viernes, 1 de enero de 2010
Libres
Por Belinda Salas Tapanes
Nada más importante en la vida del cubano que poder comunicarse y de paso aumentar algo de lo que su imaginación le permite, cuando de regar la última bola se trata.
En nuestros días, es común iniciar una conversación entre desconocidos, lo mismo en la cola del pan, que en la farmacia, que en la parada de una guagua, lo importante es pasar el tiempo (entiéndase que en Cuba se hace cola hasta para morir), no importa la diferencia de edad, sexo, raza o creencia religiosa lo importante es comentar, acerca de cualquier cosa, lo malo que esta el transporte, como han demorado los productos de la canasta básica, si se retraso el pago de los jubilados, como el mercado tal o mas cual aumento el precio de la carne, y de cómo las verduras están desaparecidas del comercio, si escasean los calmantes ,si aumento la delincuencia, en fin cualquier tema se hace común y los participantes al menos disfrutan de ese derecho inalienable como es la libertad de expresión aunque sea en un marco poco común.
Todo esto no es más que la metamorfosis que han sufrido los cubanos, nada de cambios sustanciales, que les permita llevar una vida normal como cualquier ser humano, se han ido adentrando en la filosofía de la libertad, de decir lo que piensan, de no sentir más que los vigilan, asumen públicamente las consecuencias de sus opiniones, que no son más que el sentir popular y es que la maquinaria represiva ha ido cosechando un manantial de penurias en este pueblo que no ha hecho más que sacrificios desde hace cincuenta anos
Poco a poco y sin notarlo la población rechaza con firmeza el discurso político y comienza ver la posibilidad del cambio de forma directa, desean participar en el mejoramiento de la sociedad civil, se sienten presos en su propio país, no entienden como son relegados a ciudadanos de segunda clase en su propia tierra, donde un extranjero tiene mas derechos que los nativos, no poseen propiedades, no conocen la internet ni la actualidad mundial, y saben que pueden ir a prisión por un reglamento establecido conocido como convicción moral, que te envía tras las rejas sin delito, ni argumento.
Es por eso que no importa donde, ni como, lo esencial es que los cubanos comenzaron a decir lo que sienten, enfrentan sin temor la dura realidad de no vivir en democracia y se están involucrando en el modo de instaurarla, reclaman sus derechos y exigen ser hombres libres de este siglo, se abren paso dentro de un sistema feudal que les arrebato las libertades, ahora es una realidad el incremento de la población en el proceso de cambio, se impone cada día la necesidad de cambiar lo que puede ser cambiado.
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