Por: Angélica Mora
Florida
Apuntes de una Periodista
Nunca voy a mirar el gladiolo como antes, en que era una flor hermosa más en mi jardín.
Hoy es para mí -y millones- la representación de la lucha por la libertad y los derechos humanos en Cuba.
Llevarla en alto, en las pacíficas caminatas, es de por sí un acto tan valiente que eriza la piel del más indiferente.
Enarbolarla como un fusil, en batallas de voluntades frente al Sistema es un acto, que quien no conoce a las Damas de Blanco, pensaría que todas han perdido el juicio.
Pero, como la flor de Lis, que fue símbolo de religión y nobleza, el gladiolo es hoy en Cuba una figura emblemática y en cada uno de sus pétalos hay un significado de fe y amor, incomprensibles para los indiferentes.
Es así como esta flor, que nace de una semilla pequeña y dura, se ha transformado en un símbolo en lo alto de los brazos de las mujeres en Cuba, que piden por la libertad de sus seres queridos.
Las incansables caminatas de las Damas de Blanco se han ganado el respeto del mundo y éste debería hacer más presión para que sus ruegos sean cumplidos.
Sin embargo, sabemos que no hay peor ciego que el que no quiere ver y el Régimen de La Habana ha cerrado sus ojos a la realidad y ha sellado sus oídos a las súplicas por más de cinco décadas y por eso es difícil que cambie ahora, frente al pedido de estas mujeres.
Será la Revolución de los Gladiolos -como la tituló Oswaldo Yáñez en La Habana- que pese a su aparente fragilidad la que tendrá que ganar a esa otra revolución, que ha robado tantas vidas y el futuro de todo un pueblo.
La lucha se ha transformado y no es sólo por los presos en las cárceles que se batalla ahora. Hoy se encuentra involucrada la presión para todo un cambio de la mentalidad del gobierno de Cuba.
Posted by Angélica Mora at 6:28 PM
No hay comentarios:
Publicar un comentario