Miércoles, 31 de Octubre de 2012 04:49
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Un libro recién publicado por la Editorial Científico Técnica en el 2011, "Las siete maravillas de la ingeniería civil cubana", cuyo autor es Juan de las Cuevas Toraya, especialista en esta rama, fue vendido durante la última Feria del Libro. El estudio nos informa de las construcciones más significativas en nuestro país, tanto desde en punto de vista histórico como técnico. El mismo brinda un conocimiento poco accesible para la población por su restringida divulgación.
La comparación comienza con la enumeración de las renombradas siete maravillas del mundo antiguo. Estas son, en orden cronológico: La Gran Pirámide de Giza, en Egipto, única que ha sobrevivido hasta hoy; los Jardines Colgantes de Babilonia; la Estatua de Zeus en Olimpia, Grecia; el Templo de Artemisa, en Éfeso, y el Mausoleo de Halicarnaso (ambos en la actual Turquía); el Coloso de Rodas, en la bahía griega del mismo nombre; y el Faro de Alejandría, en Egipto.
La catalogación tradicional dio lugar a que la Asociación de Ingenieros Civiles Americanos propusiera, durante un amplio proceso de encuestas y análisis, nombrar las equivalentes en el ámbito moderno. Las obras escogidas en 1996 fueron: La represa de Itaipú, sobre el río Paraná, en la frontera entre Brasil y Paraguay, donde se halla la mayor hidroeléctrica del mundo, la Torre Nacional de Canadá o Torre CN, el canal de Panamá, la protección del mar del Norte, en Holanda, el edificio Empire State, en Nueva York, el puente colgante Golden Gate en San Francisco, California, y el túnel del canal de La Mancha, entre Francia e Inglaterra.
La Sociedad de Ingeniería Civil de la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de la Construcción en Cuba (UNAICC) –corto nombrecito-, para no ser menos, decidió proponer las que aquí se consideraron más importantes. Una convocatoria nacional en 1997 realizó las propuestas. Se recibieron treinta y seis nombres, que fueron evaluados por un jurado que determinó su selección.
La primera y más antigua de Cuba es el acueducto de Albear en La Habana. Siguen en orden cronológico: el sifón -bajo la bahía- del alcantarillado de La Habana, la Carretera Central, el Edificio FOCSA, en la capital, el túnel de la Bahía de La Habana, el Puente de Bacunayagua, en la Vía Blanca, y el Viaducto de La Farola, en Baracoa.
El acueducto, si tenemos en cuenta que fue construido en la segunda mitad del siglo XIX, es un supermaravilla, pues aun con su tecnología atrasada sirve a más de la mitad de la población capitalina, a pesar de ser un proyecto calculado muy por debajo de los habitantes actuales en el territorio.
El sifón, obra llevada a cabo durante la intervención americana, tiene como finalidad encauzar las aguas pluviosas y albañales por distintos caminos hacia sus vertederos, con el fin de evitar la contaminación de la Bahía de La Habana. El estado técnico actual de nuestras redes hace que calles y avenidas se inunden con frecuencia por las aguas albañales.
La Carretera Central es la vía mejor hecha en cuanto a calidad se refiere. Se usó en su época la mayor técnica constructiva, lo que hace de ella una perfección en este aspecto. El edificio FOCSA (Fomento de Obras de Construcción, Sociedad Anónima) es un emblema por su belleza y diseño, además de su importancia en la historia de la ingeniería. El túnel resolvió unir la parte oeste con el este en solo 500 m, lo que antes determinaba un trayecto de 19 km.
El puente de Bacunayagua, el más alto en el país, terminado en septiembre de 1959, y el viaducto de la Farola, en 1965, fueron planes originados antes del triunfo revolucionario y que se concluyeron después de este hecho. Estas obras ameritan ser abordadas en trabajos independientes. Basta destacar con estos apuntes el adelanto que habíamos alcanzado en esta rama y que aún hoy son símbolos insustituibles.
Para Cuba actualidad: jorgelibrero2012@gmail.com