SAN JOSÉ, 31 marzo 2010 (AFP) – El fenómeno climatológico El Niño dejó en el sector agropecuario centroamericano 70 millones de dólares en pérdidas, según un informe elaborado por la Organización de la Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
opinan los foristas
Dicho informe, difundido este miércoles y elaborado para el Consejo Agropecuario Centroamericano (CAC), que reúne a los ministros de Agricultura de la región, señala que pese a los daños el Niño fue en esta ocasión “moderado”.
El Niño ocurre cuando las aguas superficiales en la parte oriental del Océano Pacífico Ecuatorial son más cálidas de lo normal durante meses, ocasionando un comportamiento anómalo del océano que repercute de manera directa en el clima en diversas partes del mundo.
En América Central, el fenómeno se inició en junio 2009 con una temporada lluviosa irregular con precipitaciones inferiores a la media y una temporada seca más intensa y prolongada.
Según los pronósticos, entre abril y junio de 2010 las temperaturas de las aguas superficiales en el Pacífico Ecuatorial tenderán a normalizarse.
En la mayoría de los países centroamericanos, las precipitaciones mostraron disminuciones importantes a partir de junio 2009, extendiéndose hasta finales de la estación lluviosa, lo que repercutió sobre todo en la producción de granos básicos y el caudal de los ríos.
Las áreas más afectadas fueron las ubicadas dentro del denominado Corredor Seco Centroamericano, donde pequeños productores han visto amenazada su seguridad alimentaria, según el informe divulgado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
Los gobiernos de la región han puesto en marcha una serie de iniciativas conjuntas con el fin de adaptar el sector agropecuario al cambio climático.
Desde 2008, los ministros de Agricultura implementaron la Política Agrícola Centroamericana (PACA) y para 2009, en conjunto con los ministros de Salud de la región, pusieron en marcha la Estrategia Regional Agroambiental y de Salud (ERAS).
Recientemente se aprobó además la Estrategia de Desarrollo Rural Territorial (ECADERT), con la que se pretende reforzar los marcos regulatorios y disminuir la vulnerabilidad del sector agrícola ante las amenazas naturales.
No obstante, el informe asegura que es necesario fortalecer o implementar políticas nacionales en el campo de la gestión de riesgos.
“Esta sea probablemente una de las razones por las cuales los niveles de preparación ante amenazas climáticas todavía no son suficientes para disminuir sus impactos”, dice el informe.
Los autores del informe recomiendan “implementar un programa más agresivo de cosecha de agua y crear reservorios en las zonas más afectadas por la disminución en las precipitaciones”, lo que permitirá el almacenamiento para atender situaciones críticas durante el período seco.
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