domingo, 21 de marzo de 2010

HOY EN EL CALENDARIO CUBANO 21 DE MARZO



Mono en Santiago de Cuba
El Mono de Java en las postalitas del Zoológico
Los Monos del Viejo Mundo en los Primates


• Santos católicos que celebran su día el 21 de marzo:

- En el Almanaque Cubano de 1921:

Santos Benito, fundador, Filemón y Federico, mártires

- En el Almanaque Campesino de 1946:

Santos Benito, Ab., Filemón y Federico, mártires y Santa Fabiola


El 21 de marzo en la Historia de Cuba

• 1834 -

- Nuevas Armas del Absolutismo.

Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 167-168 nos describe los acontecimientos del 21 de marzo de 1834 en la Historia de Cuba:

“España se halló ciega casi siempre en presencia de sus problemas de Ultramar. Poco le enseñó la experiencia. Poco le aconsejó el espíritu de conservación propia. Poco tuvo en cuenta para retroceder en el camino de injusticias y vilipendios en que la metieron ofuscados políticos y malos gobernantes.

“La Metrópoli trató de revestir el cargo de Capitán General de facultades omnímodas. En tiempos de Francisco Dionisio Vives, bajo el régimen absolutista impuesto por Fernando VII, fueron conferidas a la suprema autoridad de Cuba atribuciones propias de gobernadores de plazas sitiadas. Pero ni aun por eso se sintió tranquila y satisfecha la reacción. Poco llegó a importar que en la Península el liberalismo, a la muerte de Fernando VII, se considerase con fuerza y decisión bastantes para exigir y obtener franquicias y derechos, pues la Isla seguía siendo la víctima propiciatoria de los arrebatos de hombres cuyos cerebros se nublaban ante ideas nuevas.

“A despecho de toda buena razón y sin oír dictamen alguno, en 21 de marzo de 1834 el ministro de la Guerra de España, Antonio Ramón Zarco del Valle y Huet, natural de La Habana, no tuvo empacho en dar aun mayor amplitud al absolutismo erigido en regla jurídica desde poco después de la caída del régimen constitucional. El Ministro, reaccionario respecto de la suerte de su tierra nativa, autorizó al Capitán General para que pudiese suspender de sus destinos y expulsar del país a las personas que comprometiesen la seguridad y firmeza del Gobierno. Quiso sin duda, dictando medida de tanta importancia, hacer absolutamente imposible hasta el más ligero asomo de cuanto no fuese vil sometimiento al opresor.

“Miguel Tacón manejó aquel resorte coercitivo. Las consecuencias de la disposición del Ministerio de la Guerra tuvieron que verse inmediatamente. El Capitán General usó de la exagerada atribución a su gusto y antojo. No fue preciso mezclarse en movimiento de marcado liberalismo -un alarde de liberalismo, y no aspiración separatista, resultó la jura de la Constitución en Santiago de Cuba- para caer dentro del draconiano procedimiento cuya aplicación se confió a la primera autoridad de la Isla. Hablar de alguna manera, por cuidadosa que fuera, en sentido desfavorable al Gobierno constituía motivo para ser expulsado del país. Llegó pronto a ser imposible hasta la emisión de juicios personales en el seno de simples tertulias. La prensa periódica permanecía muda, sin manifestar cosa alguna en relación con los fines primordiales de su existencia. Con las nuevas armas que le deparó Zarco del Valle en 21 de marzo de 1834, el absolutismo no tardó en poner colmo a sus desmanes.”

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