con el submarino a Miami”[1], se lee en la nota.
John Jairo Velásquez asegura que Pablo Escobar y Castro entablaron amistad desde los tiempos en que estuvo en Nicaragua, aunque nunca tuvieron contacto personal sino epistolar y a través de terceras personas. El nexo entre ambos surgió mediante el comandante del M19, Álvaro Fayad y del guerrillero colombiano, Iván Marino Ospina. Pero en Infobae se dice que habría sido Jorge Avendaño, alias “Cocodrilo”, a través de Raúl Castro.
La revista Semana dice que fue Avendaño el contacto que permitió a Pablo Escobar relacionarse con Fidel Castro quien gira instrucciones para que la operación se concrete con Raúl Castro.
El Cocodrilo habría viajado a Cuba con un pasaporte falso y coordina todo con Raúl el trabajo que en Semana se describe de la siguiente manera:
“La droga se empacaba en condones y luego se unían varios preservativos en paquetes de un kilo, envolviéndolos en bolsas plásticas que eran selladas con cinta adhesiva. Salía del puerto de Buenaventura navegando hasta las costas mexicanas, donde era recibida por los socios locales; inmediatamente llegaba, era subida a aviones con matrícula mexicana y despachada rumbo a Cuba. Con el apoyo de las autoridades cubanas, los aviones procedentes de México no tienen problema alguno. Allí, los militares cubanos, al mando del general Ochoa y el oficial Tony la Guardia, bajo instrucciones directas de Raúl Castro, se hacían cargo de la mercancía, custodiándola para posteriormente embarcarla en lanchas rápidas, tanqueadas con gasolina por cuenta de los cubanos, con destino a Estados Unidos, entrando por Cayo Hueso. Las lanchas iban y venían varias veces durante esas jornadas. Ya en costas estadounidenses, la droga era recibida por el ‘Mugre’, quien con su gente la trasladaba a varias caletas, situadas en Kendall, Boca Ratón y el mismo Cayo Hueso. Estas caletas eran casas residenciales, en donde se perforaba el terreno y, en tubos de PVC, para que no se humedeciera la cocaína, se enterraba la droga, esperando a ser distribuida en pequeñas cantidades a los minoristas, para ser comercializada en todo Estados Unidos. Cada caleta tenía capacidad de almacenamiento de hasta 2.000 kilos”[2].
Todo este entramado habría llegado a su fin a raíz de un decomiso efectuado por la DEA — sostiene Popeye — lo levantó un escándalo y significó el fin de la ruta cuando los cubanos detenidos en la operación delataron a los involucrados. Las averiguaciones de la oficina antidroga estadounidense apuntaron hacia el Cartel de Medellín y el gobierno cubano.
En el portal Infobae se amplían las declaraciones de Velásquez en una nota del 28 de noviembre de 2016, en donde manifiesta el beneplácito que experimentó Pablo Escobar sobre sus relaciones de narcotráfico con Raúl Castro. “Pablo (Escobar) estaba feliz con esa ruta (Colombia-México-Cuba-Estados Unidos). Decía que era un placer hacer negocios con Raúl Castro, pues era un hombre serio y emprendedor”.
Y se explayó en detalles refiriendo que esta operación se mantuvo por dos años aproximadamente bajo la conducción de “militares cubanos al mando del general (Arnaldo) Ochoa y el oficial Tony de la Guardia, bajo instrucciones directas de Raúl Castro (…) Esta ruta llenó las arcas del Patrón (como se le llamaba a Escobar), quien se encontraba ilíquido al comenzar los negocios con los cubanos, pues la guerra con el Estado colombiano (para evitar la extradición) le había demandado muchos recursos”[3].
En esta publicación detallan que Popeye aseguró que “los cubanos reciben 2.000 dólares por cada kilo de droga transportada y 200 dólares por cada kilo custodiado”.
La farsa de Fidel
La revista Semana indica que Fidel Castro no permaneció impasible cuando el escándalo que lo involucraba estalló y, en tal sentido, dispuso toda una farsa de investigación a manera de lavarse la cara y, de paso, la de su hermano, Raúl Castro. Se anunció de manera rimbombante que “la Revolución Cubana fue penetrada por el narcotráfico, en manos de unos apátridas y malos hijos, enquistados en el ejército revolucionario”.
Y dispusieron de un chivo expiatorio: el general Arnaldo Ochoa y once personas más que terminaron como los únicos responsables de todo este embrollo. Lo demás es historia, el general Ochoa fue fusilado junto a sus más cercanos colaboradores.
“Ante la comunidad internacional, el gobierno cubano cree haber puesto una cortina de humo al escándalo. Sin embargo, frente a los norteamericanos, la cosa es a otro precio. Me cuenta Pablo Escobar que, en un computador de la CIA y en las oficinas del Pentágono, duerme el caso. Pero no ha muerto, simplemente lo tienen archivado con el sellito de ‘información clasificada’ (…) Después de ese suceso, las comunicaciones entre Fidel Castro y Pablo Escobar tuvieron que silenciarse. No obstante, Pablo propuso a los militares cubanos canjear armas de fabricación rusa por droga, pero éste negocio nunca se concretó”.
Contacto Magazine agrega en nota sin fecha, que lo dicho por Velázquez coincide con lo afirmado por Fidel Castro durante una reunión del Consejo de Estado de Cuba, donde el gobernante la emprendió contra Ochoa y sus socios catalogándolos como “…unos hijos de puta, (al) tratar de mezclar a Raúl en esto”.
En esa ocasión Fidel Castro agregó que “si en algún lugar se sabe lo que hace la gente es en el MINFAR (Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias)”, lo cual corroboraba que lo difícil que habría sido para Ochoa y su gente llevar a cabo actividades de esta envergadura sin que sus jefes lo supieran.
“Desertores y expertos en temas cubanos han indicado que es imposible en Cuba realizar actividades como las que menciona ‘Popeye’ ahora y que se ventilaron en el juicio contra Ochoa y De la Guardia, sin que Fidel y Raúl Castro conozcan tales actividades, debido al absoluto control que ambos ejercen no sólo sobre las fuerzas armadas y los aparatos de inteligencia, sino sobre toda la sociedad cubana (…) Durante el juicio por narcotráfico de Ochoa y De la Guardia, prestó testimonio el entonces jefe de la contrainteligencia militar cubana, quien a una pregunta del fiscal respecto a cómo se había enterado de las operaciones de los acusados, el oficial respondió contradictoriamente que todo comenzó con una ‘orden del comandante en jefe (Fidel Castro)’ para que se investigara el caso (…) Expertos cubanos han comentado que un proceso de investigación de la contrainteligencia militar, por lógica, no empieza con una orden del jefe de Estado, sino al revés, con información que los servicios de inteligencia entregan al gobierno. Agregan que es imposible que un jefe de gobierno sepa más que su jefe de contrainteligencia militar y le ordene que investigue un delito”[4], reza la publicación.
Antecedentes
Pero esta no fue la primera vez que un narcotraficante involucraba al dictador cubano con el narcotráfico.
Ya en 1991 el narcotraficante colombiano, Carlos Lehder Rivas, mientras pagaba condena en una cárcel de Estados Unidos, aseguró que Fidel Castro estaba directamente implicado en el tráfico de estupefacientes, como lo reseñó el diario El Tiempo el 7 de junio del citado año.
Lehder sostuvo ante la televisión británica que él jamás hubiera podido entrar a la isla sin el consentimiento de Castro y agregó que el gobierno antillano permitió que aviones procedentes de Colombia con cargamentos de droga hicieran escala en Cuba para reabastecerse de combustible y de allí proseguir a los Estados Unidos.
La nota de El Tiempo refiere que el programa de la televisión británica investigó el tema y obtuvo las declaraciones de un ex agente de los servicios secretos cubanos que aseveró haber visto a Fidel Castro ordenar que se creará una compañía cuyo objetivo fuera encubrir el tráfico de drogas.
Dispatches — que así se llama el programa de TV que hizo la entrevista y la averiguación — destacó que “muchos miembros del Ejército cubano fueron responsables de ser utilizados por el Cartel de Medellín para ayudar a transportar hasta seis toneladas de cocaína desde los aviones hacia los barcos con destino a Estados Unidos, con un valor en la calle de unos 150 millones de dólares durante un período de año y medio”[5].
El trabajo periodístico determinó que las evidencias demostraban operaciones de tráfico de drogas en las que se involucraban hasta quince embarcaciones todas las semanas y detalló que el gobierno cubano actuaba como intermediario del narcotráfico desde principios de los años ochenta, “desde que llegó a la isla Robert Vesco, el fugitivo acusado en Estados Unidos de desfalco millonario de fondos mutuos”.
Quería Fidel Castro, de acuerdo a las investigaciones, valerse del narcotráfico como estrategia de guerra contra Estados Unidos y para obtener divisas.
De vieja data
En un viejo artículo de Marcelo Fernández-Zayas reseñado en el portal Guaracabuya, este advertía que era sumamente difícil determinar cuándo Cuba comenzó a involucrarse en el narcotráfico y citaba que algunos, como Rodríguez Menier (Coqui), estimaban que estas actividades tendrían su origen en la década de los años ’70, pero esto es impreciso y por ello él prefería hablar de lo que estaba en capacidad de probar y afirmaba que había comenzado a principios de la década del 80.
Refería que el “colombiano Fabio Vázquez Castaño, vinculado a movimientos insurgentes colombianos logro establecer contacto con Manuel Piñeiro Losada (Barba Roja), director del Departamento América, sección de inteligencia del Partido Comunista Cubano. Vázquez Castaño propuso un negocio que consistía adquisición de armas de Cuba y pagos en cocaína. Piñero, expuso, a los más altos gobernantes cubanos que las drogas con destino a los Estados Unidos eran un elemento desestabilizador del gobierno y sociedad de este país. Al mismo tiempo, la cocaína era el equivalente a moneda convertible y por otro lado se ayudaba a los rebeldes colombianos. El negocio fue aprobado. La más alta jerarquía de Cuba era Fidel Castro, su hermano Raúl y el general y Ministro del Interior José Abrahantes. Aunque los hermanos Castro negaron conocimiento de este negocio, el mismo tenía forzosamente que ser conocido por el jefe de todos los servicios de inteligencia, general José Abrahantes”[6].
Y aunque el gobierno cubano insistía en afirmar que los cargamentos de droga confiscados eran destruidos mediante incineración, en realidad los estupefacientes eran almacenados en los depósitos del Ministerio del Interior, MININT. Quien se encargaba de supervisar la supuesta destrucción era el teniente coronel de apellido Del Rosal, quien estaba casado con una hija del jefe de inteligencia de Cuba, general Ramiro Valdés “Ramirito”. Fuentes de gran credibilidad, según Fernández-Zayas, aseguraron que lo que en realidad se incineraba eran desperdicios, es decir, basura. “La verdadera droga era transportada a barcos de la Marina de Guerra de Cuba, al mando del Almirante, Aldo Santamaría Cuadrado, quién después la transportaba a naves de contrabandistas o traficantes no residentes en Cuba”.
Luego las autoridades de Estados Unidos determinaron que los canjes de armas a insurgentes colombianos por droga, eran de origen estadounidense compradas enVietnam y la orden del intercambio emanaba del propio Raúl Castro.
Fernández-Zayas también hace referencia al coronel, Antonio de la Guardia Font, a quien cataloga como un James Bond del Caribe y quien junto a su hermano gemelo Patricio, habría estado más interesado en la dolce vita que en la política, pero que terminaron relacionados con Fidel Castro cuando a este le interesó su manera de desenvolverse.
Solía cumplir Antonio De la Guardia misiones especiales de inteligencia asignadas por el propio Fidel Castro en los Estados Unidos, donde el primer había estudiado su educación secundaria. Le encomendó, por ejemplo, “atraer un grupo de exiliados cubanos para un ‘diálogo’ en la década del 70. Este diálogo era parte de un proceso de acercamiento a Cuba por la administración del presidente Jimmy Carter, quién delegó su implementación al Secretario de Estado Cyrus Vance. Como resultado de este intento de acercamiento, los viajes legales a Estados Unidos de Tony De la Guardia se multiplicaron”.
De la Guardia iba con abundante efectivo y compraba gran cantidad de equipos electrónicos, lo que llamó la atención de quienes lo vigilaban desde el gobierno de EE. UU.
Fernández-Zayas también hace referencia a José “Pepe” Abrahantes, quien llegó a ser uno de los hombres más poderosos del gobierno cubano. Se comenta que enun cumpleaños de Fidel Castro le regaló una maleta llena de dólares y solamente comentó: “unos dólares para la revolución”.
Pues bien, Abrahantes se involucró con el narcotráfico de acuerdo a lo afirmado por Marcelo Fernández-Zayas, “posiblemente inducido indirectamente por el mismo Castro. Tal vez, uniéndose a los gemelos De la Guardia que desde hace tiempo estaban en este negocio utilizando, principalmente Panamá, México y Nicaragua.
Refiere que Tony De la Guardia era el jefe de una sección del Ministerio del Interior conocida como “MC (moneda convertible o en broma conocida como moneda capitalista o marihuana y cocaína)”.
Abrahantes aparte de ministro del Interior era jefe de la guardia personal de Castro y tenía el poder de tomar decisiones en algunas ocasiones a nombre de Castro que este terminaba ratificando.
Las averiguaciones de Fernández-Zayas refieren que varios factores incidieron para que se produjera la crisis del ’89 fue que Pablo Escobar se quejó con el presidente de Panamá, Solís Palma, de que los cubanos no estaban cumpliendo lo pactado con él, puesto que una patrulla le había interceptado uno de sus cargamentos en aguas de la isla. Se determinó que también se dedicaba a actividades de contrabando y todo terminó convertido en un escándalo. Se decía que Abrahantes tenía millones depositados en bancos extranjeros.
Abrahantes fue encarcelado cuando ya no fue posible ocultar más sus actividades, lo cual fue un duro golpe para Fidel y Raúl Castro.
Fusilar a Ochoa y a los otros implicados en el sonado caso no detuvo las operaciones de narcotráfico de Cuba, sino que, por el contrario, despertó un gran interés por obtener dólares fácilmente con esta actividad que se mantiene hasta la actualidad, pero habrá que hilar muy fino para determinar con precisión el modus operandi y los protagonistas de tales actividades