domingo, 21 de marzo de 2010
Heinz Dieterich: No hay esfuerzo serio para concebir una economía poscapitalista
Heinz Dieterich. Foto archivo
ND.- El periodista Vladimir Villegas publicó este domingo en El Nacional una entrevista a Heinz Dieterich, quien fue cercano colaborador de Hugo Chávez y creador del concepto de Socialismo del Siglo XXI.
Hoy en día, Dieterich no lanza flores al “proceso”.
“La política del Presidente no ha construido institución alguna que se pueda llamar del socialismo del siglo XXI ni ha hecho un esfuerzo serio de crear la conciencia sobre la transición a este concepto”, dice Dieterich. El analista asegura además que el presidente no ha hecho esfuerzo por explicar el concepto, citando una encuesta de 2009 donde se asegura que al 70% de la población no “se le había explicado qué es democracia participativa ni socialismo del siglo XXI.”
opinan los foristas
Dieterich criticó también la salida del ministro Eduardo Samán del gobierno, “el único ministro socialista y revolucionario que ha habido en el proceso bolivariano”
A continuación la entrevista con Dieterich:
Heinz Dieterich, creador del concepto que identifica el proceso político venezolano como socialismo del siglo XXI, se considera amigo del presidente Chávez, lo invita a reflexionar sobre su desempeño como jefe del Estado y le advierte sobre los peligros que lo acechan.
Identifica dos decisiones fundamentales que, a su juicio, marcan el momento político. La primera es el despido, sin explicación, de Eduardo Samán, “el único ministro socialista y revolucionario que ha habido en el proceso bolivariano”; y la segunda, la carta de Henri Falcón al mandatario y su salida del PSUV hacia PPT.
Ambos hechos constituyen un viraje en el proceso bolivariano, cuyo modelo entra hoy en crisis.
–¿Es la crisis del gobierno o la del socialismo del siglo XXI? –La política del Presidente no ha construido institución alguna que se pueda llamar del socialismo del siglo XXI ni ha hecho un esfuerzo serio de crear la conciencia sobre la transición a este concepto.
Recordó que en 2009 se hizo una encuesta, de acuerdo con la cual 70% de los ciudadanos sentía que no se le había explicado qué es democracia participativa ni socialismo del siglo XXI.
“La gente no puede abrazar algo que no conoce. La política económica ha sido keynesiana y tipo Perón en su momento, pero no ha habido una política típica del socialismo del siglo XXI en la economía”.
–¿Qué elementos pueden encontrarse en el gobierno que apunten hacia el socialismo del siglo XXI y que lo diferencie de los anteriores? –Ninguno. No hay esfuerzo serio para concebir una economía poscapitalista. Nada de lo que se ha hecho en Venezuela es diferente de lo de los mercados en Europa. Los programas sociales son muy positivos, pero nada de esto es socialista.
–¿Se trata de una farsa? –Cuando el Presidente usó el concepto de socialismo del siglo XXI, en el Foro Social Mundial en 2005, tenía la intención de explorar esa nueva vía. Y en algún momento se rompió la voluntad de crear la transición hacia una sociedad poscapitalista.
Dieterich considera que el discurso anticapitalista de Chávez no tiene aval alguno en los hechos. “Y la consecuencia lógica de esto es la banalización del concepto, y lleva a que cada vez más gente lo rechace”.
–La oposición habla mucho de que Venezuela se está cubanizando, y teme que este modelo sea una repetición de las cosas malas del viejo socialismo.
–Ante los primeros síntomas de la crisis de 2008, luego de perder el referéndum constitucional, el Presidente creyó que lo que faltaba era una mayor centralización del poder.
Lo que faltaba era supervisión en la ejecución de la política.
Pero remediar esto mediante la centralización fue la conclusión equivocada. No puedes copiar elementos de centralización de la economía cubana, porque las condiciones de ese país son diferentes.
El caso Falcón –¿El paso dado por el gobernador del estado Lara fue el adecuado? –Todo personaje público tiene que actuar conforme con su conciencia. Y el criterio para actuar éticamente es, por una parte, la legalidad; pero, por otra, la moralidad y las luces, como decía Simón Bolívar. Por tanto, si un funcionario piensa que el modelo de gobierno genera desastres, si ve que viaja en un Titanic y el capitán no ve el iceberg, está obligado a expresarse públicamente y a asumir su responsabilidad.
Siento que Henri Falcón lo ha hecho. Eso es un acto de civismo y de valor.
–¿El Presidente tiene un iceberg cerca o lejos? –Lo tiene mucho más cerca de lo que admite en discusiones públicas. Por una parte, subestima el peligro; y, por la otra, hay ansiedad frente al creciente desorden del sistema de gobierno. El iceberg tiene por base el bloque electoral de apoyo a la derecha, que gira en torno a 40%. Si a esto se agrega una crisis coyuntural fuerte, el apoyo al Presidente puede caer significativamente y el país podría volverse ingobernable. La sociedad está dividida en dos grandes bloques.
Eso es absolutamente inestable frente a cualquier crisis coyuntural. El desenlace de esa crisis puede ser problemas en la calle, dinámicas en el Parlamento o una desobediencia en sectores militares.
–Pero Chávez afirma que tiene el control de la Fuerza Armada.
–Dos meses antes del golpe de abril, importantes funcionarios, desde el ministro de la Defensa, la vicepresidenta Adina Bastidas y hasta el propio Presidente, dijeron que no había peligro. Le hice un análisis a Bastidas y a su equipo. Les decía que el golpe vendría en cuatro o cinco meses. Ella dijo que era imposible, porque Washington no lo quería. Y después hice esa exposición ante el Presidente. Él me dijo que no podía haber golpe porque los militares son sus hermanos de la Escuela Militar. ¿Si antes del primer golpe no vieron que había ese peligro, qué garantías hay de que hoy evalúen adecuadamente la situación? –El cuadro parece distinto al de 2002.
–Los organismos de inteligencia son mucho más eficientes que en aquel entonces, pero eso no elimina el peligro.
–¿Hay una conspiración, o la oposición está trabajando realmente por las elecciones? –Estados Unidos siempre actúa en dos o tres escenarios de manera paralela, y uno siempre es la llamada revolución naranja, puesta en práctica en Europa Oriental.
Financias y movilizas la gente, viene la elección y pierde el Presidente. El otro es un conflicto militar a través de Uribe-Santos, que es un peligro muy real. Y en ambos se necesita una red interna.
Modelo funcional –¿Qué debe hacer el Ejecutivo para recuperar el camino a la realización de un gobierno eficiente? –Chávez debería reflexionar en torno a si el modelo de gobierno que le resultó exitoso de 2003 a 2008 hoy es funcional. A mi juicio, es infuncional.
–¿Las rectificaciones que se requieren están hacia la izquierda, el centro o la derecha? –La mayoría de los venezolanos reconoce que el gobierno ha aportado cosas positivas. La reacción lógica de la gente es querer conservar esta situación. La gente tiene que percibir al Presidente como el garante, el sujeto de su futuro con paz interna y externa, con democracia real y prosperidad. Hay fisuras en esa percepción. Cuando la gente deje de creer en eso va a buscar otra fuerza política. Por ahora no la ve porque los partidos de la derecha no son creíbles y el golpismo menos.
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