domingo, 28 de marzo de 2010
¿¡Comunismo sin más alternativas!?
¿¡Comunismo sin más alternativas!?
Por Napoleón Lizardo
¿Qué habría sido del mundo, y de Cuba, si el comunismo hubiera triunfado en toda escala? Un Estado dueño de la única verdad desde la mañana a la noche, los hijos de cada cual denunciadorcitos del padre, velando los sueños tardados de la madre, tomando nota de las frases inconexas de aquella, escribiendo sobre el tosco papel que fuera fabricado en la estepa siberiana, el grosero creyón tratando de raspar sobre la superficie árida y el chivatón de cuadra recibiendo a deshora la denuncita e increpando a todo trapo: “¡Hay que escuchar mejor, hay que anotar todo, que ya es mucho lo que la Revolución se gasta en ustedes … !”
Allá afuera, el día repetido, idéntico al anterior, y al de 40 años atrás: el martes para comprar los inapelables huevos blancos adquiridos por el Estado Socialista al C.A.M.E. rector; cada maestro dejando la misma tarea aburrida que fuera programada en la capital, esperando el discurso del Déspota en Tennis para ver cómo enfocar el latrocinio de los Mengistus o los ajusticiamientos de los Ceausescus. Y los espejuelos de Pancha tan iguales a los del doctor Quiensea. ¿Y el chinito que alguna vez vendiera los dulces olvidados por el paladar humano? Hoy dedicado a ponchar el cuño de “autorizado” a los papeles del CDR para quien quiera ser recogedor de salcochos, para los que quieran mudarse, o comprar el inmundo televisor tramado por el CAME de todos los discursos.
Amanecer escuchando a la ralea de siempre repetir lo que algún día escribiera el mismo Nosequién que te vigila el domingo de los trabajos voluntarios, el mismo que quiere descubrir en cuáles surcos te escondes.
Y después de otros 40 años algún esqueleto con tennis y barba rala diciéndote lo que sabes se ha de hacer para el próximo quinquenio, y la hija del vecino sacándose a sus 16 años un tercer hijo. Todos apretujados en una plaza oyendo de lo esclavizado que vive cada quien bajo el capitalismo, y tú, evocando la palabrita gusana que hoy, en raspando pinturas al viejo edificio ha quedado como grito seco frente a los congregados: “BISTEC”.
Y la décimo tercera patada del día al perro callejero por quererse meter en un lugar donde todos huraños se vigilan entre sí.
Y cada quien vestido con la misma camisa que el CAME decidiera 5 años atrás, y lo peor, que el ruso de visita luciera una igual. Y llegas de la calle después de apretujarte en la guagua de siempre, oliendo al mismo desodorante que lleva vendiéndose hace 4 meses y del que escucharas conferenciar al mismo anciano de los tennis, quien te explica paternalmente acerca de los gramos de masa cárnica que te darán por fin de año.
Ah, y tener que irse todos al aeropuerto a recibir entre monsergas y aplausos al periodismo internacionalista recién llegado de alguna misión del monstruoso Miami; y has de corear nombres “Arucas, Arucas, Aruuu” para hundir tus dientes en el bocadito extra que te ganares por la actividad patriótica … Pero esta vez, oh Stalin que estás en los cielos, esta vez has sentido algo diferenteee, sí; bueno, si tu estómago no te engaña. Oh, al fin algo diferente desde aquel ’59 en que vendieras el alma al de los tennis: un gramo más de eso; ¿¡cómo era que le llamaban a eso que le echaban al pan en el 2001?! Bueno, de cualquier manera no importa ni el color ni el olor que le sintieras a ese Aruca (www.rprogreso.com) a quien llevas aplaudiendo por años a la misma hora y lugar consabidos, ni que vieras en la película que te tocara ver el día anterior, a ese vigilante de esclavos del imperio bañándose en las playas del Varadero que te está vedado, ni que los últimos libros que pudiste tener te fueran retirados por contener demasiadas fotos “diversionistas”: lo importante es el notición que le tienes reservado a tu esposa acerca del gramito de esa masa apestosa que, según el de los tennis, es tan nutritiva … ¿¡O mejor no?! ¿¡No te buscarás un problema por hacer el comentario?! ¿¡Qué le vas a decir a ése que según un papel es tu hijo de 13 años, cuando se te encare a porque repitas lo dicho para tomar nota?! No, olvídalo, y , coño, grita, grita: “¡Aruca, Aruca, Aruca!”
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