miércoles, 17 de marzo de 2010

NICOLAS PEREZ DIAZ-ARGÜELLES: El drama cubano



By NICOLAS PEREZ DIAZ-ARGÜELLES

Hay una calaña de seres humanos que provocan más indignación que comunistas o fascistas, son los que bajo el manto de la democracia y el amor a la libertad, por intereses políticos o económicos, son cómplices de asesinatos totalitarios, miran hacia otro lado cuando se pisotean los derechos humanos, callan ante injusticias, y dan madera, clavos y coronas de espinas, para que los dictadores crucifiquen a los Cristos.

Es fácil de entender por qué América Latina condenó con energía a Augusto Pinochet y el resto de sus dictadores. ¿Pero por qué razón no tocan ni con el pétalo de una rosa al castrismo? ¿Existen tiranías buenas y malas? ¿Por qué ese apoyo a Castro de social demócratas como Luiz Inácio Lula da Silva, Miguel Angel Moratinos, José Miguel Insulza y otros animales de la raza humana?

Sectores de la comunidad internacional han cruzado la línea del error y están en la de la infamia. ¿Cómo acusar de mercenario a un hombre dispuesto a morir por sus ideas? ¿Alguien conoce un solo mercenario que haya muerto en una huelga de hambre y sed reclamando respeto por la condición humana?

El sistema castrista ha fracasado a rajatabla. En 1959 Cuba estaba entre los países con mayor per cápita de América Latina, y hoy es sólo superado en pobreza por Haití. Y la ventana que abre al mundo es el odio que siente hacia Washington, su plato fuerte que sirve al mundo frío y acompañado de una ración generosa de fusilamientos, la cárcel más larga y brutal de la historia de América, y como postre, un millón de exiliados. E increíble, el mundo se come este plato con deleite y un apetito insaciable. Antiimperialismo genial, porque explota el complejo de Edipo mal resuelto de América Latina con Estados Unidos.

Y como mientras más larga es la memoria para los agravios, más corto es el Padrenuestro para la grandeza, y más directo el camino hacia los errores, para muchos el Washington de hoy sigue siendo responsable de las venas abiertas de América Latina, abiertas en otro siglo y por otros hombres. Pero está el aquello de que ``si los padres comen uvas agraces, los hijos padecerán dentera'', y de punta de esquina, algo que da grima y asco, al negro albañil Orlando Zapata y al mulato psicólogo Guillermo Fariñas, de alguna forma turbia y oscura, los montaron en este tren quién sabe en cuál estación, y tienen que ver algo, según reacciones de cierta izquierda latinoamericana, con la política del Big Stick de Teodoro Roosevelt de 1901 y con la doctrina de James Monroe que se remonta al año 1823.

¿Qué está pasando en Cuba? No sé, pero es raro que antes en crisis más violentas el castrismo salía ileso de sus tropelías con maniobras como las del mago que saca un conejo de su sombrero de copa, y ahora se muestra torpe y acorralado. Quizás porque el mando está totalmente en manos de Raúl, que es un inepto, o el deterioro mental de Fidel Castro es más grave del que pensábamos.

¿Tres columnas inéditas de esta crisis?

Hubo una época en que para la izquierda mundial el castrismo era su orgullo y hoy es una deshonra, lo acaba de gritar Europa.

El pueblo de la isla pierde su virginidad y se entera de que existe una disidencia por la propia televisión castrista. Mucho malestar debe de haber en el pueblo cubano para que el gobierno haya tenido que defenderse públicamente por la acusación de un crimen político.

Ultima observación. Cuba repite actualmente sus más enraizadas vocaciones de destino: violencia institucional, el suicidio como arma de lucha (recordemos salvando distancias al indio Hatuey, José Martí, Eduardo Chibás y Hayde Santamaría). Y también el caso actual más significativo del eterno retorno de que nos hablaba Spengler: la raza negra tomando las riendas de la lucha. Ya ocurrió en nuestra guerra de independencia, la mayoría de los mambises eran negros, fuimos libres de España por el filo de los machetes de Antonio y José Maceo, Quintín Banderas, Martín Morúa Delgado, Juan Gualberto Gómez y otros, y las cadenas que les había arrancado Carlos Manuel de Céspedes a los esclavos el 10 de octubre de 1868 bajo el repique de las campanas de la Demajagua, se las volvieron a colocar al negro cubano el 20 de mayo de 1902 a la sombra de la primera intervención norteamericana. El negro fue estigmatizado durante la República, no justifiquemos nuestros errores. Pero en 1959 el castrismo eliminó el problema racial por decreto y el remedio fue peor que la enfermedad porque al racismo republicano se sumó la hipocresía castrista. Y si para justificarnos tuvimos nuestro Gastón Baquero, ellos tuvieron a su Juan Almeida.

hora esta etapa de la guerra por la libertad, como en 1895, la llevan adelante negros y mulatos: Orlando Zapata Tamayo, Guillermo Fariñas, Oscar Elías Biscet, Vladimiro Roca, Marta Beatriz Roque, René Gómez Manzano, Félix Bonne Carcassés, Darsi Ferrer, Jorge Luis García Pérez (Antúnez), Manuel Cuesta Morúa y otros, y como la labor del periodista es ponerle las banderillas al toro hago una última observación, el día que Cuba sea libre, ¿este conglomerado humano de ``gente de color'', como escuchaba decir de niño, pisoteado y burlado, se hará de nuevo a un lado para que nada cambie, o reclamará las posiciones cimeras en la dirección de Cuba y la historia, que le corresponde por derecho propio?

Nicop32000@yahoo.com

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