martes, 11 de agosto de 2009
JUBILADOS: LOS MÁS POBRES ENTRE LOS POBRES
Un jubilado en Cuba.
Pablo Alfonso
Un jubilado en Cuba.
Pablo Alfonso
Martí Noticias
Los jubilados cubanos constituyen el sector más pobre de la sociedad y también el de mayor frustración emocional.
Al final de su vida laboral activa comienza para los jubilados un ciclo de carencias ancladas en una pensión que no alcanza para vivir y la incertidumbre de un futuro que se consume en la trivialidad de lo cotidiano.
Las últimas cifras del gobierno cubano indican que el 31 de diciembre de 2008 había 1 618 093 jubilados y la pensión media era de $235.68 pesos cubanos. No todos, por supuesto, reciben esa suma, la media estadística establece que hay quienes están por encima de esa cifra y otros por debajo.
El gobierno no ofrece números promedios, que sería un indicador más real, explica el economista Carmelo Mesa Lago, profesor Emérito de la Universidad de Pittsburg, quien asegura que la pensión media tampoco refleja el valor real de lo que reciben los jubilados.
"El valor de las pensiones cayó 62 por ciento con respecto al año 1989, teniendo en cuenta la inflación, a pesar de los dos últimos aumentos", explica Mesa Lago. "Cuba es el único país de América Latina donde no hay un mecanismo legal de ajuste automático de las pensiones de acuerdo con la inflación anual; los aumentos son ocasionales", añadióCuando llega el tiempo del retiro, del descanso, los jubilados enfrentan la realidad de que sus recursos son insuficientes para garantizar una vejez segura, acorde con los largos años de trabajo acumulado.
Martí Noticias habló con algunos jubilados residentes en distintos lugares de Cuba; en poblados, en ciudades y en el campo, y también con expertos en el tema que tiene profundas implicaciones sociales y políticas en un país que envejece, como ningún otro en América Latina.
"Para las personas mayores en Cuba, la jubilación no es la edad del descanso; la vida del pensionado aquí es muy triste, muy triste", afirma la abogada Laritza Diversent. "A la mayoría no le alcanza la pensión para vivir y para suplir esos ingresos venden parte de su cuota de abastecimiento: pasta de diente, jabitas de naylon, cigarros, los podemos ver en cualquier esquina de barrio", agrega Diversent, quien escribe un blog desde Cuba, enfocado en los problemas sociales.
José Triguero residente en el poblado holguinero de San Germán tiene 66 años y hace seis que se acogió al retiro. Trabajó como contador, en el sector administrativo de la Industria Azucarera,
"No quería jubilarme por la crítica situación económica que se vive aquí, pero no me lo permitieron", dijo a Martí Noticias."Recibo la exorbitante cantidad de 270 pesos mensuales, después de 43 años de trabajo, y no pude acumular nada, no pude ahorrar nada para cuando llegara este momento porque tenía que mantener a mi familia con un salario de algo más de 300 pesos mensuales que no me alcanzó nunca", agrega con ironía.
Cobrar la pensión no es tarea fácil para los jubilados que viven en las grandes ciudades.
"El día de cobro es un día de larga cola en los bancos adonde hay que ir a cobrar la pensión, porque el servicio de correos es tan deficiente que no se utiliza para enviarte el pago", afirma Julia S. residente en La Güinera, un barrio marginal de Ciudad Habana. "Pero ya estamos acostumbrados, porque nosotros hemos quedado para eso, para hacer colas en las tiendas, para sacar turnos en cualquier cola, para comprar periódicos y revenderlos, es un servicio que prestamos y cobramos algo con eso"", indicó.
Julia, de 68 años, no quiso que la identificaran por su apellido completo. Se jubiló hace 12 años, después de trabajar durante 30 años como oficinista en varias empresas estatales. Recibe 180 pesos mensuales. Sus dos hijos se casaron y hacen vida aparte. No paga alquiler, ni tampoco electricidad.
"Vivo sola en una choza de cartón y techo de zinc viejo." ¿Qué alquiler me van cobrar?, la electricidad es una tendedera que sale de otro lugar y ayudamos en algo al dueño del metro contador, explica.
Triguero vive en la casa que heredó de sus padres. Bajo el mismo techo conviven su ex esposa, (también jubilada) sus dos hijas casadas y tres nietos. Con los ingresos del núcleo familiar conjunto sobreviven a duras penas.
"Como la revolución energética nos hizo dependientes de la electricidad para todo en el hogar, he llegado a pagar hasta 170 pesos mensuales de electricidad", afirmó. "El teléfono que es casi un lujo, lo utilizan mis vecinos también y cuando llega la factura, cada uno paga sus llamadas", añadió.
Triguero gasta unos 40 pesos para pagar la cuota de la canasta básica que se vende por la libreta de racionamiento mensualmente.
"Para mi esa cuota son 8 onzas de café, 10 onzas de granos, 5 libras de azúcar, 5 libras de arroz y 250 gramos de aceite; es una bobería en dinero, el problema es que no te alcanza más allá de diez días", indicó. "Otros gastos son los cárnicos, esa es otra cuota en las carnicerías", picadillo de soya y algún muslito de pollo. Además, cinco huevos a 0.15 centavos y otros cinco a $0.90 centavos".
¿Y la carne de res?, pregunto.
"Eso son cinco años de cárcel", responde Triguero mientras sonríe. "Sólo se vende a los menores de siete años y a los enfermos con dieta médica. Una libra y media cada 45 días.
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