martes, 30 de marzo de 2010

Carta a los intelectuales cubanos


Ustedes tienen la palabra

Escritores, intelectuales y artistas cubanos residentes en la isla:

Nos dirigimos a ustedes y sobre todo a su cansancio. No el cansancio de luchar sino el de aguantar, sin lucha, los más disímiles abusos. El cansancio de vivir en un país donde sobran los controles sobre los individuos y uno o dos individuos tienen el control total sobre el destino del país. El cansancio de ver que el pasado insiste en presentarse como la única opción de futuro y la esperanza de sus hijos es evadirse o emigrar. El cansancio de soportar que gobernantes y funcionarios usurpen o acallen la pluralidad de voces que conforman la cultura y la voluntad nacional. El cansancio de un sistema incapaz de reconocer sus errores y que ve en cada crítica una conspiración y en cada crítico un agente extranjero o un delincuente común. El cansancio de ser tratados como eternos menores necesitados de permiso para vivir la propia vida. El cansancio y la vergüenza de no poder responder a las mentiras más burdas que impone el discurso público, único y oficial. El cansancio y la vergüenza de ser representantes involuntarios de un sistema que no se inhibe de amedrentar, golpear y encarcelar a quienes disienten de él y convida a sus artistas, intelectuales y escritores a validar con sus firmas sus más notorios atropellos.

Cuba debe cambiar. Cuba va a cambiar. Y lo va a hacer con la contribución de sus intelectuales, escritores y artistas, miembros o no de la UNEAC y de la Brigada Hermanos Saíz. Sobra decir que es preferible que Cuba cambie con todos. Nuestra carta exigiendo la libertad de los prisioneros de conciencia cubanos y el respeto a los derechos humanos en todo el mundo ha sobrepasado las 40 mil firmas en poco más de dos semanas. No es una campaña política, de derechas o izquierdas, sino por los derechos básicos que hacen posible la participación de todos en la vida política, cultural y económica de cualquier sociedad. Cuba no es una excepción. Los treinta artículos de las Declaración Universal de Derechos Humanos no son artículos de importación, lujo exclusivo de un partido o una ideología política, sino una necesidad de primer orden para todos. Eso lo saben ustedes y también los cientos de escritores, intelectuales y artistas de todo el mundo que han firmado esta carta, gente de las más diversas afinidades políticas, estéticas, ideológicas, pero por igual decidida a no mirar para otra parte ante los sistemáticos abusos del gobierno cubano. Para muchos de ellos habrá sido conflictivo renunciar a sus viejas simpatías por un orden de cosas que alguna vez les pareció ejemplar o al menos tolerable. Ese conflicto es menor comparado al de ustedes. Nadie pretende decirles cómo deben actuar. Ustedes tienen la palabra.

Orlando Zapata Tamayo Blog

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