sábado, 20 de marzo de 2010

HOY EN EL CALENDARIO CUBANO 20 DE MARZO


Castillo de la Real Fuerza, la más antigua de las fortalezas de La Habana


• Santos católicos que celebran su día el 20 de marzo:

- En el Almanaque Cubano de 1921:

San Ambrosio de Sena y Santas Eufemia y Alejandra, mártires

- En el Almanaque Campesino de 1946:

Santos Niceto, Ambrosio de Sena y Santas Eufemia y Alejandra, mártir


El 20 de marzo en la Historia de Cuba

• 1896 -

- Tropas españolas atacaron a las patriotas del general Antonio Maceo que estaban acampados en la loma Rubí, del grupo de Las Animas, en Cabañas, Pinar del Río.


• 1876 -

- La Cámara en la Matilde de Simoni, Camagüey.

Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 165-166 nos describe los acontecimientos del 20 de marzo de 1876 en la Historia de Cuba:

“La Cámara de Representantes de Cuba libre existió a través de nueve años entre resplandores de victoria y decaimientos desconsoladores. Recesos tuvo que eclipsaron su vida. Actitudes adoptó de concierto con el carácter, que la Constitución le atribuía, de más preponderante de los poderes de la República. Entre sus componentes figuraron casi todos los grandes varones de la insurrección de 1868. Su historia quedó hecha de sueños, riesgos y sacrificios.

“El último período brillante de la Cámara fue aquel que se inició poco antes de ocupar la presidencia de la República Tomás Estrada Palma. En el primer trimestre de 1876 integraban el Legislativo Miguel Bravo Sentíes, Pablo Beola, Fernando Figueredo Socarrás, José Enríquez Collazo, Salvador Cisneros y Betancourt, Antonio Aquílar Varona, Miguel Betancourt, Francisco Sánchez Betancourt, Juan Bautista Spotorno, Eduardo Machado, Marcos García, Manuel Pina, Francisco La Rúa, José Aurelio Pérez, Luis Victoriano Betancourt y Federico Betancourt.

“En la Matilde de Simoni, en territorio camagüeyano, se reunió la Cámara en 20 de marzo de 1876. Todos sus componentes, al quedar de nuevo en marcha el Poder Legislativo, usaron de la palabra. Estaban animados de excelentes deseos y mucha fe. Quisieron trasmitirse entre sí los generosos arranques de sus corazones. De los discursos entonces pronunciados, uno muy hermoso llegó a la posteridad: el de Francisco La Rúa, diputado por Occidente. Manifestó que se consideraba en el caso de mostrar su programa, enseñar el color de su bandera y proclamar sus principios.

“"Son éstos -aseveró el animoso representante- los republicanos, que amé toda la vida y por los que recibiré dichoso la muerte. Soy ciego obediente de aquella acta constitucional que el 10 de abril de 1869 nos colocó en el rango de hombres libres. Me uniré, sin embargo, a aquellos de vosotros que, razonándola, propongan a esta Cámara la enmienda de sus artículos, cuando las necesidades del país así lo exijan. Me uniré también a los representantes del pueblo que en defensa de éste se levanten para reprimir y castigar la violación del acta sagrada, por alto que sea el asiento de donde parta aquélla. Constituyen mi programa: el orden, la unión, la disciplina en ese pueblo-ejército que combate hoy sin descanso para descansar mañana victorioso. El color de mi bandera será aquel que simbolice la única y constante aspiración de nuestro pueblo: su absoluta independencia; y, aunque débiles, se dirigirán mis esfuerzos a que nuestras leyes tiendan constantemente al engrandecimiento moral del ciudadano y al diario perfeccionamiento del soldado."

“La Rúa dijo más: dijo que la Cámara, formada sobre los sufrimientos del pasado y los triunfos del porvenir, tenía el pasado por estudio y el porvenir por tarea. Y deseaba que sus sesiones, celebradas bajo el estruendo de las armas, pudieran acompañarse muy pronto del entusiasta clamoreo de un pueblo soberano.”


• 1565 -

- Pedro Menéndez de Avilés Adelantado de la Florida.

- De “Historia Documentada de San Cristóbal de La Habana en el Siglo XVI: Basada en los documentos originales existentes en el Archivo General de Indias en Sevilla” Tomo I, por Irene A. Wright, Imprenta El Siglo XX, República. de Brasil 27, La Habana, editada en 1939, páginas 49-51.

“El consejo de Indias, afrontando la situación en todo su alcance, recordó al rey que por medio del papa tenía un derecho divino al país que los herejes franceses osaban ocupar, y del cual los españoles habían tomado posesión formal para él hacía mucho tiempo, aunque desgraciadamente no encontraba el consejo fácilmente toda la documentación correspondiente, y le incitaba a expulsar a los invasores antes de que, echando raíces profundas, como harían si se les dejaba, podrían luego lograr la ruina de España y perdición de la verdadera religión en todo el Nuevo Mundo.

“De conformidad con estas razones, en 20 de Marzo de 1565, se nombró a Pedro Menéndez de Avilés adelantado de la Florida; también fue comisionado capitán general de la armada para la guarda de las costas y puertos de Indias. Su misión era limpiar de franceses no sólo las tierras sino también-deseo suyo desde largo tiempo- las aguas circundantes de las colonias españolas del Mar Caribe, para que los súbditos de su muy católica majestad, residentes en ellas, y los que navegaban entre las indias y España, tuvieran fuera de todo peligro su vida, bien defendida la propiedad, y a salvo de dañosa contaminación la parte espiritual. Encarnaba Menéndez la determinación de España de ejecutar por la fuerza las impracticables leyes promulgadas para hacer del hemisferio occidental el monopolio religioso del catolicismo, el monopolio político de la corona de España, y el monopolio económico del puerto de Sevilla. Por tierra logró Menéndez ciertos éxitos; por mar fracasó, porque para cumplir su misión en la parte económica, era poca la ciencia de su tiempo.

“Pedro Menéndez era un buen marinero, un buen español, y un buen católico. Era hábil y valiente en su profesión, leal a su rey y a sus propósitos, incapaz de dejarse sobornar por amigos ni enemigos, y fanático religioso. Estaba muy imbuido por el espíritu de su pueblo y de su época. Cumplió su deber honradamente, según su leal saber y entender, y siempre entre los suyos se portó como hombre superior, digno de mando, dispensando justicia en la tierra y en, el mar con mano dura, pero no sin tener en cuenta la equidad tal como él la comprendía. Durante largos años entraba y salía de los puertos de Cuba, aumentando su poder, y llegando a ser un portento para todos los que se le oponían. Era la figura dominante de una década: aquí arribaba hoy zarpaba mañana, perro seguro siempre de volver. Comprometió corazón, alma y manos en su empeño de extirpar los franceses del Nuevo Mundo, apartando con ello la amenaza que con razón estimaba que constituía allí para la corona de España; y tenía también otro empeño secundario: establecer después colonias españolas donde habían estado las francesas.”

- 8 septiembre de 1565 en el Calendario USA: Pedro Menéndez de Avilés funda el asiento de San Agustín en la Florida - Colonización Europea de los Estados Unidos de América.

- El 24 de octubre de 1567 Pedro Menéndez de Avilés fue nombrado Gobernador de Cuba.


• 1538 -

- El primer Castillo de la Real Fuerza, la Fortaleza más antigua de La Habana.

-Emilio Roig de Leuchsenring en “Cuba en la Mano” por Arnelio González, La Habana, 1940, página 574:

“El año de 1537 sufrió La Habana el primero, y muy desastroso asalto, de los corsarios franceses. Uno de éstos permaneció anclado en el puerto durante tres horas, observando los buques españoles que en él se encontraban, y los que, al retirarse rumbo al Mariel, lo persiguieron y combatieron, con suerte adversa, pues el francés quemó dos y se llevó otro, no sin antes asaltar, saquear y quemar la villa. Es posible que en este incendio se perdieran, total o parcialmente, los Libros de Actas existentes hasta esa fecha.

“En 1538 otro francés, que había sido ahuyentado de Santiago por Diego Pérez, con su navío “La Magdalena”, se posesionó de La Habana durante quince días, quemando un bajel, saqueando el poblado, haciendo huir a sus moradores y llevándose las campanas de la iglesia.

“Jean Francois de la Roque, señor de Roberval, que ostentaba el cargo de Teniente General del Canadá, otorgado por Francisco I, de Francia, y a quien los españoles conocían por Roberto Baol, atacó en 1543 con cuatro galeotas La Habana, anclando sus embarcaciones frente a La Punta, y desembarcó su gente por la caleta de San Lázaro; pero los vecinos de la villa se armaron, logrando rechazar a los invasores con el auxilio de los fuegos de la primitiva fortaleza construida por Aceituno, reembarcando los piratas sin realizar daño alguno, y con pérdida de más de quince hombres.”

-Continua Emilio Roig de Leuchsenring en “Cuba en la Mano” por Arnelio González, La Habana, 1940, página 576:

“Como ya hemos visto, desde los primeros tiempos de la colonización española, una de las más graves preocupaciones de los gobernantes de Cuba, y de los propios monarcas, fue la de los daños enormes que causaban, principalmente en las poblaciones marítimas, los frecuentes asaltos y saqueos de los piratas y corsarios y los ataques de las flotas pertenecientes a naciones en guerra con España. Pero las medidas para precaverse de estos daños, a pesar de la gravedad e importancia de los mismos, tardaron muchos años en adoptarse, como todo cuanto tocaba a resolver al gobierno de la metrópoli en relación a sus colonias de Indias, y fueron objeto de largas y a veces enconadas polémicas.

“A ello se debe que la Corona no se decidiese a fortificar esta villa, sino hasta después de haberse realizado, como ya hemos visto, los desastrosos ataques, tomas y saqueos de La Habana de los años 1537 y 1538.

“Fue ante estos acontecimientos desgraciados que el 20 de marzo de ese último año la Reina encomendó al Adelantado don Hernando de Soto, gobernador de la Isla, la construcción de una fortaleza en La Habana, de cuya obra quedó hecho cargo el vecino de Santiago Mateo Aceituno, dejándola terminada en 12 de marzo de 1540. El asalto y toma de La Habana por el corsario Jacques de Sores, en 1555, ya referido, sirvió para comprobar lo inadecuada que era para la defensa de la villa esa primitiva fortaleza, pues no obstante la tenaz y heroica resistencia que hizo su alcaide Juan de Lobera, fue obligado a rendirse, quedando aquella prácticamente destruida, pues en 1565 el gobernador García Osorio la encontró en tan pésimos condiciones, que era utilizada como corral para guardar el ganado que se destinaba al sacrificio, con sólo un terrapleno sobre lo boca del puerto y cuatro piezas de bronce, más otras cuatro que dicho Gobernador colocó.”

- Nota: El ataque a La Habana por Jacques de Sores fue el 10 de julio de 1555.

- Nota: El actual Castillo de la Real Fuerza se ordenó construir el 9 de febrero de 1556.


- De “Historia Documentada de San Cristóbal de La Habana en el Siglo XVI: Basada en los documentos originales existentes en el Archivo General de Indias en Sevilla” Tomo I, por Irene A. Wright, Imprenta El Siglo XX, República de Brasil 27, La Habana, editada en 1939, páginas 14-17.

“Antes que el capitán de Soto saliera de España, se había decidido construir una fortaleza en la Habana para proteger el puerto y el comercio marítimo, y el adelantado debía ser el encargado de la obra. En 20 de Marzo de 1538 las autoridades de Sevilla recibieron orden de informarse del sitio conveniente, consultando al efecto a personas que hubieran estado en la Habana. Con especial empeño se recomendó que se evitara que la fortaleza quedase dominada por un cerro que, según los documentos de la época, estaba "cerca del puerto". Las autoridades de Sevilla tenían que comunicar a de Soto sus impresiones formuladas después de las consultas, y si el consideraba necesario llevar consigo un maestro de obras y materiales, habían de proveerle de todo ello, informando a la corona. En esta misma fecha a de Soto le dieron las instrucciones correspondientes: que en la Habana se construiría una fortaleza, que el se encargaría de la obra, y que los oficiales reales de Cuba le suministrarían el dinero necesario. El debía tomar en consideración el informe de Sevilla. Existía la duda si sería más conveniente construir, en lugar de la fortaleza, "un cortijo a manera de ciudadela en el morro", para que se recogiesen allí los moradores que hubiera. De decidirse en favor de la fortaleza en la población mejor que en el Morro, había de Soto de ajustarse a "una traca" que le fue suministrado. Es de presumir que el adelantado no tuvo tiempo de tomar una determinación en este asunto, pues se hizo a la vela en el mes siguiente; tal vez era ya tan tarde que ni se le pudo consultar, pues las autoridades de Sevilla, contestando a la corona sobre el punto indicado, decían que habían escrito a ele Soto para que informara con respecto al puerto y sitio quo él creyera adecuado para la fortaleza, y para que enviase un diseño de las cercanías. El rey expresó deseos de ver este dibujo cuando llegase.

“Tan pronto como de Soto desembarcó en Santiago, exigió cuatro mil pesos "de oro" a los oficiales reales de la isla, para comprar una docena de esclavos negros y otras cosas necesarias liara comenzar la obra de la fortaleza de la Habana. A Santiago ce Cuba no le agradó que la Habana tuviera fortaleza, y el cabildo inmediatamente rogó a la corona que se construyera allí, para defender su puerto de los franceses, estimando que Santiago de Cuba (y no la Habana) "es lo que ha de permanecer en esta isla."

“Los oficiales reales de la isla que recibieron la cédula fechada en 20 de Marzo de 1538, la interpretaron como una orden de entregar a de Soto el dinero que dijera necesitar para la fortaleza de la Habana. Cuando les pidió cuatro mil pesos, le entregaron reaciamente tres mil, y al informar a la corona de lo que habían hecho, preguntaron cuánto más debieran facilitarle, insinuando entonces, como más tarde lo dijo claramente el tesorero, Lope de Hurtado, que el dinero no se iba a aplicar honradamente a la obra a que estaba destinado. También propusieron, ya que ellos no podían ir a la Habana a tomar cuentas de los gastos, que se ordenara al cabildo, justicia y regimiento de la Habana encargarse de ello. En contestación, la corona manifestó que no les había mandado entregar dinero alguno a de Soto, sino que gastasen en una fortaleza en la Habana lo que él consideraba necesario. Y eran requeridos para que en lo sucesivo leyeran las cédulas con más inteligencia. El rey estaba "maravillado" de que no hubieran apercibido la intención real, y les advirtió de que otro error por el estilo sería subsanado a su costa. Hurtado, siempre desconfiado, dijo que de Soto había persuadido al factor Hernando de Castro a que le entregase el dinero con la concesión de veinte encomendados. En Enero de 1539 decía el tesorero que la fortaleza costaría dos mil pesos y que la obra no empezaría antes de un año.

“La corona mandó a Gonzalo de Guzmán que diera a de Soto su opinión sobre la fortaleza de la Habana, pero es evidente que antes de que llegara la orden a manos de Guzmán, de Soto había partido de Santiago de Cuba. Guzmán informó a la corona en 28 de Agosto de 1539 que tenía entendido que después de San Juan habían abierto los cimientos. También dijo que el retraso que sufrió la obra desde Navidad de 1538 hasta Junio de 1539 tal vez se debiera a la escasez de buenos obreros en la Habana, pero no a escasez de fondos porque, como añadió maliciosamente Guzmán, cuando de Soto abandonó a Santiago de Cuba se llevó consigo el dinero.

“De Soto con su expedición embarcó en la Habana con dirección a la Florida en Mayo de 1539, para no volver jamás, dejando la obra de la fortaleza a Francisco Aceituno, antiguo vecino de Santiago de Cuba, con un sueldo de cien mil maravedis al año. Este la construyó en siete meses, o a lo menos así nos lo refiere, quedando la fortaleza en 12 de Marzo de 1540 "acabada y parase poder habitar y morar y fender y defender". Aceituno fue nombrado "alcaide y tenedor" de ella con un sueldo de setenta y cinco mil maravedís al año.”

- Nota: Ataques piratas y la primera Flota armada enviada a la Indias anunció su llegada a Cuba por cédula del 12 de mayo de 1537.

- Nota: Hernando de Soto fue nombrado Gobernador de Cuba y Adelantado de la Florida el 4 de mayo de 1537.

- Nota: Hernando de Soto llegó a la Florida el 30 de mayo de 1539; en el Calendario USA.


- Real Cédula del 20 de marzo de 1538:

De “Historia Documentada de San Cristóbal de La Habana en el Siglo XVI: Basada en los documentos originales existentes en el Archivo General de Indias en Sevilla” Tomo I, por Irene A. Wright, Imprenta El Siglo XX, República de Brasil 27, La Habana, editada en 1939, página 184.

“Archivo General de Indias

“Sevilla

“Estante 79. -Cajón 4. - Legajo 2. - L. 4. -F. 113 v.

“La Reyna.

“A. de Soto.

“Sobre lo de la fortaleza de la habana.

“Adelantado don hernando de Soto nuestro gouernador de la ysla de cuba y de la prouincia florida sabed que yo he mandado hacer vna fortaleza en la habana ques en la dicha ysla de cuba asi para guarda della como para amparo y defensa de los nauios que van y vienen a las yndias y confiando de vuestra persona y del celo que teneis a nuestro seruicio he acordado de os encomendar la labor de la dicha fortaleza / y he mandado escreuir a los nuestros oficiales de la dicha ysla que prouean de lo necesario para ello y ansi mismo a los nuestros oficiales de Sevilla / que si pidieredes algund maestro o materiales destos Reynos lo prouean de nuestra hazienda por ende yo vos encargo y mando que como cosa ynportante a los dichos effetos entendais asi en lo que se ouiere de proueer / en esa cibdad como en la dicha ysla de manera que con toda breuedad se haga la dicha fortaleza / y porque yo escriuo / a los dichos officiales de sevilla que se ynformen si seria cosa mas conviniente hazer en lugar de la dicha fortaleza / vn cortijo a manera de cibdadela en el morro que esta cerca del puerto do se Recogesen o poblasen los moradores que alli hoviese / vereys la ynformacion y parecer que desto se hoviere y escogendo lo mas seguro y menos costoso aquello porneys por obra y en caso que a ellos y a vos parezca que conviene hazer fortaleza con la presente os mando enbiar vna traga / para que conforme a ella se haga y sienpre nos avisareys del estado en que estoviere la dicha fortaleza o cortijo fecha en la villa de valladolid a veinte dias del mes de marco de mill e quinientos y treinta y ocho años yo la Reyna Refrendada de Joan vazquez y señalada de conde y beltran y carvajal y bernal y velazquez.”

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